Tenía la costumbre de mirar al firmamento y leer sobre astronomía, soñando con la oportunidad de ver a alguna de ellas cerca: su vida giraba en torno a las estrellas, desde Beetlejuice hasta Sirio, desde las Pléyades hasta la mismísima Osa Mayor. Durante las noches se dedicaba a mirar y pensar en lo que le esperaba a futuro, maldecía todo lo posible a la gente que seguía contaminando el firmamento, imposibilitando su vista hacia las estrellas que tanto amaba. A veces se quedaba llorando hasta la mañana, entre las sábanas, con la ventana abierta.
Ahora, en el verano, se había cambiado a una de las ciudades menos pobladas de toda Corea del Sur, Boryeong, en un sector donde parecía que el mar eterno lo saludaría en cualquier parte, y cuya atracción principal era el Festival de Lodo que se organizaba cada verano del año. Estaba en un lugar tranquilo de la ciudad, en el área limítrofe, donde no había contaminación y se veía todo claro en la noche. Adoraba el ambiente lleno de árboles y el sonido del mar al finalmente acostarse, no podía evitar sonreír cada vez que cerraba los ojos, relajándose.
Cuando entró por primera vez a la tienda de conveniencia que quedaba a unas cuadras de su nuevo hogar, lo vió. Era tan brillante como las estrellas que veía en el cielo, y de inmediato pensó en una supernova explotando dentro de su pecho gracias a la impresión que le provocó el muchacho. No pudo evitar formar nervios desde lo más profundo de su corazón, sonrojándose y tropezando contra sus propios pies y los anaqueles. El pequeño cajero soltaba risitas desde su sitio, viendo alegrado su día gracias al fanático de las estrellas.
Ese día compró cereales, ramyun y leche de almendras. El cajero se atrevió a darle un guiño y, en respuesta, otro torpe guiño fue dado. Con su voz suave, el más bajito rió mientras el azabache salía de la tienda completamente avergonzado de sí mismo y de su nula habilidad por coquetar.
¿Será gay? Por supuesto que es gay, idiota, ¡te guiñó el ojo! se reprochaba a sí mismo mientras caminaba de vuelta a su hogar, arrastrando los pies en señal de estar pensando arduamente. Con frecuencia el muchacho se olvidaba de sus habilidades sociales, por lo que aquel encuentro le provocó mucha ansiedad e inseguridad, aunque la sensación cálida de su pecho aún persistía con fuerza, provocándole una tímida sonrisa al finalizar su recorrido y abrir la puerta de su casa, sintiéndose a salvo de nuevo.
Apenas tocó el viejo escritorio que había acomodado el día anterior en su cuarto, abrió uno de sus cuadernos y se puso a escribir e investigar a fondo sobre las constelaciones más bellas a su parecer, las lejanas, cercanas, las de estrellas más brillantes y de tonalidades más diversas. Sonreía con cada hallazgo, sintiendo a su niño interior brillar fuertemente cuando leía las descripciones más alocadas de su propio cuaderno.
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— Por supuesto, que soy gay; a ver, mírame a los ojos y dime que soy heterosexual. — amenazó el rubio, mirándolo a los ojos e inclinándose sobre la mesa baja.— Como que me llamo Park JiMin te juro que soy el más gay de todo Boryeong.
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BELLEZA ESPACIAL 𐙚 干支 . GGUKMIN.
Fiksi PenggemarSi Jimin fuera una constelación, sería Libra. ⋆.˚ ✨ ᝰ.ᐟ No copiar ni plagiar. Para mi besti(a) Vaneli @llantodemiel. © azucarestelar 2020.