El paraíso.

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Tiempo atrás.

POV Anaju.

Las Canarias eran un paraíso, y solo había visto el camino al hotel, estaba tan encantada por todo, ahora entendía a Nia. Estaba tan feliz pero lo estaría más si Alba estuviera aquí, viendo esto tan hermoso. Ahora llegando a la habitación del hotel solo quería darme una ducha y salir a visitar los primeros lugares de este paraíso. Preparé mis cosas para ducharme, y estaba lista para hacerlo hasta que escucho la puerta sonar, ¿quién podría ser? No había ordenado nada a la habitación… tal vez la bienvenida. Me dirijo a la puerta, y al abrirla me llevo una gran sorpresa.

-¿Alba? - pregunto sorprendida.

-Hola, señorita Calavia, ¿pidió servicio a la habitación? - pregunta Alba con una gran sonrisa.

-¿Estás aquí? - pregunto aún en shock. - ¿Estás aquí en Las Canarias?

-Creo que sí. - responde Alba riendo un poco-… ¿me dejarás pasar?

-Yo, sí… sí, pasa. - digo tratando de salir de mi estado de shock.

Alba pasa junto con su maleta y la deja, para correr a abrazarme, yo la recibo con los brazos abiertos.

-No puedo creer que estás aquí, ¿y el trabajo? - pregunto a Alba mientras me separo pero sin soltarla.

-No podía no venir a disfrutar mi regalo de cumpleaños, no podía dejarte sola en este viaje. - contesta Alba con una sonrisa.

-Pero… - trato de decir.

-Shh… - dice Alba poniendo un dedo en mis labios. - Hay que disfrutar esto, y olvidarnos de todo. - dice muy cerca de mis labios.

No puedo resistir más, y uno nuestros labios en un dulce beso que se va tornando más pasional. Poco a poco nos vamos dirigiendo a la habitación entre besos y caricias.

Ajusto sus brazos alrededor de mi cuello, nuestras respiraciones estaban totalmente descontroladas, fuera de sí, pase mis manos por el contorno de su cuerpo delineando, sintiéndolo mientras al mismo tiempo dejaba de besar sus labios para besar su cuello haciéndola suspirar dejando escapar deliciosos gemidos, que lograban excitarme cada vez más, baje mis manos hasta el final de su blusa para irla subiendo con delicadeza rozando su piel con suavidad, hasta sacarla por completo dejo entre ver un brasier blanco bastante sexy que se encargaba de envolver y proteger esos senos de tamaño normal que estaba deseosa por acariciar.

La acosté sobre su cama matrimonial la admire por un segundo así semi-desnuda se veía espectacular con esa luz tenue su piel tenía un tono genial, hermoso, comenzó a mirarme con impaciencia como preguntándome porque me detenía, entonces decidí acercarme, me coloque sobre ella besando sus labios con desesperación, un deseo abrumador, con mis manos comencé a acariciar sus pechos a masajearlos por encima del brasier, los gemidos que se escapaban de nuestras bocas eran más intensos, más frenéticos. Baje a besar su cuello mientras mis manos desabrochaban su pantalón, luego de bajárselo y admirar las preciosas bragas  que acompañaban su brasier me quite la camisa con rapidez y agilidad, deje caer mi falda quedando en igualdad de condiciones con ella, baje mis labios hasta sus muslos para irlos besando con lentitud, fui subiendo hasta llegar a su sexo, sentí como su cuerpo se estremecía ante el contacto además de ver que ya estaba bastante humedecida, seguí mi recorrido por su cuerpo con mis labios, su abdomen plano, sus pechos, su cuello, al tiempo que devoraba su cuello mis manos se metieron atrás en su espalda para liberarla de su brasier y poder ver con plenitud su senos sonreí con picardía ante la idea de meterlos en mi boca, así lo hice baje hasta ellos, comencé a jugar con mi lengua, sus manos se incrustaron dentro de mis cabellos mientras gemía. Mi mano bajaba por su abdomen dirigiéndose a su sexo lo sentí primero por fuera de la tanga luego la hice a un lado para acariciarla, mi boca continuaba jugando en sus pechos,  turnándolos para que ninguno se sintiera abandonado, podía sentir el calor de su piel, el comienzo de su transpiración, escuchaba sus gemidos que me enloquecían mi excitación estaba en los más altos niveles, unos niveles que no conocía.

"El desarme"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora