1. Whelve

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No era para más, el querido invierno estaba haciendo de las suyas y se hacía sentir por medio de caricias a través del viento, cual hacía de sus travesuras con susurros respecto a secretos ajenos. Tal elemento poco valorado, hizo de sus mimos fríos a la piel de Yeh Shu Hua como si de pétalos de rosas se trataran. Fue directamente a su cutis pálida por falta de rayos solares, donde le dio un pellizco alusivo a una punzada.

La chica estaba en pleno dormir, hasta que el clima le trató de tal manera que, le hizo despertar con cierto mal humor. Su ceño estaba fruncido con fuerza, mientras su cuerpo aún descansaba boca abajo y era cubierto por varias sábanas. Ya había caído la primera nevada, bastante poderosa a decir verdad, cual dejó bastantes días de receso a las personas. Shu, trató de cerrar sus ojos para prestarse a Morfeo un poco más, en cambio, la alarma sonó cuando el sueño le capturaba nuevamente. Mordió con mucha presión su labio inferior, tumbando fuera de la cama una de sus almohadas por simple frustración.

— Descuida, Shushu, si no es hoy será mañana... o en otro momento —expresó en voz baja para sí misma, con cierta tonalidad de duda, pero en lucha de permanecer firme ante sus palabras.

Rodó sus ojos, como si ya no tuviera importancia lo que dijo y se sentó en la cama a revisar su teléfono

— Siempre son las mismas noticias tristes, nada por sorprenderse, aunque sí me sorprende que éste año tan maldito sea bendecido con nevadas espectaculares.

De sus labios hizo un mohín bastante pronunciado. Tal gesto fue una puerta para proceder a dejar su teléfono en la mesa de noche, cual era pequeña de tonalidad gris. Llevaba diseños, a los bordes, de unas lavanda. No tenía brillo, era un color sólido, en cambio "feliz" para la joven.

Hua se acercó a la ventana que daba junto a su cama. Esa estaba pegada a la pared que daba con la parte frontal de la casa, le gustaba observar las miles de escenas y posibilidades que ocurrían en un simple minuto. Su pantalla a la vida real era cuadrada, excepto en la parte superior que llevaba forma de arco, por fuera de color blanco y por dentro era simplemente gris. Todo su marco de decorado era en madera, la parte inferior se prestaba para recostar los brazos. Si has de gustar los pequeños detalles, notarías pedazos diminutos sobresaliendo del marco; Shu Hua adoraba mordisquear con sus uñas la madera hasta obtener un trozo para jugar entre sus dedos.

La de cabellos largos de azabache se quedó expectante por un contexto frente a su casa, observaba a través de su televisor en tiempo real. Hizo un leve movimiento de labios, ladeando estos hacia el lado derecho, y con sus uñas trató de rascar los trocillos de madera que estaban sobresaliendo del marco hasta arrancar un pedazo minúsculo. Ante el sonido crujiente, se sonrió orgullosa para sí misma. Levantó el palo delgado, muy pequeño, recién arrancado y enfocó después su vista al par de personas en la escena.

— Todos son igual a este trozo de madera —limitó a comentar en voz baja, asegurando sus palabras para su misma persona.

Lo que veía era simple, o más bien cotidiano dentro de su vida; la prima de su madre discutiendo con la abuela, ambas son sus tutoras. 

— No aguanto que siga aquí, está mal de su cabeza e insisto en que la internen. No lo digo porque soy una profesional, ya esto lo quiero como familiar. Su madre lo hubiese querido de saber cómo ella está —indica la prima Lixue a la abuela.

Lixue recién terminaba estudios en Neurociencia, pero ya estaba formada profesionalmente como psiquiatra y todas las mañanas aprovechaba que "Shu Hua dormía" para debatir con la abuela. La señora cada vez era convencida de que, en efecto, la más joven de la casa necesitaba una especie de ayuda por su visión a la vida. En cambio, confiaba que era todo a causa del abandono familiar que ha tenido y eso ha tenido una repercusión terrible hasta la actualidad, por lo que tenía un remedio como cualquier cosa.

Feuillemort ⨾ SooshuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora