Uno

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No sabía que hacía ahí metido. Lo que si sabia era que esa casa parecía un antro y que no entendía cómo había gente que realmente vivía ahí todos los días.

Que asco.

Era todo de madera y como que estaba sin terminar en algunas partes. Miré a mi alrededor y me quise ir a mi casa. De pronto alguien me pegó en el hombro

— ¿Estay perdido bonito?— era un niño como de mi edad que me miraba fijamente y con diversión. Probablemente se estaba burlando de mi, el cuico perdido.

— No no, no te preocupí.

— Yaa, igual cualquier cosa me decís no más. No see, si queri tomar alguna wea o algo.

Era raro el chiquillo. Como, muy amable.

— Ya gracias. Igual estaría bacan una piscola.

El rubio me sonrió y sin dejar de mirarme a los ojos me hizo una seña de que lo siguiera.

Entramos a una cocina más chica que mi baño de visitas y empezó a prepararme una piscola. Cuando vi que el pisco era capel lo detuve.

— Oye espera. ¿Por casualidad no tení de otro pisco?, que ese es demasiado rasca— a juzgar por su expresión la había embarrado— o sea no rasca, sino que no es taaan bueno. ¿Cachaí?

— No si catcho— exageró totalmente la pronunciación, claramente burlándose. Lo miré feo y empezó a caerme mal— pucha lindo es lo único qué hay, perdona que no cumplamos tus expectativas de príncipe.

— Yo no soy ningún príncipe— y para probarle a ese rubio pobre que no podía hablarme así, le estiré un vaso para que me sirviera— dale. Me gusta negra eso si.

Sonrió. Pero había algo en su sonrisa que me hizo sentir como miedo.

— Yaaa, se puso valienteee. ¿Acaso querí impresionarme? Porque te sacai la polera y lo consigues, se nota que estay mas rico...

Me acomodé la polera y solté una risita, moviendo el vaso para que dejara de mirarme y me sirviera. Gracias a dios lo hizo y el loco me dió como 70 de pisco y 30 de bebida. Más encima no era ni Coca-cola, sino que una imitación flaite.

— Ya po toma— insistió— si te la hice con todo mi amor.

Me guiñó el ojo y empecé a pensar qué tal vez era gay...

— Oye por sia, yo no soy... gay ni nada.

Se echó a reír.

— Que te pasaí rollos bonito, no te preocupí en todo caso, tengo pololo.

— Ah ya. Bacan.

No supe que decir. La verdad era primera vez que hablaba con un gay.

— ¿Vay a tomar o qué?

Tomé. Me tomé la mitad del vaso de una. La verdad es que esa noche quería borrarme. No es que quisiera, pero lo necesitaba. Olvidarme un rato de mi existencia y disfrutar del endormecimiento del alcohol.

— ¿Teniay sed parece?

Me sequé la boca.

— ¿Viste que no soy ningún príncipe?

Antes de que el otro respondiera entró una mina a la cocina. Le eché el ojo y la verdad que era realmente mina. Ella me sonrió con amabilidad y después se volteó hacia el rubio.

— Ya po Jimin, te estamo' esperando que rato.

— Ya cami, si estaba ayudando a mi amiguito.

Ella volvió a mirarme y a sonreírme.

— ¿Podí dejar de ser tan suelto?, te voy a acusar con tu pololo.

— Ponle color, si el pobre necesitaba a alguien que le diera un poco de atención po.

— Y tú con gusto aceptaste.

— De allá somos pues.

— Ya. Oye solo faltay tú para jugar. Y tú amigo obvio, si quiere unirse.

— ¿A qué?—pregunté mirándola a ella.

— Al...

— ¡Verdad o penitencia!— interrumpió Jimin.

Me reí con ganas.

— ¿Acaso tienen 10?

— No juguí si no querí. En todo caso lo vamo' a pasar bomba.

— Únete, si es pa lesear un rato. Así conocí a los demás igual.

Como decirle que no a la Cami.

Verdad o reto [taekook!chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora