Primer intento

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-la primera vez y la primera muerte fue aterradora.

Contar el cuento favorito de su hija siempre le recordaba el mal final que tuvo su primera vida, también recordar que las siguientes vidas tampoco han ido color de rosa. 

Tras morir Dios solo envió uno de sus ángeles a arrebatarla del flujo del destino al que normalmente iría, la llevó a otro momento en la historia, asegurándose que sufriera, fue algo literal.

Con la memoria intacta un día despertó, porque solo se puede llamar "despertar" a algo como aquello.

María Augusta era su nombre, había caído a un río en temporada invernal, estaba muriendo, pero, milagrosamente se recuperó. Hoy era el séptimo día de tratamiento y al fin había abierto los ojos, era impresionante.

El médico satisfecho entregó la cuenta, según él había sido un caso exitoso. Según yo, el médico bastardo me cobró algo que no tenía, mis cosas fueron empeñadas, salvé una manta para abrigarme, porque el invierno era atroz. No tenía familia que cubriera mis gastos, lavaba en el río y había comenzado a comprar varias cosas para vivir dignamente, esto era lo que hacía mi actual cuerpo, debo remarcar que sin la suciedad y con un peinado moderado podría ser considerada una mujer de gran belleza, al respecto tengo una queja, si bien tengo belleza fui acosada por otros hombres, incluso intentaron violarme, afortunadamente no lo lograron.

En fin, después de poseer este cuerpo decidí ir a vivir al campo lejos de cualquier lujo y personas, si algo entendía es que esta vida no era una oportunidad sino un castigo, estando sola esperaba que no funcionara dicho evento, lo que entonces desconocía era que el destino siempre tendría una sonrisa fría para mí.

María Augusta tendría unos 17 años cuando llegué, cinco años después me establecí en el campo, trabajé en un pueblo para pagar una tierra y obtuve su propiedad con mucho esfuerzo, era feliz. Suena sencillo decir que me esforcé, pero deben recordar que fui una reina un día, no tenía necesidad de hacer labores tan humildes como lavar, menos labrar un campo, deshierbar etc.

La experiencia más desastrosa fue encontrar una lombriz, esa cosa babosa, se apoderó de mi planta de lechuga, pero logré vencerla, es lo que puede ser considerada una victoria desagradable, pero que puedo decir, era novata.

Tanto como el episodio de la lombriz hubo otros más en el trabajo temporal que tomé antes de adquirir lo que sería mi casa, fui reina, pero no era idiota, el conocimiento más básico para saber cuánto debes gastar en una joya era el cálculo, así pude darme lujos con la pobre economía del reino donde viví en el pasado, a diferencia de la historia, el reino era un desastre, yo fui entregada por matrimonio político esperando que con ello fueran saldadas las deudas de mi familia.
Como cualquier humano que entra en el poder me corrompí un poco y el resto ya es conocido, soy la villana, etc. Regresando a mi trabajo temporal, siempre que fuera cálculo iba todo de maravilla, si era por ejemplo llevar una caja u otra cosa me ganaba la torpeza.

Luego de mi aprendizaje sobre el campo, pude vivir en paz, producía lo suficiente para mí, evitaba el contacto con todo el mundo de ser posible, pero siempre habría algún hombre intentando pedirme matrimonio, a lo cual me negaba.

Trabajar, trabajar y trabajar era mi día a día, muy monótono con los mismos colores, entonces me volví codiciosa y me enamoré. Él era un hombre sencillo y amoroso, me convenció con sus detalles, viviríamos felices una temporada.

Su nombre era Abel, la definición de un buen hombre, era todo lo que podía anhelar, pero siempre pensé cuando comenzaría a funcionar la maldición, llegó cuando tuve hijos. Dos bellos niños, el uno se llamó Alexander y la niña tuvo por nombre Eliza.

El pequeño Alexander era un dulce y Eliza era igual que un témpano de hielo, intenté dar amor por igual, mientras pude. Años después la guerra estalló, mi esposo fue reclutado y como era de esperar murió, yo me resigné a ello, pensé que podría pasar, quizás pensaba de forma trágica.

La muerte de mi esposo fue solo el inicio, lo triste vine cuando mis hijos fueron adultos, mi amado Alexander consiguió esposa, quien lo manipulaba notoriamente, no intervenía en ello pensando que se daría cuenta, él era listo, sin embargo, nunca sucedió. En el caso de Eliza nunca tuve expectativas, pero preparé desde temprana edad una dote apropiada y le enseñé todo lo que pude, ella se casó cuando llegó su mayoría de edad, quizás ese fue el día en que ella fue feliz, porque solo ahí la vi con una sonrisa radiante, mientras vivió conmigo parecía siempre sumida en amargura, debo decir que eso dolió.

Mis hijos fueron lejos, el tiempo pasó y los años me venían encima, los pasos eran cada vez más pesados, la hambruna llegó a la zona, plagas cuyos nombres desconozco devoraron todo lo que pudieron, en mi caso conservaba de todo un poco como provisiones de emergencia, esto último fue un problema más adelante.
La necesidad saca lo peor del hombre, lo aprendí a la mala. Como mencionaba hubo hambruna y personas desesperadas buscando comida llegaron a mi tierra, robaron mis cosas y me golpearon, los días siguientes fueron fiebres insoportables sin alimentarme, lo último que recuerdo fue que una brasa de la fogata llegó al piso de madera...

El Destino de la VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora