Morir, morir, lo que se dice morir, no morí.
Por lo tanto debo responder al saludo que Chris/Alex acaba de hacer y no me veo en las condiciones para hacerlo. Abro la boca un par de veces antes de encontrar la voz y aún así debo aclarame la garganta antes de poder pronunciar una única palabra.
–Hola.
Pasa un minuto, luego tres y seguimos sosteniéndonos la mirada, yo pongo mi mejor poker face para no mostrar la sorpresa y vergüenza mientras espero que mis mejillas no se sonrojen y me delaten vilmente. En cambio el luce una sonrisa de medio lado que grita reconocimiento y diversión.
!Dios mío! ¿A dónde se fue mi Chris tierno y de mirada cariñosa?
Por supuesto, esto tiene algo de lógica ya que el actualmente tiene veintisiete años, es un hombre, un jefe y además a juzgar por la manera en la que se comportó conmigo anoche, tiene un montón más de experiencia sexual. Incluso podría ser alguien totalmente diferente y no quedar nada de aquel chico que conocí alguna vez y fue mi hombro amigo durante prácticamente cinco años.
–¡Oh, vamos! Al menos dense un abrazo después de tantos años sin verse –exclama Martha.
Pestañeo varias veces para salir de mi estupor y luego me apoyo en la mesa para ponerme suavemente de pie sin que mis piernas tiemblen.
Consigo recomponerme después de un par de exhalaciones y me acerco. Faltando unos pocos pasos me extiende la mano y la tomo sin dudarlo. Luego pienso que tal vez no tendría por qué estar tan nerviosa, si no fuese por los sucesos de anoche este fuera Chris algunos años más viejos y yo me sentiría realmente feliz de verlo y sorprendida por su glow up.
Me atrae hacia si mismo y luego me suelta la mano para rodearme la cintura, soy demasiado delgada entre sus brazos así que uno descansa en mi espalda y el otro se extiende entre mis omóplatos. Apoyando la barbilla en el cueva de su cuello, poniéndome de puntillas lo abrazo por los hombros.
–Estás preciosa, Hana –murmura aunque por el suspiro de Alisha, se que lo escuchó.
–Gracias, tu también –respondo y se separa un poco para mirarme con una sonrisa burlona.
Ese simple gesto me hace recordar a cuando éramos cercanos, me sonreía de esa manera cada vez que decía algo absurdo y sin poder evitarlo vuelvo a a estrecharlo, esta vez con verdadera nostalgia y cariño. Siento sus brazos apretarse más a mi alrededor y entonces apoya su cabeza en mi hombro.
–Se ven tan bien juntos –dice Martha suspirando de nuevo. –Siempre pensé que saldrían algún día.
La declaración me hace recordar la manera en las que sus labios mordieron y saborearon los míos. Como veneraba mis curvas con sus palmas grandes y fuertes. El recuerdo de su boca haciendo maravillas en ciertas partes de mi cuerpo que comienzan a sentirse húmedas con el solo pensamiento de lo que sentí y la manera en la que se sentía posesivo y controlador mientras me hacía suya en aquella cama del hotel.
Me tenso y me separo del abrazo, por la manera en la que me ve, se que sabe en qué estaba pensando, pero negándome a pasarme la noche teniendo flashbacks sexuales, le doy la espalda y vuelvo a la mesa en la que Alisha y Martha discuten alegremente.
–Perdón, Martha, pero me sabe mal que digas esas cosas cuando Christopher fue mi pareja en el baile de graduación –bromea la morena.
–¡Creíamos que solamente te había utilizado para darle celos a Hana! Claramente no lo hizo porque luego nunca comenzaron a salir. Pero en aquel entonces todos estábamos convencidos de que lo harían en algún momento –resalta la rubia platinada comiendo un trocito de galleta. –Incluso se dieron una escapada romántica a media noche.
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Cuando nos volvamos a encontrar
RomanceDiez años después de su graduación de la preparatoria, a la exitosa actriz Hana Williams le llega una invitación para la reunión de ex-alumnos de su instituto en su ciudad natal. A pesar de que estos no fueron los mejores años de su vida, el deseo...