¡ 👶 !

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Besitos, mimos, cariñitos, palabras dulces...

¡Besitos, mimos, cariñitos y palabras dulces para Innie!

Hwang Jeongin chilló bajito admirando con ojos brillantes el papel en sus manos, imaginando su futuro cercano entre sonrisas bobas y preparándose para lo que sabía que vendría al llegar a su hogar y mostrarle el resultado a su esposo.

«GCH: positivo a embarazo»

Aquella hoja le dictaba la respuesta a sus sospechas de la última semana y anunciaba una de las mejores noticias de su vida, por lo que no se preocupó en lo que las demás personas en el autobús podrían pensar y besó sonoramente el pedazo de papel.

Su parada llegó y bajó entre risitas, trotando, saltando y dando vueltas con felicidad los pocos metros hasta ya estar en la calidez de su hogar, donde se dio la libertad de hacer un baile victorioso y chillar tan alto como quiso.

Su querido esposo no llegaría hasta la cena, este se lo había comentado en la mañana al igual que los días anteriores a ese por el hecho de que recientemente su empresa obtuvo el contrato de expansión que tanto esperaban y la nueva gerencia se estaba acomodando. Por otro lado Jeongin, a sus cortos veintitrés, solo trabajaba actualmente como modelo de fotos; trabajos ocasionales por los momentos en donde su arte no tenía tantas demandas.

Su oficina era su calientito hogar y sus papeleos y reportes eran imitar frente al espejo expresiones faciales en donde su bonito rostro se vea aún más bonito y pintar en tardes llenas de inspiración y té de manzanilla.

— Cielos, cielos, cielos ¿Cómo le diré ahora? — En lo que mordía sus uñas y daba saltitos por la sala con ansiedad, una bombillita de idea se le prendió en la cabeza.

Oh si, haría una bonita cena romántica esa misma velada, y su adorado Hyunjinnie no tendría de otra más que mimarlo toda la noche luego de saber la gran noticia.

Debía ser justo esa noche, pues su corazón de pollo le exigía que su marido debía ser justamente el segundo en saberlo al ser el padre, y conociéndose a sí mismo como un bocazas tiene que decírselo antes de que lo grité a los cuatro vientos a alguna persona aleatoria por ahí.

Así que, decidido y emocionado, se puso manos a la obra, iniciando primero por ir al supermercado por los ingredientes necesarios para su cenita especial con su esposito.

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— Señor, le pido que trate de calmarse. En nada le traeremos su pedido. — Hablaba nerviosa y rápidamente el pobre vendedor del pasillo de carnes del lugar, intentando calmar al chico pelirosado que cada vez se ponía aún más rojo de ira.

— ¿¡Está insinuando que estoy alterado!? — Exclamó Jeongin, completamente alterado.

Pero no entendía por qué rayos siendo apenas un par de horas pasadas del mediodía el lomo de carne favorito de su esposo no se encontraba en la despensa del lugar; los nervios por no encontrarlo carcomiéndolo y no encontrando mejor forma de descargarlos que en el inocente y nervioso administrador.

Y, uh-huh, ahora estaba comenzando a enojarse mucho muchísimo.

Con eso en mente, pisoteó el suelo y gruñó en una rabieta, consiguiendo que el trabajador del supermercado retroceda asustado. El dulce Jeongin de todos los días se hubiera sentido mal por haber causado eso y se habría disculpado ¡O a quien engaña! El Jeongin normal y paciente ni siquiera habría hecho tanto drama, por lo que solo atinó a disculparse en voz bajita mientras juega con sus manos arrepentido.

 ¡ something to say ! ━━ hhj + yjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora