ʟɪᴠᴇ

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Navidad, una época del año tan bella y animada que se bañaba de un color blanquecino gracias a la nieve pero, que a su vez, se llenaba de miles de luces de colores debido a las decoraciones que las personas colocaban en algunos arbustos; nada que ...

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Navidad, una época del año tan bella y animada que se bañaba de un color blanquecino gracias a la nieve pero, que a su vez, se llenaba de miles de luces de colores debido a las decoraciones que las personas colocaban en algunos arbustos; nada que fuera tan exagerado como se suponía que era todo en Estados Unidos, pero nada que fuera poco arreglado. Las personas adoraban aquella época y la esperaban con muchas ansías, ellos no fueron la excepción a la regla. Podrían pasar la navidad unidos, disfrutando de la dulce compañía del contrario sin preocuparse de nada más que ellos. Juntos se habían puesto a la obra para decorar un tanto la pequeña casa que compartían, nada muy elaborado pues la condición de Tooru no era la mejor y el de pelo puntiagudo pensaba que luego no tendría tantas ganas para quitar todo lo que habían colocado. Al menos contaban con un pequeño y dulce árbol de navidad decorado en tonos blancos y plateados, se veía realmente precioso a sus ojos.

—Si hay algo que no extrañaré de Argentina, es el calor que hace en las festividades.— Sentenció observando el árbol.— Podré extrañar el vitel toné pero jamás el calor.

Iwaizumi rio suavemente trayendo una cobija para tapar al castaño, estaba haciendo demasiado frío y debían procurar que Oikawa estuviera lo suficientemente protegido como para no pescar una neumonía ya suficiente tenía teniendo que usar la cánula y llevando de aquí a allá el tanque de oxígeno. Lo vio sonreír a duras penas, como si su condición no fuera lo suficiente para hacer decaer a su estado de ánimo, o quizás quería mostrarse así para no preocuparlo; la última opción parecía la correcta para aquel que era su mejor amigo de la infancia. Lo cubrió con cuidado bajo la mirada atenta del contrario. También había traído unas medias con corderito dentro, esas que tanto le alardeó que se compró en Argentina y tenían dibujos de llamas en ellas, para mantener sus pies calentitos, ideal para mantener una temperatura corporal ideal en épocas frías como la que transitaban. Se dispuso a colocárselas.

—N-No es necesario que lo hagas...— Musitó corriendo la mirada para ocultar el leve sonrojo de sus mejillas.

Él continuó colocando las medias con delicadeza y sin apuro.

—Pero quiero hacerlo.— Admitió.

Oikawa volvió su vista a él, suspiró sin poder hacer mucho más y le permitió continuar con su trabajo. El silencio invadió la sala, esos minutos se hicieron eternos para el castaño y su claro nerviosismo mezclado de una timidez absurda que solo experimentaba cuando se trataba de acciones producidas por su crush de toda la vida. Malditas sean esas mariposas asquerosas que sentía en su estómago, él no era una persona que debiera enamorarse y esperar demasiadas cosas, era una persona que podía morir en cualquier momento sin más, debía pensar en como haría para lastimar al menor grupo posible. No tenía caso intentar tener una relación con alguien cuando su tiempo estaba contado, eso solo lastimaría a esa persona cuando se muriera de una vez por todas. Lo último que quería era lastimar a Iwaizumi más que a nadie, no quería hacerlo ni un poco, pero sabía que lo haría sin importar que quisiera. El contrario pareció darse cuenta de que la cabeza de Oikawa lo estaba torturando pensando en que pasaría cuando muriera, realmente era transparente a sus ojos, así que tomó la iniciativa para levantar su ánimo que parecía pender de un hilo.

ᴛʜᴇ ꜱʜᴏᴡ ᴍᴜꜱᴛ ɢᴏ ᴏɴ; ɪᴡᴀᴏɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora