4: Capitán Son Hyunwoo

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—Hoseok, él no va a venir—menciono Kihyun mirando a su amigo quien se mantenía levantado de su asiento, con la cabeza fuera de la ventana, tenía vaga esperanza de encontrar a su amado entre toda la gente que había asistido para despedirse de sus soldados.

—¡El tren va a partir!—grito uno de los conductores con la intención de alejar a la gente de las ventanas.

El rubio suspiro una última vez, seguidamente volvió a tomar asiento —No habrá día que no piense en él— argumento Lee con la mirada baja, Yoo asintió.

—Nos volveremos a encontrar, es nuestro destino— afirmó mirando hacia la ventana, Hyungwon más que amigo había sido un hermano y aunque Kihyun se consideraba a si mismo un muchacho fuerte, sentía una enorme herida sangrar dentro de él, en verdad era una lástima que el orgullo de Hyungwon fuera más fuerte que su amistad.

—¿Irene?— agrego repentinamente el pecoso.

—Si también extrañaré a Irene— Wonho suspiro pesimista.

—No idiota, Irene está aquí— grito el pelirrojo levantándose para ver a la pelinegra, quien acababa de llegar corriendo y se había acercado a la ventana.

—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar luchando contra el heteropatriarcado, quemando edificios o no lo sé, haciendo cosas de feministas?—interpelo Ki, ella se limitó a responderle enseñándole el dedo medio; por consiguiente miro al rubio.—¡Wonho! ¿Por qué nunca me lo dijiste!?— cuestiono alterada.

El rubio trago saliva —No podía, el te ama y tú a él.

—¿Por qué siempre quieres sacrificarte por los demás!? ¿Alguna vez piensas en ti mismo!Solo...—suspiro cerrando los ojos—Quería que supieras que esto no cambia nuestra amistad, no me importa lo demás tu eres mi mejor amigo a pesar de todo.

Inesperadamente el tren soltó un último silbido que anunciaba estaba por partir —Ustedes son raros, se llevan muy bien a pesar de ser como esposa y amante—rio el pecoso, la pelinegra y el rubio le siguieron.

—Lo siento mucho Irene, tal vez si te hubiera dicho la verdad, nada de esto hubiese sucedido.

La pelinegra negó rotundamente —No es tu culpa, yo tampoco he sido capaz de decidir por mi misma, por eso es que  voy a deja…

Repentinamente el tren comenzó su marcha, Irene tuvo que alejarse de la ventana y Wonho se limitó a sonreírle como lo había hecho desde que la conoció.

—¡Confío en que tomarás la decisión correcta para el bebé y para ti!—grito el seminarista sacudiendo la mano.

—¡Solo no vayas a morir, serás un increíble tío!—grito ella con los sentimientos a flor de piel, el seminarista asintió alegre, seguidamente el tren se perdió entre las vías, dejando a un lado los suburbios para empezar a mostrar unos hermosos campos de arroz.

Lee procedió a tomar asiento nuevamente.—¿Sabes Ki? A veces pienso que la mayoría de los hombres no merecen a las mujeres, son demasiado hermosas, fuertes e inteligentes.

Ki asintió —Tal vez en otra vida, te gusten las chicas, puede que Hyungwon se llame algo así como Dodo, tiene cara de Dodo, probablemente en el día es Hyungwon y en las noches es Dodo.

[…]

Hyungwon, había tratado de no tomarle importancia a la partida de Kihyun y Wonho, se había enterado de la salida de estos gracias a su esposa, incluso al haberse informado, se atrevió a decir que era una agradable noticia,  no obstante, para su desgracia  las amistades de toda la vida no se pueden olvidar así tan rápido.

Oculto en tu memoria [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora