(Inspirado en la leyenda de griega que narra cómo la Ninfa Clytie se enamoró del Dios Apolo; pero no es la leyenda)
Hace muchos años un joven de mirada dulce pero expresión seria, caminaba tranquilamente por los campos aledaños a su hogar, una pequeña y modesta casita de madera con apenas lo necesario para una persona.
Era apenas un adolescente cuando huyó del mundo para refugiarse en ese campo. Sin familia y sin muchos amigos, no había nada que lo atara aquella vida.
Aprendió, entre los bellos campos, a ser alguien independiente y desprendido de los bienes materiales; encontrando la belleza en las cosas más simples.En su campo había todo tipo de frutas y verduras, así como muchísimas flores diferentes; era alguien feliz disfrutando solo de la compañía que le brindaba su fiel compañera, el sol junto con la naturaleza.
De pronto, un día, justo mientras el sol se metía entre las montañas algo cayó en los campos. El joven camino hasta donde vio impactar el objeto extraño. De manera sigilosa y algo temerosa se fue aproximando sin prisa y buscando con apenas a luz visible de su vela.
Diviso un bulto que parecía irradiar luz propia, este se fue haciendo más visible mostrando su verdadera forma; era un hombre alto, de piel clara con cabellos castaños. Estaba desnudo y su piel irradiaba un calor apenas soportable que poco a poco disminuía hasta ser calidez.
El joven, se apañó de todas sus fuerzas y se llevó consigo al hombre hasta su pequeño hogar. Lo recostó en su cama para cubrirlo con una manta que lo protegiera de la fría noche; velo los sueños de aquel extraño ser hasta que debía comenzar a salir el sol... extraño fue que aunque el hombre despertó, el sol no se asomó.
—hola— hablo el joven al extraño—¿como te sientes?
—¿dónde estoy?— pregunto mirando a su alrededor.
—estás en mi casa, ayer apareciste en mis campos inconsciente— explicó.
—debí desear con muchas ganas el poder seguir contemplándote como para caer del cielo— comentó en voz alta que al notar el rubor del joven, su cara comenzó a arder.
—¿dices que caíste del cielo?— pregunto intentando cambiar un poco el tema.
—yo soy el sol— le dijo serio pero el joven lo miro extraño.
—¿el sol? Pero si luces como un hombre— le contesto.
—no se que ha sucedido pero te puedo asegurar que soy él sol. Mi presencia frente a ti, es el motivo porque cual no estoy en el cielo sobre ti.
Sonaba loco, pero eso explicaría el hecho del que el sol no haya salido.
—¿entonces te encuentras bien?—
—así es, estoy perfecto salvo que estoy aquí y no en el cielo. No tengo idea de cómo llegue aquí ni de cómo volver.
—bueno, yo te ayudaré a encontrar la manera de que regreses. Soy Gulf—
—soy el sol— respondió con una sonrisa.
—decirte sol es raro ¿qué tal si buscamos otro nombre?— sugirió de forma amistosa.
De pronto, por la ventana entro la fiel compañera del joven, una vieja gata apenas lo suficientemente ágil para moverse. Maullando camino hasta Gulf.
—Meow...— repitió Gulf al levantar a la gatita y con ello surgiendo una idea— ¿qué te parece Mew?
—¿como lo que dice el gato?— pregunto con una sonrisa burlona.
—parecido pero no es lo mismo— rio.
Luego de eso, le proporcionó ropa y justos pasaron el día intentando hacer hallar la forma del que Mew regresara al cielo.
Aunque Mew, quería aprovechar y extender un poco más su visita con el joven. Después de todo, por estarlo viendo es que se había caído.
Ambos caballeros disfrutaban la compañía del otro, generando pequeños roces entre ellos para buscar tener más contacto. No había nada más en el mundo que la persona frente de ellos; los pequeños roces se convirtieron a besos para después ser caricias un tanto más íntimas; demostrando el creciente amor entre ellos... todo inocente y genuino.
Sin embargo, el sol llevaba muchos días sin aparecer y los antes bellos campos, comenzaron a morir. Mew por un segundo que noto esto, comprendió que llevaba demasiado tiempo fuera, debía volver a cumplir su trabajo.
Con pesar, durante la noche tras un último beso se marchó dejando a Gulf dormido junto a una carta que aunque era de despedida, plasmaba ese profundo amor que quiso egoístamente disfrutar más.
Camino hasta mitad de los campos sin vida y en el momento exacto que debía salir el sol... desapareció.
Gulf despertó al sentir la falta de calidez de un cuerpo rodeando el suyo, pero había un ligero ardor en sus labios.
Un reflejo de un rayo de sol impactó en rostro y comprendió que había sucedió.
Lloro al leer la carta pero con cariño rememoro esos efímeros pero hermosos momentos vividos.Salió de su casa y se permitió recibir todo la energía que su sol le ofrecía. Sentía una calidez abrumadora más no le quemaba, era como estar siendo abrazado.
Los días pasaron y Gulf se olvidó de vivir su vida más allá de estar todo el día viendo al sol. De su cuerpo comenzaron a brotar raíces y antes de poder notarlo... acabo convertido en una flor, en un girasol.
Siguiendo todos los días el resplandor de su eterno amor, siendo le fiel y leal hasta el final de sus tiempos.Y así, aquellos verdes campos llenos de frutas, verduras y distintas flores que murieron; renacieron con bellos girasoles, todos siguiendo al sol mientras este los abraza con su luz.
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Amor es Amor (MewGulf)
Fiksi PenggemarDiversas historias de mi autoría, algunas son adaptaciones de canciones pero en genera las pensé a cuenta propia. Espero las disfruten.