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Freya había descubierto que tendría que pasar mucho más tiempo en Birmingham si quería mantener el sector bien protegido

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Freya había descubierto que tendría que pasar mucho más tiempo en Birmingham si quería mantener el sector bien protegido. Al menos esa era la excusa, pues sabía bien que los americanos caminaban por las calles, atentos por si encontraban una oportunidad que los beneficiara con Changretta.

Pensaba que quizás sería buena idea conseguir a uno de ellos para interrogarlo y tenía la oportunidad perfecta para hacerlo.

Elliot estaba en el patio de Charlie para dejar más municiones de respaldo mientras que Lance estaba atendiendo algunos asuntos del restaurante que tenían en la ciudad. Había llegado información de que algunos hombres habían entrado y habían causado algunas revueltas. Temieron que se tratara de alguna banda enemiga así que Lance fue acompañado de unos hombres para encargarse. 

Sólo esperaba que nadie tuviera que morir en el proceso.

Mientras tanto, ella permanecía en la casa de campo. Había desayunado temprano, ya que las pesadillas le habían quitado el sueño apenas salió el sol. Entonces se había dedicado a hacer papeleo y encargarse de las finanzas, pero a mediodía ya no tenía que hacer.

La ansiedad alteraba la poca paz que tenía, por lo que de pronto se vio en su habitación con las puertas del armario abiertas, mirando fijamente el traje que antes había llevado con tanta naturalidad.

Lo había mandado a hacer a unos contactos que su amiga Sienna le había dado. Era una marca familiar pero muy importante. Se trataba de hombres de confianza de la señorita Beckett y que no dirían nada al sacar las medidas de una mujer. 

Fueron siempre muy discretos, tenido cuidado de no ajustar la cintura del saco para que no resaltara demasiado su figura. Aún así la calidad y el diseño eran de primera, así que era inevitable resaltar con el puesto.

No pensó demasiado y se lo colocó, ajustando su pañoleta escarlata alrededor del cuello.

Mientras caminaba a la salida pidió a Margaret que no dijera nada a Lance o Elliot y que no se preocupara por el almuerzo. Luego tomó el auto ella misma y manejó rumbo a Small Heath.

Al llegar se encontró desorientada pero muy pronto pudo recordar la información más reciente sobre los hombres de Changretta. Caminó cerca de Garrison Lane, atenta a las personas que caminaban junto a ella y la forma en que hablaban. Sobre todo como vestían.

Por el momento nadie parecía demasiado sospechoso, hasta que reconoció a un hombre que entraba a una casa con una mujer. 

Los esperó apoyada contra la pared de la casa de enfrente. Pasó poco más de diez minutos cuando el hombre volvió a salir, esta vez sin compañía.

Lo siguió a una distancia prudente, volviendo calle arriba. El hombre caminaba encorvado y miraba hacia atrás de vez en cuando. Actuaba demasiado sospechoso como para dejarlo ir.

Doblaron en Witton Street y comenzaron a alejarse de la zona. Ya casi no se veía gente y cuando se dio cuenta el hombre había desaparecido en una esquina. Freya se detuvo en seco y miró a su alrededor. 

𝐕𝐚𝐫𝐣𝐚𝐤 | John ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora