Capítulo 1: Un rayo de luz que cae desde el cielo.

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25 diciembre del 2025

"Por favor responde el teléfono, quiero hablar contigo y que pasemos tiempo en familia, no quiero que te encierres en la granja, al menos ven a cenar con nosotros. Tae por favor, ven con nosotros, te necesito y sé que me necesitas. Hermano por lo que más quieras, tu sobrino quiere verte. Es navidad por favor ven."

Cuando termino de escuchar el mensaje del buzón, Taehyung se dio la vuelta del sillón donde estaba recostado y se puso de pie, el día estaba a punto de acabar, podía ver el sol ocultándose poco a poco dejando ver la oscuridad de la noche y las brillantes estrellas desde su ventana. No planeaba ir a la casa de sus padres, era navidad, pero no había hecho nada especial.

La navidad ya no era una fecha importante para él, al contrario, se había convertido en un día miserable donde solo albergaba sentimientos de culpa y amargura. Siguió mirando las estrellas desde su ventana hasta el momento en el que escucho el escándalo de las gallinas de la granja, así que pensó que probablemente un coyote se había metido a comérselas. Se colocó una chaqueta de cuero y saco de uno de los cajones del recibidor una lampara, salió con dirección al corral de las gallinas ubicado en la parte trasera de su casa, como había estado lloviendo esa tarde la tierra se había puesto lodosa, caminó por encima del lodo sin importar ensuciar sus botas plásticas y su lámpara afocó los nidos. No había nada ahí y parecía que todo había vuelto a la normalidad.

Estuvo vigilando solo unos minutos más hasta el momento en el que se percató que estaba perdiendo el tiempo, su estómago gruño; así que rápidamente tomo unos huevos y regreso a casa, directo a la cocina, observo que no fueran para empollar, su estómago volvió a gruñir, provocado por no haber consumido nada en todo el día, dejo que los huevos se desparramarán en el sartén caliente y busco algunas tostadas de la alacena.

Después de cenar, regreso con unas latas de cervezas a su sillón donde se sentó y busco el control para encender la televisión. Vio películas el resto de la noche, pero a ninguna le puso verdadera atención. Su mente estaba concentrada en una sola persona, en un solo evento. No es que no quisiera ver a su familia, pero odiaba verlos preocupados por él, todos tenían sus propios problemas.

Observando la fotografía de su amor, pensó en todos los momentos que pasaron juntos, hasta el último. Si tan sólo pudiera volver a verlo una vez de nuevo, le pediría perdón y le rogaría al cielo que nunca se fuera de su lado. Limpio sus lágrimas, Hoseok nunca más iba a volver.

De pronto, como una señal divina, algo hizo retumbar la tierra y que todo se iluminara, la noche no fue rival para lo que fuera que estuviera pasando. Había escuchado en los noticias sobre la lluvia de estrellas que se aproximaba, pero todo afirmaba que era poco probable que cayeran en su país, mucho menos en los pueblos más rurales de Daegu.

Salió corriendo y quedo maravillado por lo que ocurría a su alrededor. Algo que pasaba cada mil años y que probablemente nunca más iba a volver a ver, del cielo caía lo que parecía ser una lluvia de estrellas, piedras gigantes de color purpura, golpearon el suelo cerca de su granja, destruyendo los potreros y algunos corrales.

La próxima granja estaba a unos 80 metros lejos de sus tierras, pero todo estaba cercado por lo que no se preocupó por ello, si una de esas rocas le daba estaba seguro que moriría. Tal vez eso era lo mejor, sin Hoseok no tenía ganas de vivir.

Regreso apresurado a la casa, pero la figura de un hombre estaba parada justo afuera de la puerta.

— ¿Puedes darme posada esta noche?

Su cuerpo se paralizo, no podía tener tanta suerte, ya era una noche lo suficientemente mágica. Pero ahí estaba, frente a él, con una sonrisa tímida, ropa desabrigada y descalzo. Taehyung no espero ni un momento y rápidamente se lanzó a sus brazos. El cuerpo cálido de Hoseok lo recibió con un fuerte agarre.

En esa noche mágica, donde Taehyung recuperaba a la única persona que había amado, no pudo evitar llorar.

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