Hoy es el último día de noviembre, y estoy a tan sólo un mes de finalizar el tan controversial 2020, un año lleno de situaciones sorpresivas y desafíos. El COVID-19 nos cambió la vida a los seres humanos y al planeta. Para muchas personas, este año trajo la tristeza de tener que despedirse de seres queridos, y paradójicamente trajo la recuperación de La Tierra, al menos en el aspecto de que se redujo la contaminación del aire: ¡Un respiro para el planeta! (Y dicen que hasta se mejoró la capa de ozono, aunque hay opiniones encontradas).... Así pues, las cosas no son absolutamente buenas ni malas: en el equilibrio de la vida todo es como un imán con dos polos opuestos que se complementan, como el símbolo del Yin y el Yang ☯️
También, paradójicamente, hoy hablo de tomar un boleto para emprender el viaje hacia la aventura del sueño que me espera, y al mismo tiempo menciono la pandemia que hizo detener al mundo 😷 Aquí en Venezuela, la cuarentena inició el viernes 15 de marzo, y desde entonces me siento como jubilada: ¡Cobrando sin salir de casa! 😃🤑
Para jubilarme de la administración pública, en teoría me faltan dos años, de 25 que es el mínimo a trabajar. Sin embargo, si llegado el momento aún no se es adulto mayor, la ley impone una serie de limitantes engorrosas que no vienen al caso, pero que en resumen son la causa de que varios empleados terminen jubilándose a los 30 o 40 años de servicio. ¡Para mí eso es demasiado! Todavía estoy joven, vigorosa, y puedo dedicarme a otras cosas; por eso el año pasado renuncié a la biblioteca, ya que en la próxima década podría reengancharme con mi constancia de todos los años laborados, porque no se pierden. Aunque, también está la opción de que los años de trabajo pueden sumarse para cumplir con una "continuidad administrativa" prestando servicio en varias instituciones del Estado; y eso fue lo que hice: Ahora trabajo en otro ente del ministerio de la cultura (pero se los detallo otro día).
En realidad, nunca me cansé de ser la responsable de una pequeña biblioteca comunitaria, pues me gustaba mi trabajo de diseñar y ejecutar actividades culturales para los niños. De lo que me cansé es de un fenómeno al que denomino "la hipocresía institucional" ¿Cómo es posible que en un país tan rico, la respuesta de los superiores ante cualquier iniciativa, sea: "no hay recursos"?... Efectivamente, las instituciones culturales demuestran las carencias, pues se encuentran por el piso; pero la otra cara de la moneda es que el gobierno tiene años gastando casi todos los meses en el alquiler de tarimas y sonidos de gran potencia, para la realización de eventos políticos (marcha contra el imperio, marcha por la paz, marcha por el cumpleaños del presidente…) Y eso sin contar la inversión económica que implica la impresión masiva de franelas identitarias de cada actividad, para repartir a los asistentes 😳💸🤔
Recuerdo una vez en que quise prestar una caja de libros a una escuelita rural, dando cumplimiento a un programa de estímulo a la lectura en el que cada mes la biblioteca lleva varios cuentos a los centros educativos para el disfrute de niños y niñas. Cerca de mi trabajo había otros 3 colegios a los que ya atendía con regularidad, eran los privilegiados de todos los servicios porque estaban en el centro de la comunidad, pero esa escuelita rural sufre la limitante de que para llegar a ella, se deben subir 5 km por una montaña hasta llegar al asentamiento campesino. Entonces sentí la motivación de visitarlos y llevarles actividades culturales a esos pequeños desasistidos, pero mi jefe se negó; y eso que no le estaba pidiendo recursos porque los cuentos ya estaban, simplemente solicité el apoyo para el traslado en uno de los vehículos rústicos de la institución. Ante su negativa, me tocó activar un "Plan B", porque estaba determinada a llevar la alegría de la lectura a esos niños y niñas ¿O a caso mi rol social era rendirme ante las adversidades y resignarme? 📚📖
En esa ocasión, como en muchas otras, fuí testigo del poder de la determinación, porque cuando pedimos algo con el corazón, ¡se cumple! Fue así que, después de la reunión con mi jefe, en un arrebato de indignación, le dije a mi asistente: "No creas que me voy a quedar de brazos cruzados. Si la institución nos niega el transporte, así sea en un caballo vamos a llevar los cuentos a la escuelita rural" ¿Y saben qué pasó?... Al día siguiente me reuní con una líder de la comunidad quien consiguió un transporte para la fecha prevista, y hubo un vecino voluntario que me ayudó a cargar los libros. Esa mañana llegamos al lugar, después de media hora de camino en el vehículo que nos prestó el apoyo. Cuando descargamos el transporte, inesperadamente vimos que se asomaba a nuestro encuentro un maravilloso corcel negro. Mi asistente gritaba de la emoción: "Martha, el caballo, apareció el caballo que pediste" y enseguida me tomó una foto para dejar constancia en la historia, de que ¡los deseos se cumplen! 🐴🐎💞✨
Así es el poder del foco, ¡maravilloso! Y lo mismo me pasó cuando decidí renunciar a ese empleo después de dos décadas de labor ininterrumpida, porque me cansé de luchar contra la falta de voluntades y el exceso de indolencias que fue socavando en los últimos años el espíritu institucional en muchos de mis colegas. Me di cuenta que mis ideales y valores ya no resonaban con la biblioteca y su gente, porque el mundo bonito de cuentos se había convertido en falacias. Muchos de los trabajadores y más aún sus dirigentes, dejaron de priorizar el servicio a las comunidades, y pasaron a concentrar los esfuerzos y los espacios oficiales para hacer actividades políticas impregnadas de egocentrismo, verborrea, propaganda y adulancia.
Ya tenía un par de años acumulando el cansancio y la desilusión, aunque seguía dando lo mejor de mí al público, porque ellos no tienen la culpa ni el conocimiento de cómo se maneja internamente la gestión. Sin embargo, en enero de 2019 decidí ponerle la fecha definitiva a mi renuncia: lunes 15 de julio. Me determiné a buscar otro trabajo y así salir de un sitio a otro, y tenía todo un semestre para lograrlo... pero el otro trabajo no llegaba, no conseguía vacantes en mi área, parecía que todas las puertas se me cerraban como obligándome a vivir resignada en un empleo que cada mañana mataba mis ganas de salir adelante ¿Acaso la vida quería mostrarme que quedarme allí, quieta hasta jubilarme, era lo mejor para mí?... 😞
Confieso que llegado el 01 de julio, dudé de mi decisión de irme y empecé a imaginar cómo sería la vida si me quedaba; pero justo esa imagen fue lo que fortaleció más mi deseo de finiquitar esa relación laboral que me estaba generando emociones tóxicas de agotamiento, desidia y frustración. Aunque no lo justifico, entendí por un momento por qué tantos empleados del gobierno incurren en dar un pésimo trato al público, seguramente es porque cargan en el alma el dolor de saberse parte de un sistema deteriorado con el que no están de acuerdo, y que ni siquiera pueden hacer nada para cambiarlo, ¡pero allí están porque es el único trabajo que tienen para su sustento!…
Faltando una semana para la fecha establecida, me encontraba en un callejón sin salida, sin saber cómo cubriría los gastos del mes siguiente porque no había conseguido otro trabajo; sin embargo, había tomado la decisión de ser coherente con mis sentimientos y escapar del foco de mi malestar. Por eso, en la mañana del viernes 12, a pesar del miedo a no saber de qué iba a vivir después del 15, me reiteré en voz alta: "Así me quede desempleada para siempre, no hay vuelta atrás, el lunes presento mi renuncia a la biblioteca"... Ese día debía salir a una diligencia en la tarde, para lo cual tomé el subterráneo hacia una ruta que pocas veces transitaba. Allí conseguí a una amiga que tenía años sin ver, y al preguntarle qué era de su vida, me explicó que estaba trabajando en un ancianato privado, y me dijo: "si sabes de alguien que quiera trabajar los fines de semana, y que sepa cuidar a abuelitos, me avisas porque estoy buscando una compañera" De más está decir que me ofrecí de inmediato, y lo más mágico de todo, fué su respuesta: "¿Puedes empezar mañana mismo?" 👵🧓👴 Fue así como habiéndome determinado a salir de un trabajo a otro, mi deseo se cumplió a 3 días de la fecha límite.
Te cuento estos ejemplos (del caballo y de mi renuncia), para invitarte a confiar en tus determinaciones pese a cualquier circunstancia exterior, porque cuando decides de corazón conseguir algo y crees fielmente en ti, el Universo no tiene más opción que complacerte, y las adversidades se disipan en el momento más oportuno ¿O acaso crees que Yo Soy la única que tiene ese poder? ¡Todos lo tenemos!, sólo hay que aumentar la fé, que es "la certeza de lo que no se ve"; por eso éste capítulo se llama "Un boleto hacia lo desconocido": Imagina que adquieres un pasaje para irte de vacaciones a una ciudad cualquiera. Ya vimos en los capítulos anteriores que tienes un destino definido y una idea de cómo vas a llegar allí, es decir, tu maleta (tu plan de acción). Sin embargo, una vez en el terminal de salida, tu viaje por alguna razón sufre un retraso. En ese momento no te devuelves a casa pues confías en la agencia de viaje y sabes que tarde o temprano vas a embarcar hacia tu destino. Y si la circunstancia persiste y la salida se reprograma para el día siguiente, sigues confiando en que vas a concretar tus vacaciones ¿Entonces por qué nos cuesta tanto confiar en Dios cuando no vemos los resultados de inmediato? 🚕🚌🚂🚢✈️
Te invito a reflexionar en ello, y a no perder tu foco. Estamos a un mes de iniciar un nuevo año ¿Ya hiciste tu carta al niño Jesús? ¿Qué cosas quieres para el 2021? ¿Y si te atreves a soñar que se hacen realidad?
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365 Días Para Ser Millonario: Con la Ley de La Atracción (...Y demás hierbas)
NouvellesLe hice una apuesta al Universo, y si de verdad la Ley de La Atracción funciona, ¡Le doy 365 días para demostrármelo!