—Te enviaré con una sola y única misión. Salvar vidas.
—¿Sa-salvar vidas?
—Sí, salvarás vidas con el solo hecho de subir un vídeo a una red social.
—¿A una qué?
Él sonrió, pequeño e inocente ángel que aún no conocía como funcionaba todo allí abajo.
—Lo entenderás todo cuando bajes, pero antes tienes que hacer un pequeño sacrificio.
—¿Salvaré vidas?
—Más de las que eres capaz de imaginar.
Con una sonrisa de ilusión, el pequeño asintió antes de murmurar: —Estoy dispuesto a cumplir el sacrificio que sea.
Y entonces, le arrancaron sus alas. Él no gritó, no se movió, tampoco se quejó, pero las lagrimas se hicieron presentes en sus mejillas, se deslizaban lenta y entrecortadamente al igual que la sangre que corría por su espalda.
—Te asignaremos un nombre, dejarás de ser llamado ángel, tu nuevo nombre es Ruben, ¿Me escuchas? quiere decir que serás protector, y tendrás una naturaleza emotiva. Te acostumbrarás con facilidad a los cambios, respetarás a todo aquél que te respete. Apreciarás sobre todo a tu familia y amigos verdaderos, ¿Entendido, Ruben?
El pequeño y rubio ángel asintió sonriendo, ignorando el dolor de su espalda. Bajaría y cumpliría su mayor sueño. Bajaría y seria un ángel caído para un montón de persona. Bajaría y salvaría vidas, sin siquiera saberlo.
