Capítulo 8 "Inevitable"

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—¿T-Tu novio? —dije incredulamente.

—Suena muy extraño pero así es, Valtiel llegó a ser muy molesto al principio pero poco a poco fuimos adaptandonos —respondió con una sonrisa.

—Menuda historia de amor, un mortal enamorandose de un demonio —espetó Paimon de forma burlona y acompañando sus palabras con una risa.

—Cierra la boca, no es nuestra culpa que ni los sucúbos quieran relacionarse contigo —musitó el llamado Valtiel a Paimon.

—¿Crees que me importa tener una relación en estos momentos? Tengo legiones que gobernar; yo me encargo del poder, tu puedes seguir jugando a la familia feliz. —Ante este comentario Valtiel pareció haberse molestado y Jace se mostraba incomodo—. Y dejando eso a un lado debemos hacer el plan para regresar a Aamon al limbo.

—¿Es necesario realizar de nuevo el ritual? —preguntó Alyssa temerosa, era un pregunta que yo tambien quería hacer pero pensé que sonaría estupido.

—Sí, no sé de dónde lo hayas sacado pero debe de repetirse con su presencia. Paimon y yo lo vamos a someter momentáneamente —explicó el demonio de ojos grises mientras se cruzaba de brazos.

—¿Tienen una idea de donde pueda estar? —inquirió Emily con más seguridad, parecía que ahora se sentía más cómoda que antes .

—Me parece que en el cementerio donde iniciaron el ritual. —dijo Paimon con los ojos iluminados—. Mierda, me notó el bastardo.

—¿Te notó? —comentó Alyssa confundida.

—Se dio cuenta de mi presencia, sabe que estamos con ustedes así que debemos apresurarnos. —Respondió Paimon tallándose un poco los ojos.

—Mañana iremos al cementerio y ustedes van a realizar el ritual, en cuanto él se presente tanto Paimon como yo lo vamos a someter y es ahí cuando van a decir el conjuro —explicó Valtiel.

—¿Lo harán en su forma demoniaca? —dijo Jace.

—Espero que no sea necesario, Aamon no tiene mucho poder ahora que estuvo en el limbo —le respondió su novio.

—¿Qué pasa si uno de nosotros es herido? —cuestionó Adam con algo de temor.

—Comenzarán a despedirse de sus vidas, así que les aconsejo que no se vayan a equivocar. Aunque Valtiel y yo lo detengamos puede tener algunos trucos bajo la manga, es un maldito tramposo —dijo el castaño.

—Yo estaré con ustedes —comentó Jace.

—No, ni lo pienses Jace. Ya lo habíamos hablado, está vez puedo perderte; Jason no se sacrificó para que vuelvas a estar en riesgo —le replicó Valtiel a Jace, no entendía de lo que hablaban.

—Te puedes quedar en mi casa, quisiera regresar sano y salvo —le dijo Adam al chico de ojos distintos.

—Gracias... —le agradeció Jace decaído.

—Mañana a las tres de la tarde iremos al cementerio y espero que todo salga al pie de la letra. ¿Entendieron? —habló Paimon con seriedad, todos asentimos.

Antes de irme a casa Emily se acercó a mí para hablar un momento.

—¿Tienes miedo? —preguntó nerviosa.

—Es obvio ¿no? ¿Tú lo tienes? —Inquirí.

—Eso es verdad... —Se recargó en la pared.

—Entonces sí; tambien tengo miedo, jamás creí que iba a hacer algo así. Creo que no debemos meternos con lo que no conocemos nunca más —le contesté.

—George sé que lo que hicimos fue una estupidez y si mañana nos llegase a pasar algo solo quiero decirte que... —Se detuvo y miró al suelo.

—¿Qué sucede Em? —la miré extrañado.

—Tú... tú me gustas George. Es una locura decirtelo en esta situación pero prefiero hacerlo ahorita a arrepentirme de no haberlo hecho —dijo con firmeza.

No pude evitar sonrojarme un poco.

—Espero que ambos podamos salir de esto... juntos —rocé mis dedos en su rostro a lo que ella me miró sorprendida.

Nuestros rostros se acercaron hasta sentir los labios del otro, tenía ahora una razón para terminar esto de la mejor manera. Esa noche no pude dormir debido al temor que sentía de enfrentarme a un demonio real, fuimos a la escuela y ahí mismo ensayamos las palabras lentamente hasta saberlas de memoria. Una vez que el timbre sonó para terminar la jornada escolar nos dirigimos al cementerio, conforme nos íbamos acercando el cielo se fue oscureciendo y se avecinaba una gran lluvia, tan pronto como los mausoleos comenzaron a verse el aire se torno más frío. Nuestros segundos ya estaban siendo contados por el destino.

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