Alex Beelzebub

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????, Heaven

Había nacido un bebé peculiar entre los ángeles, era... Diferente a todos los demás ángeles que sus padres alguna vez habían conocido, tenía alas, pequeñas pero al menos las tenía pero, ¿Cuál era el problema?¿Por qué su padre volaba tan rápido hacia una grande residencia con la pequeña en brazos? El problema era sencillo pero a la vez complicado, tenía alas, tenía sus ojos azules (típicos de un ángel), tenía... ¿Cuernos?¿Cola?¿Por qué tenía eso si se supone que es un ángel?.

Su padre estaba muy preocupado por la situación, tanto así que llevo a su hija con Él, sus ángeles guardianes, con armaduras doradas y benditas, lo pararon en la entrada, el sujeto que llevaba a nuestra pequeña amiga solo necesito mostrar la cola de la niña para que lo dejarán pasar, el resto del recorrido hacia donde Él se encontraba lo hizo a pie. Llego donde este, lo miró con temor, esa era su deber, que todos le temieran para que lo obedecieran sin chistar y vaya que le funcionaba de una gran manera. Volviendo al tema, miró a este ángel que se presentaba ante él poniendo atención al bulto que llevaba entre sus brazos, parecía ser un bebé.

— ¿Qué necesitas, Gabriel?— Habló con una voz tan profunda que el pequeño ángel frente a él tuvo un escalofrío por toda su espalda, mirando con temor aquel que estaba frente a él, destapo a el pequeño bulto que tenía en sus brazos, enseñando una pequeña de piel tan blanca como las mismas nubes, ojos azules brillantes, cabello negro como el carbón, a Él le pareció normal aquel bebé, pero se sorprendió cuando vio que de su cabello negro salían dos pequeños picos color blanco, eso era malo si tenía cuernos debía tener cola y dicho y hecho, la tenía, de un color rojo brillante. — !¿Qué significa esto, Gabriel?¡— Estaba enojado y se notaba en su voz y en su expresión, pero no era su culpa que su hija haya nacido así, con cuernos y cola, debió haber sido un error en el hospital, no era de él, pero esos ojos, eran como los suyos, quería convencerse de que era un error, pero no lo era. 

— N-no lo sé, padre.— Habló con miedo, sacando pequeñas lagrimas de sus ojos, temblaba en su lugar, no podía estar pasando esto, lo mismo paso con uno de sus hermanos, Lucifer o el Diablo, más conocido por este nombre tanto en el mundo de los humanos como en el Heaven. —No entiendo que pasó y como pasó... ¿Qué haremos?— Miró a su padre con lágrimas cayendo de sus ojos azules, sujetando a la bebé con fuerza, quería a la bebé, si, pero no quería a una bebé que fuera como su hermano.

— Tendrás dos opciones, una de ellas es: Tu y tú esposa podrán quedarse con la pequeña...— Gabriel mostró una pequeña sonrisa, sintió una pequeña esperanza, pero él sabía que su padre no sería tan misericordioso como se mostraba con los humanos. — Pero, serán desterrados y vivirás como un simple mortal entre los humanos.— La expresión de Gabriel cambió totalmente, se esperaba de todo menos aquello, no se iría a vivir con los asquerosos humanos y sus horribles costumbres, preferiría cualquier cosa antes que eso. Su padre lo miró con una sonrisa, lo único que quería era deshacerse de otro error como lo era su hijo Lucifer. — Tu segunda opción es: La niña será expulsada de este mundo, pero ustedes se quedarán aquí, con nosotros, ella vivirá con alguien igual a ella.— Gabriel supuso con quién la llevaría, su hija no crecería como un ángel, crecería como un demonio, y eso no le gustaba para nada, pero cualquier cosa es mejor que vivir entre humanos. — Vivirá con tu hermano y su... "Esposo".— Esto último lo dijo con repulsión, no podía creer que su hijo se había casado con un hombre, y menos con alguien de menor rango que él, un simple mortal. 

— Claro padre, pero por favor no nos destierres.— Hablaba entre sollozos, él entregaría a la pequeña en donde su hermano residía y trabajaba, siendo dueño de aquel lugar, escondido, dónde solo iban demonios ya que estaba muy adelantado para los humanos en aquel tiempo, si algún humano entraba, moría. Un, para nada modesto, casino, muy grande para el gusto de cualquiera pero al parecer era perfecto para Luci. — Yo la entregaré a él, le dejaré una carta, diciéndole que es un castigo divino.— Se arrodillo ante su padre y salió corriendo de aquel lugar, apenas salió voló de la manera más rápida que podía, sin decirle nada a su esposa, tomo papel y pluma, escribiendo una pequeña carta para Luci, con un movimiento de mano apareció una canasta con muchas sábanas para que no estuviera duro, tomó a su pequeña y la recostó cubriéndola con sábanas, pasó una mano sobre sus ojos haciendo que la niña se durmiera, la tapo hasta su cuello. Tomó la canasta con una de sus manos y salió de donde estaba, abrió sus grandes e intimidantes alas, y desapareció en la tranquila y callada noche en Heaven.

The Holy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora