Capítulo 3

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Estamos cenando. Sonrío porque parece agradarle la comida, y porque fui yo la que preparé la carne asada y las patatas fritas más temprano. Le ofrezco un poco de ensalada pero él se niega optando por la chatarra. Bueno, eso es algo que tenemos en común.

“¿Pudiste comunicarte con tus padres? ¿Saben que has llegado?”

Zayn asiente, dos veces. Enseguida se mete un par de papas en la boca y sé que es una forma de evitar hablar. Me pregunto qué le habrá ocurrido para ser tan apagado, algo que me dice que no solía ser así.

Durante el resto de la cena, Zayn se las ingenia para sacudir la cabeza y obtener respuestas a las preguntas de mi madre sin usar su voz ¿Cómo lo hace? Es un misterio a resolver.

A las 11, Zayn ya está en su habitación. Yo estoy acabando con los trastos sucios que él recogió sin que se lo pidiera. Y luego se marchó silenciosamente cuando me opuse a que los lavara. Incluso volvió a sonreír alzando sus manos en alto cuando prácticamente lo eché de la cocina. Pero no dijo nada. Nada.

Decido prepararle un té para hacerlo sentir en casa. Hay como 30 grados afuera pero algo me dice que los ingleses toman té todo el año.

Cuando abro la puerta me encuentro que Zayn está tirado en la cama, sus ojos concentrados en un cuaderno y su mano envuelve un marcador.

“Hey” Digo, sonrío mientras alzo la taza de té “Pensé que te gustaría sentirte en casa”

Él no me responde, ni siquiera un gesto de cabeza. El marcador cae en la cama y él me mira, su rostro confundido.

Creo que no fue tan buena idea después del todo.

“Es estúpido, lo sé. Hace calor y ni siquiera estás en Inglaterra…” Comienzo.

“No”

Ahora es mi rostro el que se vuelve confuso. Zayn se incorpora y camina hacia mí, sus dedos y los míos se tocan cuando él toma la taza de mis manos.

“Gracias, um”

Sé que está incómodo y sorprendido por la forma en que sus talones se mesen en el piso y por el hecho de que no puede dejar de ver la taza en sus manos.

“No tienes que tomarlo” Le digo “De todas formas ¿Quién toma té en verano?”

“Británicos” Responde. Lleva la taza a sus labios y bebe “Gracias” Repite.

“En ese caso te enseñaré a usar nuestro calentador de agua” Le digo “Y no tienes que agradecer, Zayn, mañana podemos ir al mercado para que escojas tu té preferido.”

Asiente, se sienta en la cama y toma su cuaderno con su mano libre. Sé que probablemente es una señal para dejarlo solo, pero opto por sentarme a su lado y ver como dibuja.

Él no dice nada cuando mi hombro choca contra el suyo pero algo me dice que le incomoda mi cercanía. Después de todo, acabábamos de conocernos hace apenas unas horas.

“¿Quién te enseñó a dibujar?” Pregunto mientras mis ojos escanean sus dibujos. En general, son figuras mezcladas entre sí en forma de personas. Pero es genial la manera en que añade viñetas de comics y partes del cuerpo humano, como un par de ojos o una boca.

Zayn se encoje de hombros, al parecer él no ha aprendido de nadie.

“Me gusta” Le digo, él se detiene para mirarme “Tus dibujos, son creativos y originales. Yo soy una terrible dibujante, no puedo siquiera dibujar un sol”

Encara las cejas y niega sonriendo, acto seguido, pasa de hoja y comienza a dibujar en una nueva. Primero un círculo, después rayas saliendo de él y me doy cuenta que está haciendo un sol.

Sonrío.

Muchos rayos salen de él, cubren casi toda la hoja. Luego vuelve al centro para hacerle una cara. Comienza con unos ojos divertidos, unas cejas demasiado gruesas y una pequeña nariz. Pero cuando hace la boca, se limita a hacer una línea fina, sin esbozo alguno.

Escribe algo sobre el fondo de la hoja, la arranca y me la entrega sin mirarme a los ojos.

La tomo y leo el mensaje en el fondo, buenas noches.

Me vuelvo a mirarlo, sonriendo. Zayn me mira encogiéndose de hombros.

“Buenas noches, Zayn” Le digo levantándome para irme a mi habitación.

No recibo respuestas y creo que es porque ya lo ha escrito.

Al día siguiente me despierto alrededor de las diez de la mañana. Pateo mis pies dentro de mis pantuflas y recojo a Arnoldo en mis brazos mientras bostezo entrando a la cocina.

Me doy vuelta saliendo del pasillo echándole una mirada a la habitación del fondo para encontrar que la puerta sigue cerrada. Zayn aún duerme y algo me dice que dormirá toda la mañana.

Mamá se ha ido temprano y no volverá hasta las cinco, así que la casa está en completo silencio.

No espero para desayunar, cambiarme de ropa y echarme a mirar televisión. Me texteo con Louis y quedamos para más tarde, hoy forzaré a Zayn a salir de casa y me encargaré de que le encante.

Son aproximadamente la una de la tarde cuando Zayn por fin sale de su habitación. Lo miro desde mi cómodo lugar en el sillón, arrastra los pies vestido de una camiseta gris y unos shorts de pijama azules. Aún lleva cara de dormido y no puedo evitar reír cuando Arnoldo se zafa de mi regazo y prácticamente corre hacia Zayn. Éste se asusta y tropieza con Arnoldo entre sus pies en un intento de escapar de mi pobre y adorable gatito.

“Vamos a tener que hacer algo respecto a Arnoldo” Digo.

“¿Ah?”

“Arnoldo” Repito señalando al felino “Mi gato”

“Ah” Frunce el ceño rascándose la cabeza y alejándose de Arnoldo, huyendo más bien.

Sonrío sacudiendo la cabeza mientras se acerca hasta pararse detrás de mí con cara de pánico, como si fuese un escudo protector anti gatos.

“Ummmm” Comienzo dirigiéndome a la cocina, Zayn detrás de mí “¿Quieres desayunar, almorzar, o ambas?”

Zayn se encoge de hombros.

“¿Ambas?” Pregunta, su cuerpo contra el mostrador y sus ojos fijos en cada uno de mis movimientos.

“Sí, podría hacerte algo salado y algo dulce” Sonrío “¿Qué tal…?” Comienzo a hurgar en la heladera “¿Waffles, sirope de chocolate y Spagetthi?” Sé que suena asqueroso ¡Pero en verdad sabe bien!

La mueca que hace me hace saber que definitivamente no es su estilo.

“Sé que suena asquerosamente extraño, pero no puedo dejar que te pierdas la comida más importante del día ¿Verdad?” Río “Además, te prometo que sabe bien, lo he intentado antes, funciona”

Lo oigo suspirar y en cuanto lo miro, él asiente.

“¡Eso es!” Sonrío “Tú solo siéntate y yo hago el resto” Digo frotando mis manos como un geniecillo malvado.

Y es ahí cuando lo escucho reír por primera vez. No puedo ver su expresión porque me ha dado la espalda para caminar hacia la mesa, pero estoy segura que escuche una pequeña risa ¡50 puntos para Slytherin!

Zayn comienza a agradarme diez veces más en cuanto devora mi comida por segunda vez. No necesito que me felicite o diga cualquier cosa, solo me hace falta ver sus expresiones ante cada mordisco y podría llorar de felicidad. En tu cara mamá, no soy una cocinera de burdel – Término que ella usa cuando hago platos “bizarros” o “asquerosamente extravagantes” como este – Soy una cocinera gourmet. Alábenme, perras.

“Te ofrecería más pero, Zayn ¡Te comiste todo!”

Él me responde echándose atrás contra el respaldo, una mano sobre su estómago y una mueca de, estoy tan satisfecho que podría explotar

Words  /z.m/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora