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Que rápido es el cambio y que lento a su vez.

Vuelvo a reflexionar sobre la perfección de imperfectas contraposiciones.

Que no puedo darle tiempo.
Porque siento que no tengo.
Y a veces, uno tiene lo que cree tener.

Es por eso que tengo miedo. Miedo a gastar lo que no tengo y crear así una deuda que nunca podrás llegar a zanjar.
No porque no vayas a querer, sino porque creo que no te dejaría.

Aun así he aprendido a no descartar lo indestacable. Lo cual me lleva a ver todas las series y películas y a leer todos los libros.

Y, como no, todos tratan sobre nuestra historia.

Temo que se acaben historias que ni han empezado.

Paso las hojas con cuidado en otro intento fallido de prevenir cortes inevitables.

No siempre fallamos en las predicciones. Aunque la mayoría de veces queramos.

Miro mi mano derecha y veo más claro el significado de cada línea, curva y final. Del corte debajo de mi dedo.
Gordo.

Que se cicatrizó mal por el temblar del doctor que me puso los puntos. Estaba nervioso, no curó una herida tan normal y profunda como esa. Hasta ese momento.

Vuelvo a mirar. Parece una estrella fugaz rodeada de puntos suspensivos.

Quiero pedir un deseo.

Pero me acuerdo de todas las historias.
Esas que solo he llegado a leer y que han llegado.

Sin salir.

-Zzzzzz-

¡NO!

-Zzzzzz-