Capítulo 8 👑

58.2K 7.1K 5.7K
                                    

Alayna

Mi respiración se agitó y me detuve un segundo para tratar de aclarar mis pensamientos fuera de control. Nunca había demostrado mis debilidades con libertad, jamás me rompí de esta forma en público. Solo él tenía la capacidad de sacudir mi mundo entero. Era la única persona capaz de hacerme perder la cabeza. Lo quería sin importar cuantas lágrimas había derramado desde nuestra ruptura. Lo quería tanto que dolía.

—Esto es una gran sorpresa —comentó Declan al notar dónde se encontraba mi atención—. Debí suponer que te pondrías así. Eres humana después de todo.

La indignación creó agujeros de cólera dentro de mi mente. ¿Me trajo al evento sabiendo que Luca vendría? ¿Lo supo todo este tiempo?

—No sabes nada de mí.

Traté de alejarme, pero Declan atrapó mi brazo y sonrió. Me obligó a mirarlo, sus ojos verdes brillaron con diversión. No estaba lista para este impacto tan duro. Todos mis muros se desmoronaron cuando vi a Luca con otra mujer. Se veían perfectos juntos. Ella era su familia.

—Respira—instruyó—. Cualquiera puede notar que estás muy alterada. No hay nada atractivo en tus ojos. Veo tus lágrimas, Alayna.

—Vete a la mierda.

—Desataste una masacre cuando lo secuestraron y casi destruiste una ciudad por él. Mataste a cientos de hombres con tal de tenerlo a tu lado. Eso dice mucho de ti, ¿eh? Vitale es un bastardo afortunado.

Rabia lívida se desplazó por el resto de mi cuerpo. Quería matarlo por exponerme a esto, desmembrarlo. Habían sido tres años de duro trabajo dónde puse cada gramo de mi esfuerzo para tratar de olvidarlo. Verlo de nuevo mandó al diablo cualquier progreso.

—Ahórrate tus discursos baratos.

Me dio una sonrisa malvada.

—Termina tu trabajo y después harás lo que quieras —Acercó su boca a mi oreja—. Incluso matarme o follarme. No huyas, Alayna.

Aparté su rostro, enojada de que se tomara tantas atribuciones. Los hombres insistentes como él repugnantes. Me gustaba el coqueteo y la persecución, pero con Declan simplemente me generaba rechazo.

—Prefiero la primera opción—dije.

Soltó una carcajada y pasó un dedo por mi brazo.

—¿Cuánto quieres apostar que cambiarás de opinión pronto?

Exhalé y agarré otra copa de la mesera que se acercó. Tomé un largo trago, disfrutando el alivio que me generó el alcohol en la garganta. Quería beber hasta olvidar mi nombre. Quería olvidarlo a él.

—Tu vida—murmuré, poniendo distancia entre ambos—. Vuelve a tocarme y te rompo las malditas manos. Esta será la última advertencia.

Enderezó la postura y arregló su corbata.

—Relájate —Se rió—. No arruines la misión por culpa de tu corazón roto.

Me estremecí por las palabras. Mi pulso latió de manera errática mientras observé de nuevo hacia su dirección. Estaba cayéndome a pedazos por la imagen. Su esposa le comentó algo y él sonrió. No podía seguir mirando. Era demasiado.

—No está conmigo porque yo lo quise así—Hablé con frialdad, apartando los ojos de la escena—. Lo aparté porque no lo necesito.

Declan resopló.

—Como digas.

No me creía, pero no tenía que demostrarle nada. Su opinión sobre mí no me interesaba en absoluto. Era un simple idiota que pronto dejaría de ver. Eventualmente olvidaría su existencia cuando esta misión concluyera.

El Rey Oscuro [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora