La luz es apenas visible cuando Percy despierta, he inmediatamente se percatan de que ya no están en la cabaña y aún peor se encuentra atado y amordazado.
El olor a madera vieja y moho hace que sus ojos ardan. El lugar es bastante oscuro y la ausencia de ventanas delata que posiblemente se trata de un sótano.
Percy está atado a una enorme silla de madera y las manchas de sangre seca que la cubren solo hacen el ambiente más aterrador.
Su verde mirada inmediatamente busca a Annabeth y pronto la ve un par de palmos de distancia atada en una vieja cama.
Ella parece aturdida, pero está consciente. Sus ojos grises no lo miran si no que están posados en otro punto en la obscuridad, Percy sigue su mirada y se percata de que no están solos. En el otro extremo de la habitación se encuentra una chica atada, sus ojos multicolor están hinchados y enrojecidos por el llanto.
En su ropa hay manchas de sangre y por lo perdida que parece su mirada Percy se pregunta internamente cuánto tiempo ha estado ahí.
Percy y Annabeth inconscientemente buscan la mirada del otro. Una silenciosa comunicación pasa a través de sus ojos mientras ambos luchan por liberarse de sus ataduras.
Los segundos pasan tan rápido al compás del estrepitoso latir de sus corazones. De pronto el rechinar de las viejas bisagras al abrirse los alerta y de unas viejas escaleras desciende la señora Robins.
La chica de los ojos multicolor la observa con una mezcla de odio y miedo. La anciana la mira con desprecio mientras camina hacia ella.
-Tenías razón, tú eres mi Isolde -le dice cuando está finalmente frente a ella.
La chica parece gritar, pero sus palabras se ahogan en su mordaza.
-¿Qué es lo que tanto quieres gritarme? -la anciana parece molesta y le arranca la mordaza con brusquedad-. Deberías estar agradecida niña tonta.
-Asesinaste a Jason -gritó finalmente-. Déjame ir maldita loca.
-Yo te salvé de él... niña ingrata.
Percy aprovecha la pequeña distracción que la joven está siendo para la anciana, logra moverse hasta acercarse más a la cama donde está Annabeth, lamentablemente la señora Robins pronto se percata de ello.
-¡Aléjate de mi hija! -le grita la mujer mientras se interpone entre él y Annabeth-. No te acerques más a ella, no permitiré que vuelvas a hacerle daño... no dejare que le pongas un dedo encima, no lo haré -repitió en medio de un frenesís de locura.
-Yo no quiero hacerle daño a Annabeth.
-Ella no se llama Annabeth -dijo con el rostro lleno de confusión e ira-, mi hija se llama Isolde maldito imbécil... así que no la vuelvas a llamar Annabeth.
-Ella no es su hija -volvió a decir Percy con fuerza-, usted está completamente loca.
-No me llames loca solo por intentar proteger a mi niña de ti -dice mientras saca una pistola de entre su ropa y le apunta con ella.
Annabeth comienza a gritar, pero su voz se queda atrapada entre su mordaza.
-Tranquila mi niña -le dice-, solo voy a evitar que vuelvan a hacerte daño.
Los intentos de Annabeth por liberarse se intensifican mientras sus ojos se llenan de lágrimas. Finalmente ella puede liberarse de su mordaza.
-Por favor no lo hagas -le suplica Annabeth-, él no va a hacerme daño.
-Si lo hará -le dijo dándole una mirada compasiva-, no eres capaz de ver que él te está engañando, pero yo sí -dijo regresando su mirada a él- y voy a evitarlo ahora. Él no va a volver a lastimarte mientras yo viva -dijo mientras apuntaba a Percy con el arma.
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La cabaña del prado Olympus |COMPLETA|
FanfictionUn simple fin de semana puede convertirse en tu peor pesadilla.