Capítulo 1

22 6 2
                                    


A veces tenemos que crecer, vivir cosas, experimentar grandes sucesos en la vida para llegar a comprender muchas cosas que no entendíamos antes. Como cuando ves de mayor un dibujo animado de tu infancia y descubres nuevos mensajes que de niño no fuiste capaz de captar y entonces piensas: ¿Fue realmente esta película concebida para que la vieran solo los niños?. Después de todo, quienes hacen las películas para niños, son adultos en su mayoría.

Cuando creces, desde el punto de vista psicológico y me baso en que mido un metro sesenta y seis y hay chicos de catorce años más altos que yo. Comienzas a internamente quitarle importante a cosas de tu pasado que ocupaban tu mente todo el día. Ya no es importante hallar la razón por la que te hacían bullying en el instituto para poder eliminarla para siempre, porque no importa como seas no mereces que te hagan bullying y los idiotas son ellos. No importa que llegaras a los dieciocho años sin haber tenido novio o que tu primer beso no fue con la persona especial, porque en realidad no es el primer beso el más especial, lo que lo hace especial es la persona a la que se lo das.

Elegí estudiar la carrera de mis sueños en Inglaterra para alejarme de todas las personas que me habían hecho daño, hace dos meses murió mi abuelo, que vivía en mi en mi ciudad natal y no estuve allí para despedirme. Cuando fui a su funeral la abuela me dió un medallón, el medallón que fue del abuelo. No pude parar de llorar por los rincones los dos días que estuve en casa.

En ese momento me pregunté: ¿Realmente importaba tanto lo que hizo las personas que odiaba en ese entonces como para que me alejara de las que realmente me quisieron y me quieren?

Por eso, mientras tomaba mi desayuno en la mesa del comedor de mi representante, diez años después de mi graduación del instituto y abrí el email que se encontraba en la cima de mi bandeja de entrada lo primero que hice fue apretar el colgante que no abandonaba mi cuello.

-¿Qué pasa? -preguntó Rosallyn, la mujer de mi representante y mi mejor amiga, cuando notó el gesto.

Me mordí el labio superior, era un gesto que hacía mucho cuando estaba confundida, esta vez fue mas indecisión. Volví a leer el asunto antes de contestar.

-Va a haber una reunión de ex-alumnos de mi graduación, me acaban de mandar una invitación. -expliqué.

-¿Cuándo es? -cuestiona Ryan mientras unta mantequilla en su tostada. -Tienes la agenda llena hasta dentro de tres semanas.

Como siempre Ryan tenía mi agenda completamente memorizada de cabo a rabo. Decía que era parte de su trabajo como representante y debo admitir que hasta el momento, había demostrado que en realidad había tenido mucha suerte de encontrarme con el.

-¿Piensas ir? ¿No dices que los años de instituto clasifican entre los años más malos de tu vida, justo por detrás del año que casi mueres de hambre después de terminar la universidad? -volvió a intervenir Rosallyn, y esta estreché mis ojos hacia ella, había utilizado para atacarme indirectamente mi perorata de borrachera.

-Ja. Ja. Muy graciosa. -le lancé un trozo del panecillo que me estaba comiendo. -Y si, no fueron mis mejores años, pero hay un par de personas que me gustaría volver a ver y después de lo del abuelo, no se... siento que debería ir a verlos al menos una vez más.

-Además podrías ir a visitar a tu familia, hace un buen tiempo que te piden que te tomes un tiempo para ir a verlos. ¿Cuándo dice el email que es la reunión?

Tenía fecha para el veintidós de junio, eso era dentro de unos dos meses. Pensé un poco más antes de contestar. Ryan tenía razón, hacía un buen tiempo que no veía a mi familia y no me iría mal alejarme de los reflectores por una temporada. Ahora mismo estaba en medio de la promoción de mi última película, pero acababa en tres semanas y luego de eso un descanso me iría como anillo al dedo antes de volver con todo.

Cuando nos volvamos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora