Emma no podía dejar de pensar en esa pregunta, ¿Por qué no se acordaba de su infancia? Estaba inquieta, no podía dejar de mover su pierna. Estaba aguantando las clases lo mejor que podía, pero se le hacía complicado. Ese nombre... Avery, le sonaba de algún lugar, pero no sabía de dónde.
¿Quién es? - la pregunta que le rondaba la cabeza desde hacía unos días, para ser más exactos, el día que llegó esa chica nueva.
Decidió dejar el tema por unos días, sobre todo porque no se entendía ni a ella misma. Se sentía confusa, ¿Por qué pensaba tanto en esa chica? ¿Era normal? Ella era tan misteriosa y Emma tan abierta y popular. Le llamaba demasiado la atención, quería descubrir por qué era así.
No se sentía con ganas de ir al instituto. Sus fuerzas cada día disminuían más pero se levantó y siguió su camino de siempre. Recto, izquierda, izquierda, derecha, recto y por último derecha. Le llevaba unos 20 minutos llegar hasta ahí caminando, pero aunque quisiera no podía ir en algún transporte ya que su familia casi no tenía dinero. Estaba a punto de llegar cuando se encontró a John. Intentó ignorarlo y pasar desapercibida pero no lo consiguió.
-Hola preciosa- se estaba acercando a Emma para besarla.
-Déjame en paz- Emma intentaba alejarlo, pero él era demasiado fuerte- Te acabo de decir que me dejes en paz- Su tono de voz sonaba más agresivo de lo normal.
-shhhh- John empezó a tocarla sin su permiso.
- ¡Te ha dicho que la dejes pedazo de subnormal! - De repente sonó una voz potente pero no ronca. Era la voz de Avery, ella se acercó y le pegó un puñetazo en la cara a John. Emma estaba paralizada, no sabía qué hacer. No sabía si echarse a correr o quedarse ahí observando la escena. Tenía miedo, pero no podía echarse a correr, no era una cobarde. Estaba en medio de un ataque de ansiedad. No podía respirar, estaba mareada y sentía una fuerza en el pecho como si se fuera a ahogar. No tenía ayuda de nadie en ese momento. Sin saber que estaba pasando se le cerraron los ojos y todo se volvió oscuro.
Despertó en un sitio lleno de luz. Había paredes negras y grises, muebles típicos de habitación y posters en la pared. Emma estaba analizando la sala donde se encontraba, pero no pensó en la cama de quien, se había despertado. Estaba asustada así que cogió sus cosas y se fue corriendo hacía clases otra vez.
Entró otra vez a ese infierno pintado de florecitas y color. Pisó la clase y todas las miradas se dirigieron hacia ella, tanto miradas dulces como miradas indiferentes o enfadadas. Tenía miedo de lo que pudiera pasar después de la escena de esa mañana. Nadie la había visto, pero ya no se sentiría igual con John y sus amigos. Quería cortar con él, pero su madre lo quería por dinero y no podía decepcionarla. Se sentó en la silla de siempre y intentaba prestar atención hasta que una voz interrumpió la clase.
-Pero señora García, ¿Para que coño queremos saber estas cosas en la vida? – Avery soltó esta pregunta a la profesora con una media sonrisa en la cara.
-Avery te estás arriesgando a salir de clase- La señora García mantenía la mirada fija en la chica mientras fruncía el ceño.
-Es que, ¿Para qué nos enseñas estas mierdas si no nos van a atacar diciéndonos "te suelto si me analizas esta frase"?
- ¡Fuera de mi clase Avery! – La profesora soltó un grito que resonó por toda la clase mientras Avery se levantaba para irse sin que se le fuera la sonrisa en la cara. A Emma le asustaba esa niña nueva, pero a la vez la fascinaba. Era contradictorio pero realmente se sentía así.
-No, no, no, no puede fascinarme de esa manera una chica, no puede ser- estaba diciéndose eso a ella misma cayendo en la trampa de su mente
~bean~
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My Girl
RomansaUna chica aparentemente perfecta. Otra, una rebelde sin causa. ¿Qué pasaría si estas dos se juntaran? ¿Y si acabaran enamorándose? ¿Y si todo esto pasara en un sitio donde la homosexualidad está prohibida?