Three monts with him- Ed Sheeran.

Un viaje con la morsa.

Pues bien, estas habian sido las peores cuatro horas de mi vida.
La morsa (asi decidí llamarla.) Comenzó a moverse extrañamente de un lado a otro como si estuviera estirando.

"Puf. Ni con estiramientos conseguiría bajar los ochocientos kilos que lleva encima. "
Luego de quince minutos de movimiento de cadera, alzó los brazos y comenzó a agitarlos alocadamente por todas partes. Más adelante se sumaron sus piernas. Las subía y bajaba, provocando que las personas en frente nuestro se dieran vuelta y digan: "cuide a su abuela." Yo estaba ya roja de la vergüenza.
Escuché las ahogadas carcajadas de mi hermano y el pelirrojo imbécil, y eso fue la gota que colmó el vaso.
Como fiera hambrienta me di vuelta y por sus miradas aterrorizadas llegué a creer que echaba humo por las orejas.
Me incliné hacia adelante y comencé a pegarles, pero no llegaba a hacerles el suficiente daño, asi que me incliné más.
Y más. Y más.
Caí de cabeza dandome un golpe contra el apoyabrazos que estaba entre los asientos. Mi hermano no paraba de reírse.
De repente dejé de sentir el ronroneo del motor.
El colectivo había parado.
Oí pasos por el pasillo y luego una presencia a mi lado.
Mierda.
-Señorita, ¿podría dejar de molestar a los pasajeros y volver a su asiento?- El chofer tenía una mirada dulce y a la vez severa.
-Es verdad Car... Es decir niña. Deja de molestarnos.- Dijo Jack.
Edward no tenía una mano en la boca, tratando de ocultar sus carcajadas.
-Ehh... yo...- Balbuceé. De repente me empezó a doler la cabeza y sentí algo caliente recorrer mi cuero cabelludo. Me toqué la cabeza y al controlar mis dedos observe: Sangre.
-Oh mierda.- Oí decir a mi hermano antes de gritar desquiciadamente.
-POR DIOS, ESTOY SANGRANDO. ALGUIEN AYUDEME, VOY A MORIR.
Si. Le tengo miedo a mi propia sangre.
Cuestión, terminé en la misma posición de antes (atrapada entre la ventana y la morsa) con una venda en la cabeza, y un dolor tremendo. No por el golpe, sino porque al ver mi sangre salí corriendo y resbalé, cayendo sentada.
Si, el trasero era lo que me dolía.
La morsa seguía haciendo extraños movimientos.
-Señora...- Le llamé la atención timidamente.- ¿Por qué hace eso?- Pestañeé repetidas veces, poniendo mi mejor cara de 'soy una niña buena'.
La morsa me miró unos segundos.
-Preparandome para viajar.- Me dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.- Le tengo miedo a los aviones.
-¿Aviones?- Pregunté cuidadosamente, comenzando a dudar de la cordura de la morsa.- Estamos en un bus, señora.
-¿UN BUS?- Exclamó sorprendida- ¿COMO PUEDEN DARME A MI, MADAME TREASÈU, ALGO TAN CORRIENTE COMO UN BUS?- Se paró dificultosamente, ya que su volumen se lo impedía.- MADAME TREASÈU ES DE LA REALEZA, SEÑORAS Y SEÑORES, Y LOS BUSES NO SON COSA DE LA REALEZA.- Cuando volvieron a parar el colectivo para decirle que por favor hable mas despacio, la morsa se calmó y se sentó.
Luego de segundos la ví moviendose de un lado a otro.
-Señora, ¿Qué esta haciendo?.
-Me preparo.- Dijo ella.- Me dan miedo los aviones.
***
Ya habían pasado dos horas de viaje con la morsa. Habíamos parado en una estación de servicio y 'Madame Treaséu' había comprado una bolsa grande de papitas y dos tubos de pringles. "Maldición. ¿Ella se comerá todo esto? Verdaderamente le hace justicia a su apodo." Pensé. Volvimos a nuestros asientos y el bus comenzo a moverse. "Vamos ya al río... pi-pi-pi... junto a una gorda.... pi-pi-pi... pero no me importa... pi-pi-pi... porque tengo papas... pi-pi-pi." A mi lado vi como la morsa comenzaba a cabecear. La bolsa de papas estaba apenas abierta. Solamente había que esperar... "MUAJAJAJAJA."
Cuando oí los primeros ronquidos mi sonrisa se ensanchó y le arrebaté (lenta y delicadamente), la bolsa de papas.
Al cabo de un rato su cabeza (y su baba) cayó en mi hombro, pero me vi obligada a citar mi cancion: "pero no me importa... pi-pi-pi... porque tengo papas... pi-pi-pi"

Pero bueno. Al fin habíamos llegado al peor lugar del mundo.
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Los quiere,
Nina.