Izuku Midoriya se hace el análisis de Quirk y resulta tener uno con gran poder. La emoción y alegría no duraría mucho y su vida cambiaría en solo un par de minutos, sumiéndola en un abismo. Todo hasta que encuentra a alguien que lo saca de ese inf...
(Para tener más contexto, Toshiro es un personaje de Bleach, un joven de pelo blanco, aqui una pequeña foto. La única diferencia sería que este lleva en el Fic una camisa de vestir blanca y pantalones negros. Ah, y Hinamori es igualmente un personaje del mismo anime. Nada más que agregar.)
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El ambiente del día no distanciaba mucho de lo que te esperas del verano; decenas de familias iban por las calles con sonrisas adornándoles el rostro. Contribuía el hecho de que el cielo estaba prácticamente despejado con una que otra nube por aquel manto azulejo, era un día precioso a más no poder.
No obstante, para Tōshirō Hitsugaya no podía ser más atareado e irritante. La asociación de héroes no lo dejaba en paz y estaban claramente inconformes con su decisión de terminar con su carrera como héroe y dedicarse al campo de la psicología, y como no estarlo, un individuo con tanto potencial como él podría llegar fácilmente al top 5 de héroes si se lo propusiera, pero él jamás quiso ser ese tipo de héroe, quería ayudar a las personas de una forma que poco a poco se estaba dejando de lado. Afortunadamente el ámbito de la medicina en general estaba a flote, incluso en auge, por otro lado, la salud mental... No tanto.
Suspiró irritado cuando colgó otra de las incesantes llamadas para un solo día. Guardó su celular en su bolsillo derecho y pasó una mano por su cabello blanquecino, tratando de aguantar el estrés de lo que se suponía era el camino que quería tomar. Se recostó en la silla inclinada de su escritorio y se quedó observando el techo con sus ojos turquesa.
"Fue el año pasado que dejé mi decisión clara, y no fue hasta que abrí mi consultorio que volvieron a insistir, que fastidio..."
Según los viejos de aquella asociación tan popular, con el talento que desprendía el joven albino, a tan solo 19 años de vida, ya había logrado más que la mayoría de profesionales. A los 15 se había graduado de la UA antes que nadie y con honores, saltándose varios años en la academia. Sumando el hecho de que terminó la carrera de psicología en un año exacto, sin duda era un prodigio que no se podía desperdiciar a ojos de las grandes empresas.
"Señor Hitsugaya, hay una madre con su hijo que quieren agendar una cita, quería preguntarle que día y fecha está disponible, señor." Hinamori, una dulce mujer que no pasaba de sus 20, llamó desde el marco de la puerta entre-abierta. Tōshirō la miró extrañado por la pronta clientela. Era bien sabido que no mucha gente, por decir casi inexistente en la actualidad, acudía a este tipo de lugares en estos tiempos, añadiendo el que acaba de abrir el lugar.
Se irguió en su silla y colocó ambos codos en la mesa antes de aclarar su garganta para hablar.
"Diles que pueden pasar de una vez, no tenemos citas previas así que los atenderé de inmediato. Los esperaré en la otra sala. Ah, y te dije que con sólo Hitsugaya estaba bien" Indicó con calma mientras guardaba algunas carpetas en su escritorio. Al momento de que se levantó para irse a la otra habitación, su secretaria ya se había ido a cumplir el encargo, mientras Tōshirō pensaba en lo que se podía encontrar.
