Troublemakers [Pausada]

Capítulo 3: La mudanza

Llegamos a la casa. Tenía una linda fachada, por lo tanto debía ser una linda casa por dentro seguramente. Y estaba en un bonito vecindario, lo que me decía que los vecinos debían ser buenas personas, en general. Sí, yo juzgo las cosas por su apariencia. A las personas no, pero a las cosas sí. Okey, a las personas también a veces, pero ese no es el punto.

Con ayuda de Larry bajamos las cosas del auto. El camión de la mudanza ya había llegado hacía un par de horas con los muebles. Mis padres ya habían visto la casa, por lo tanto les hicieron a los camioneros, por así decirles, un pequeño esquema de cómo debían estar ordenados los muebles, es decir, el sillón, la mesa, las sillas, el televisor, etc.

Entramos a la casa. Lo primero que pensé fue "wow", quedándome con la boca abierta de la impresión.

No era una mansión pero aún así era muy grande y bonita. La fachada, o sea, el frente de la casa, estaba pintado de blanco, con un techo simulando ser como un garaje para guardar el auto a la derecha.  A la izquierda un gran ventanal y en el centro una puerta doble que obviamente era la entrada. Desde las puertas hasta la calle y horizontalmente a través de toda nuestra vereda había un camino empedrado, y el que llevaba a la puerta tenía flores a los costados. Pura decoración, pero quedaba muy bien. Pero esto no era nada en comparación de cómo era por adentro.

Al entrar, lo primero que veías era una escalera ancha, con escalones y baranda de mármol. Arriba se "abría" hacia los costados llevando a dos puertas de cada lado, enfrentadas. En el medio, otras dos puertas. Supongo que eran dos dormitorios, un baño y una cuarta habitación de la cual no estaba segura para qué era. Mis padres me dijeron que no tendría un hermano o hermana, así que no era una habitación para un bebé. Mejor para mí, pues no me veía compartiendo juguetes y esas cosas.

Volviendo a la planta baja, a la derecha se encontraba la cocina. Era muy moderna, con una larga barra también de mármol. Había una heladera, un horno, microondas, alacenas. Era perfecta, como todo lo demás. Además, había una pequeña mesa pero bastante alta con unos asientos casi tan altos como la mesa.

Había una puerta que llevaba a un lavadero. No muchos detalles que contar. Artículos de limpieza, lavadora y secadora, tendedero, canasto de la ropa sucia, lo típico. Solo había una ventana que era muy pequeña.

Luego, a la izquierda estaba la sala. El televisor encima de una mesa baja con cajones de madera. Un sillón que se veía muy cómodo (y lo era) con una mesa ratona de vidrio delante. Al haber un gran ventanal de espaldas al sillón, no hacía falta poner más ventanas. Por lo tanto, a la izquierda había una chimenea, para los días fríos.

Detrás de la sala, había un comedor muy... ¿lujoso? Estaba detrás de una puerta y estaba decorado con tonos de rojo y algunos detalles en dorado. A los costados había dos ventanas del lado izquierdo. Entre ellas (y en la pared de la derecha) estaban colgadas todas las fotos familiares enmarcadas. También había en cada esquina plantas y mesas con adornos encima.

Casi me olvidaba, debajo de la escalera había un pequeño baño con las necesidades básicas: un inodoro, un lavamanos y un espejo.

Y por último, el jardín. Estaba ubicado en el fondo de la casa y se accedía a él a través de un par de puertas corredizas que se encontraban al final del comedor. Era enorme y tenía una gran piscina, además de una parrilla, tumbonas (o como les llames) a los costados de la piscina, y muchos árboles todavía jóvenes. Era como el lugar perfecto para meditar o tan solo pasar el rato.

Después de terminar de inspeccionar la planta baja, fui corriendo al piso de arriba.

Lo comprobé: la habitación del extremo izquierdo era de mis padres, con una cama matrimonial, decorada con colores neutros, ventanas por todos lados, un baúl a los pies de la cama, mesitas de luz a los costados con sus respectivos veladores, un mueble con cajones (cómoda, cajonera, como le digas) con una tv encima y un placard.