[ 005 ]
୨♡୧
Cuatro meses han pasado desde la llegada de Alana al año 1987, ahora, claro, se convirtió en 1988. Es marzo y las vacaciones de primavera han llegado, Alana dejó de asistir a la preparatoria ya que no tenía los documentos suficientes para probar que existía, probando lógicamente lo difícil que es continuar con tus estudios o conseguir un trabajo cuando eres una persona que no existe en el mundo aún.
Desde aquel entonces, se queda en casa y de vez en cuando trabaja en la florería de su abuela ayudándola en lo que pueda. María piensa que Alana ha estado un poco extraña y aún no comprende el porqué dejó la preparatoria, ya que ni su madre ni Alana le han explicado la situación en la que se encuentra, pensaría que todo es una locura, aunque verdaderamente...no está tan alejado de ello.
Ahora mismo, Alana se encontraba recostada en el césped del patio leyendo la campana de cristal, de Sylvia Plath. Los Ángeles se siente mucho más cálido ahora que la primavera ha llegado, una ligera ráfaga de viento choca contra su rostro haciendo que su cabello anteriormente peinado, se vea más despeinado de lo usual. Aún así, le encantaba la manera en que su cabello rizado lucía de esa manera.
Siguió con su lectura hasta que a lo lejos, pudo distinguir la figura de alguien acercándose. Levantó la cabeza y ajustó sus lentes viendo a María caminar hasta ella.
— ¿Qué haces? — preguntó María sentándose frente a ella. Alana cerró el libro y le enseñó la portada. — la campana de cristal por Sylvia Plath — tomó el libro y leyó en voz baja. — algo deprimente — bostezo dejando el libro en manos de Alana.
— Ya son vacaciones, ¿que planes tienes? — preguntó Alana apoyando ambas manos en sus mejillas.
— Pfff, no tengo idea. Creo que Bell está planeando un viaje a la playa, ¿te gustaría ir? — preguntó María recostándose sobre el césped, reposando sus manos sobre su estómago.
Alana pensó un poco en la idea, le parecía agradable ir a la playa aunque el mar le aterraba un poco. No poco, muchísimo.
— Hmm, de acuerdo. — respondió Alana sin más.
— Hasta que aceptas salir con nosotras, has estado muy quieta últimamente. — respondió María soltando un breve suspiro.
—¿Quieta? — Alana soltó una pequeña carcajada, a lo que María la vio sería.
— Si, quieta. No lo sé, eres muy...¿cerrada? Te la pasas leyendo esos libros raros y escuchando tu música la mayor parte del día. — María hizo una pausa — aunque no te juzgo, a mi también me encanta soda stereo, con un cantante como Cerati yo también me escucharía y vería todo en lo que sale— sonrió y volvió a pausar. — pero bueno, a lo que me refiero es que...me gustaría que salieras más con nosotros, inténtalo, no te hará mal.
Alana sintió como en su rostro se iba formando una sonrisa cada vez más grande, no es que no quisiera salir, es solo que no tenía ganas. Le gustaba pasar tiempo en casa y sobre todo pasar tiempo con su abuela, en su realidad jamás llegó a conocerla así que su meta sería conocerla lo más que pueda mientras estuviera en el pasado.
***
— ¿Así que mañana a la playa, eh? — preguntó su abuela a María. — ¿quién manejará hasta allá?.
Alana, su abuela y María se encontraban cenando en el comedor, platicaban de su día e intercambiaban ideas sobre los planes que tenían para las cortas vacaciones de primavera.
— Ay, mami. Ya sabes que Bell maneja siempre que hacemos viajecitos cortos. Además ella es la única con licencia, con suerte seré la siguiente en obtenerla — respondió María.
Alana sonrió y tomó un trago de su soda. De repente, el teléfono sonó haciéndola sobresaltar un poco. Irene se levantó de inmediato y tomó el teléfono.
— ¡María, te habla Bell! — gritó Irene a lo lejos, haciendo que María saliera de prisa por el teléfono.
Alana escuchaba a lo lejos uno que otro gritillo de emoción por parte de María, lo que la hizo esperar impaciente para saber a qué se debía tal emoción. Pasaron alrededor de siete minutos hasta que María regresó al comedor con una gran sonrisa y se sentó.
— ¿Todo bien? — preguntó Irene con una sonrisa. — se te oía muy emocionada.
— ¡River volvió justo para las vacaciones de primavera! Mañana nos veremos todos aquí en casa, hubo algunos cambios de planes — hizo una pausa y volteó a ver a Alana, quien tenía una expresión de asustada. — espero no te moleste Alana — dijo María al verle la cara.
Alana no ha sabido nada de River desde hace dos meses, solo que está filmando otra de sus películas en Nueva Jersey. No es como que ellos dos fueran muy amigos, apenas y habían hablado las veces en las que se han visto.
Aun así, sintió ese familiar sentimiento de tristeza revuelto con nervios al escuchar aquello, pues al oír aquella noticia, sintió una extraña sensación de insuficiencia. Cada que Alana se sentía atraída por alguien, nunca faltaba el sentimiento de no ser suficiente, específicamente de manera física. ¿Qué pensara River cuando la vea? ¿Creerá que se ve linda tal y como ella piensa de él?
— No, no me molesta para nada. — respondió Alana, aclarándose la garganta. — disculpen, creo que iré a dormir. No me he sentido muy bien hoy. — se levantó de la silla y recogió su plato. — buenas noches. — dijo y sin más, camino fuera del comedor con rumbo hacia su habitación.
— Pero si ni siquiera has terminado de comer...— Irene mencionó, pero para cuando ya había dicho esto Alana ya se había esfumado. María observó confundida la actitud de Alana, pero sin embargo no le tomó importancia.
Alana entró en su habitación y se recargó sobre la puerta, cerró sus ojos y pensó en lo loco que era que, aunque había cambiado de realidad y había conocido a gente nueva, su cabeza siempre seguiría funcionando igual.
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back for you, river phoenix
Fanfiction𝗕𝗔𝗖𝗞 𝗙𝗢𝗥 𝗬𝗢𝗨┊𝗋𝗂𝗏𝖾𝗋 𝗉𝗁𝗈𝖾𝗇𝗂𝗑 ❝ 𝗇𝗈 𝗌𝗈𝗒 𝖽𝖾 𝗅𝗈𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖼𝗋𝖾𝖾 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝗌𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾, 𝗉𝖾𝗋𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝗎𝖾𝗋𝗍𝖾 𝗅𝖺 𝗆𝗂́𝖺 𝖺𝗅 𝗁𝖺𝖻𝖾𝗋 𝖼𝗈𝗂𝗇𝖼𝗂𝖽𝗂𝖽𝗈 𝖼𝗈𝗇𝗍𝗂𝗀𝗈 𝗎𝗇 𝗉𝗈𝖼𝗈 𝗍𝖺𝗋𝖽𝖾...