Llegamos.

88 5 1
                                    

-¡Llegamos!- Anunció Edward abriendo los brazos para luego unirlos en un fuerte aplauso. Me dolía el cuello después del horrible viaje, pero de todos modos volteé:

-Callate Christopher. No seas imbecil.- El me miró... No sabía describir que había en su mirada. Era como MalditaHijaDePerraTeMatare/AwwEresTiernaCuandoTratasDeHacermeEnojar.

-Por favor, dime de cualquier forma menos Christopher, Edward, Pelirrojo Imbecil, Rojito, Imbécil, Idiota, Estupido...- Edward contaba con sus curiosos dedos, regordetes y gordos en la punta, y no dejaba de mirar hacia abajo. No había ninguna mala intención en su tono de voz. ¿Qué carajos le pasaba? Se estaba comportando demasiado bien. Recordé aquella vez en quinto grado cuando el y mi hermano metieron lombrices en mi sandwich y yo les obligué a comerse una 'ensalada' de barro y estiércol con ayuda de mi novio un año mayor. Si, mi primer novio había sido a los diez. En realidad solo me caía bien y...

-Caroline... Hey... ¿Estás ahí?- Vi la mano de mi hermano moverse ante mi rostro y volví a la realidad. Esa mano olía tan mal.

-Apártate.- Dije retrocediendo.- Tu mano huele a bolas sucias.

-¿Oh si?- Mi hermano se olió la mano y tuve que contener el vómito.

-¿Cómo haces eso? Nadie podría oler tu mano sin morirse. -Hey... es fácil. ¿Quiéres probar?- Dicho esto me tomó por la cintura y apoyó bruscamente su mano en mi nariz, haciendo que vuelvan mis ganas de vomitar. Sentía un gusto salado en mi boca y mi pancita dolía. Traté de avisarle a mi hermano, pero en cuanto abrí la boca salieron expulsadas los restos de todas las papas que había comido. Por suerte habían caído en los zapatos de mi hermano.

***

Luego de caminar por media hora bajo los efectos del sol y el mal gusto que me quedó en la boca luego de vomitar , llegamos al 'gran' lugar.

Se alzaba ante mis ojos una cabaña desvencijada, con techo de chapa y paredes de madera. Habia una ventana y estaba cubierta por dentro con una cortina verde. Luego de que Jack empujara la puerta por veinte minutos, ésta se abrió, dejando paso a un inmundo olor que inundó nuestras fosas nasales.

Solo había una palabra para describir ese tufo...

- Que olor a mierda, carajo.- Exclamó Jack arrugando el rostro con una expresión de asco. No pude perder la oportunidad.

-Creí que ya habías olido cosas así. Ya sabes, tu... frijoles... creo que no debo explicar más.- No se si fue la cara de mi hermano o las risas de Edward las que hicieron que aparezca mi sonrisa de victoria. "En tu cara."

Entonces mi hermano me dio un golpecito en el hombro. Y luego yo otro. Mi hermano respondió con uno más fuerte. Y yo le propiné otro mas fuerte todavia. El tiró de un mechón de mi cabello y esa fue la llamada de guerra. Me abalancé sobre el hasta estar los dos tirados en el piso del porche. Me sente a horcajadas sobre su pecho y comencé a pegarle cachetadas. El se dió la vuelta y quedo sobre mi, tirándome del pelo y preparando el escupitajo. No dejaría que mi hermano me escupiera. Levanté mi rodilla y le pegué con todas mis fuerzas en su...

-OH POR DIOS CAROLINE, MIS BOLAS.- Edward se rió hasta doblarse por completo. El siempre presenciaba nuestras peleas de hermanos y nunca podía aguantar la risa. No se que le causaba tanta gracia, pero lo supe cuando vi a mi hermanito golpeando el suelo con una mano y agarrandose las partes con la otra, mientras algunas lágrimas de dolor surcaban su rostro. Reí hasta no poder respirar y me levanté.

Dí un paso dentro de la cabaña y un mullido colchón de mierda recibió mi pie.
Oh, carajo.

Y esa no era la única sorpresa.

Three monts with him- Ed Sheeran.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora