Marcel Cox.
El hijo menor de una adinerada familia. Este chico no luce como un "típico" adolescente de 18 años. Su vestimenta no es del todo moderna, usa camisas manga larga abotonadas hasta el cuello, pantalones color caqui hasta la cintura, chal...
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Enjoy :)
➰➰➰
POV Louis
¿Algunas vez han sentido un nudo en el estómago mientras se acelere tu corazón cuando piensas en algo?
No. No me refiero a esas cosas clichés de estar enamorado.
Son nervios.
Sí, nervios por salir con Marcel.
Hay algo en ese chico que me atrae, no sé si son sus bonitos ojos verdes, esa sonrisa que lleva dos adorables y tiernos hoyuelos, su personalidad (por lo poco que conozco) ya que por ratos lo siento tímido y cohibido, otras muy seguro de si mismo. No lo sé, pero de verdad me gustaría conocer a fondo al verdadero Marcel.
—¡Lou despierta! —Niall me sacó de mis pensamientos agitando sus manos delante de mi rostro.
—¿Ah? ¿qué pasó? —pregunto confundido. Ew, hay un poco de baba en la comisura de mis labios por la posición en la que estaba, mi cabeza ladeada y apoyada en mi puño.
Niall rodó los ojos mientras sacaba un paquete de cheetos de su mochila.
—Hace ya un buen rato tocaron la campana y tú sigues en la luna — Su voz salió amortiguada por los palitos de queso que tenía en la boca.
—Oh. está bien. —Empiezo a guardar mis cosas en mi mochila con lentitud. —Espera — me detuve abruptamente al darme cuenta de algo. —¿Ya es hora de salida? —mis nervios salieron a flote.
—No, que va. Es la hora del taco feliz —dice sarcástico.
Joder.
—¡Oh Dios! —empiezo a guardar mis cosas lo mas rápido posible. Desearía poder ser Flash justo ahora.
Niall alzó una de sus cejas, aún sin dejando de comer.
—¿Por qué tan apurado? — Entrecierra sus ojos y yo me sonrojo como un maldito crío.
A veces odio a Niall.
—Uhm... es q-que voy a s-salir con Marcel —digo y abre los ojos como platos. —¡No, no! No es lo que piensas, le voy a enseñar la ciudad —me apresuro en explicarle.
—Ajá, claro —dice sonriendo pícaro —. Ahora se le dice "enseñarle la ciudad" — hace comillas con las manos —. Yo también le he enseñado a Zayn la ciudad muuuchas veces.
—Idiota —digo fulminándolo con la mirada y se ríe.
—Entonces hoy me voy solito y abandonado —suspira dramáticamente.
—¿Y los otros dos idiotas? —pregunto ya colgando mi mochila en un hombro. Acomodo mi flequillo a un lado. Necesito un corte de cabello, ya está muy largo.
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