Capitulo 2

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______no sabía si tocar o darse la vuelta y huir. Jamás había visto antes esa expresión en su profesor y eso la hacía estremecerse, aunque no precisamente
de miedo.

Cuando le había hablado a la salida de la clase esa vibración de su voz envió una oleada de placer a través de su cuerpo y le empapó por completo. Se había recuperado, por supuesto, pero ahora que estaba delante su determinación volvía a flaquear.

Era consciente que otros la miraban allí plantada delante de una puerta pero no le importaba. Aún se decidía sobre llamar o no. Suspiró y cerró los ojos golpeando con los nudillos. Se merecía el regaño por haberlo interrumpido en la clase y no era una cobarde que huyera.

–Pase. - Dijeron desde el otro lado.

______abrió la puerta y entró obligando a su cerebro a andar como si no pasara nada, como si estar en un lugar cerrado con el protagonista de sus sueños desde hace dos años estuviera allí dentro. Sus bragas volvieron a mojarse por la expectación y su vagina se contrajo de impaciencia.

Tom estaba delante de ella sentado frente a su escritorio leyendo algunos documentos. Todavía no había levantado la mirada de los mismos pero parecía que sabía que era ella. Aunque claro, era posible que no lo visitaran mucho en el despacho.

–Cierra la puerta. - Le dijo a continuación. Ella se volvió y cerró la puerta.

Se quedó unos segundos apoyada con las manos sobre ella intentando calmar el rápido latir de su corazón para que no se diera cuenta él. Cuando volvió a mirarlo se fijó en que él la miraba con atención. Sus ojos clavados en ella le hicieron temblar por dentro y no pudo apartar la mirada.

– Siéntate.
– Profesor, tengo un poco de prisa. - Se excusó ella. Él arqueó una ceja y su rostro se endureció con lo que ella acortó la distancia y se sentó sin pensar en nada más. Algo en ese rostro le decía que lo mejor era no discutir con él.
–Creo que sabes por qué estás aquí. - Comentó apartando la mirada de ella. - Suelo pedir a mis alumnos que atiendan en mi clase porque los exámenes son duros y no quiero aprobar a nadie que no se lo merezca. No quiero que salgan licenciados con falta de conocimientos.
–Si, profesor, lo se. Y de veras le pido disculpas por la interrupción. No volverá a ocurrir.
–Soy consciente de que no volverá a pasar. Pero eso no te exime de que merezcas un castigo.

______abrió la boca sorprendida y se lo quedó mirando.

–¿Cas... Castigo?

El profesor Felton se levantó y rodeó el escritorio hasta ponerse detrás de ella. Cuando ______iba a darse la vuelta para mirarlo las manos de él sobre los hombros la mantuvieron en la posición sin permitirle mirarle.

–Voy a castigarte por haberme interrumpido en clase. Y también te castigaré por titubear en la puerta del despacho.
– ¿Cómo sabe que he...
– Te conozco. - Respondió antes de que acabara la pregunta.

Se inclinó sobre ella y apartó la camiseta de su cuello para besarla. _______cerró los ojos y jadeó cuando notó sus labios sobre su nuca, las manos sujetándola con firmeza.

–No te muevas. - Le ordenó. Siguió besándola en la nuca y lamiéndola hacia los lóbulos de las orejas mientras ella se mordía el labio. No podía estar pasando... Eso no era normal pero... Dios, había soñado miles de veces con tenerlo tan cerca de ella, por saber lo que sentiría cuando él la tocara. Y ahora ahí estaba. Solo rogaba porque nadie los interrumpiera porque no quería que acabara.

Un gruñido sobre su hombro le hizo girar la cabeza hacia él. Sus ojos se encontraron, los de él más intensos de lo habitual, mientras los suyos mostraban sorpresa y pasión.

–Eres testaruda... - Murmuró él apartándose de su cuerpo. Se alejó unos pasos y se cruzó de brazos.

_______lo observó. Parecía que estaba conteniéndose por no abalanzarse sobre ella y su excitación era latente en los pantalones que, sin duda, estaban apretándole demasiado.

– Levántate e inclínate sobre el escritorio. Tus manos sobre él.
– ¿Por qué? - Preguntó sin darse cuenta.
– Porque voy a darte tu castigo. Salvo que quieras salir de aquí. En ese caso no te detendré. Eres libre de decidir.

______ podía salir de allí en ese momento. La puerta no estaba cerrada y le daba la oportunidad de salir antes de que pasara algo más. Entonces, ¿porqué su cuerpo se levantaba y se ponía en la posición que él le pedía? Muy en el fondo no quería irse pero tenía miedo de lo que ese hombre podía hacer con ella.

Si, era cierto que quería follarlo como nunca antes había deseado a otro hombre pero... ¿En su despacho? ¿A pleno día? Sintió las manos de él sobre sus nalgas y respingó por el contacto. Quiso girar la cabeza para mirarlo pero se detuvo a mitad del movimiento. Le había dicho que se mantuviera quieta.

–Bien hecho. - La elogió haciendo que los colores volvieran a sus mejillas.

Le acarició las nalgas como si estuviera sopesándolas bajo sus manos y acercó sus caderas y su miembro a ellas. Podía sentir su pene duro y largo presionando sobre ellas pero aún tenían la ropa puesta y se perdía el contacto entre ellos. Ansió entonces que le quitara la ropa para sentirlo más cerca, más piel contra piel.

Como si él le leyera los pensamientos el cuerpo de Tom se inclinó sobre ella buscando el botón de los vaqueros y la cremallera. Cuando oyó abrirse el cierre todo su cuerpo vibró de emoción. Sus bragas seguían mojándose una y otra vez y pensaba que gotearían una vez le quitara los pantalones.

Deslizó los mismos metiendo las manos entre ellos y las caderas de ______ acariciándole lentamente sus muslos al tiempo que iba bajándole los pantalones. Su vagina no dejaba de contraerse y su cuerpo le pedía moverse, frotarse contra él para aliviar el dolor que se estaba instaurando dentro de ella.

–Estate quieta o añadiré más castigos. - Le gruñó mordiéndole en la espalda. Ella se arqueó ante ese gesto y él aprovechó y le cogió un mechón de su pelo para mantenerle la cabeza hacia atrás y el cuello expuesto.

La besó y mordió todo lo que quiso mientras ella trataba de mantenerse quieta. Los pantalones se habían quedado en las rodillas pero no le importaba mientras no estorbaran, ahora las sensaciones eran tan fuertes que con saber que no tenía más que la fina tela empapada de sus bragas sobre ella era suficiente. Esa tela podía desgarrarse en un momento.

Sintió crecer su orgasmo hasta donde nunca antes había alcanzado. Todo su cuerpo le pedía una liberación, sus piernas temblorosas lo exigían, su vagina lloraba por ello. Gimió desesperada concentrada en los labios de él sobre su cuerpo cuando el contacto volvió a desaparecer. Abrió los ojos asustada por ese retroceso.

– No puedes correrte aún.
– Lo necesito. - Lloró. - Por favor...
– Yo te diré cuándo correrte. Primero tengo que castigarte.
– Profesor...
– ¿Sabes por qué estás siendo castigada?
– Por interrumpir la clase y titubear en la puerta de su despacho.
– Bien...

Volvió a acercarse a ella y, esta vez, sus manos fueron hacia su cintura. Allí se metieron por debajo de la camiseta y la hicieron subir al paso que él iba acariciando todo su cuerpo. Por cada lugar que pasaban sus manos el cuerpo de _______ ardía de deseo contenido. La pausa que habían tenido le permitía controlar su orgasmo pero al volver a tenerlo tan cerca éste se convirtió en una bomba de relojería; no iba a aguantar mucho más tiempo.

Intentó cerrar las piernas para contenerse pero eso solo hizo que él se detuviera cuando estaba cerca de sus pechos. La camiseta se quedó a escasos centímetros de sus pezones, erectos y duros, esperando el toque de él.

–Mantén las piernas abiertas. - Le regañó él mientras ponía sus manos sobre los muslos interiores y la abrían más de lo que estaba y lo que permitían los pantalones en sus rodillas que no era mucho.
– No puedo aguantar más... - Gimió ella.
– Aguantarás hasta que yo te diga. Yo te haré llegar hasta el mejor orgasmo que hayas tenido. - Le dijo acariciándole por encima de las bragas. - Dios, estás muy mojada.

_______ jadeó ante el contacto de su mano sobre su vagina. Lo necesitaba dentro, necesitaba tenerlo donde había fantaseado todas las noches. Ahora.

– Por favor...
– No. - Negó él alejándose de ella de nuevo. Eso hizo que ella llorara de frustración. Se irritó ante esa negación y trató de mover sus piernas para darse placer ella misma. Estaba tan cerca que podía sentirlo.

Las manos de él se cerraron sobre sus caderas y su cuerpo se inclinó sobre el suyo. Aún estaba vestido pero eso no le impedía notar el calor que exudaba su cuerpo ni la dureza que instaló entre sus piernas.

– No me hagas atarte a la mesa... - Le indicó deteniendo sus movimientos.
– No puedes hacer esto aquí. Cualquiera podría entrar.
– Eché la llave. Y las paredes son gruesas, no oyen nada desde fuera. ¿O has cambiado de opinión y quieres irte?

¡Por supuesto que no quería irse! Y menos en el estado que estaba. De seguro si intentara moverse un poco su orgasmo la catapultaría a otro mundo y estaría varios minutos sin poder moverse de donde se hubiera caído. Sus manos empezaron a subir por sus costados con suavidad y llegaron hasta la parte inferior de sus pechos. Metió las manos por debajo del sujetador y lo subió junto a la camiseta para acunar él mismo sus senos con las manos. Eran perfectas para él, podía sostener cada una en su mano por completo mientras sentía el cuerpo de _______ contorsionarse contra él. Era tan hermosa...

Llevaba dos años teniendo que sufrir por tenerla en sus clases y no poder acercarse a ella. Era su profesor, se suponía que tenía que mantener su polla en los pantalones y pensar con la cabeza. Pero ese día no podía hacerlo. Solo quedaban dos meses para que ella desapareciera de su vida y tuviera que dejar de fantasear con ella en su cama completamente desnuda a merced de sus deseos.

Encima ese día la mirada de _______ era como de una loba. Se lo estaba comiendo con los ojos y esos ojos iban directos a su entrepierna que cada vez estaba más y más molesta comprimida en sus pantalones. Si por él fuera, en ese momento la hubiera follado delante de todos. Pero en cambio su humor había ido a peor y cuando se acercó para llamarle la atención no pretendía sonar tan duro. La había hecho llorar por sus palabras y eso tampoco se lo perdonaba.

Ahora la tenía para él solo unos minutos. Unos dulces y sabrosos minutos. Desde que ella le cayó encima ese día su deseo se inflamaba cada vez que la veía en sus clases. Suspiraba por ella durante las vacaciones pero había logrado verla de vez en cuando por la calle.

Le acarició los pezones presionándolos suavemente al principio, después con mayor intensidad hasta que notó el límite de ella. Si... Era caliente, esa chica tenía fuego en su interior y él iba a encargarse de ser su catalizador para hacerla explotar hasta lugares a los que nunca habría llegado. En la postura que estaba no podía catar sus hermosos pechos y tuvo que contentarse con juguetear con ellos en sus manos. Tampoco parecía que a _______ le importara por cómo se movía bajo él a pesar de que le había dicho que se estuviera quieta. Era demasiado impaciente pero él se encargaría de domarla.

– ¿Quieres correrte?
– Dios, sí... - Respondió sonando desesperada. Él sonrió feliz por conseguir ese tipo de reacción en ella. Sería suya, tarde o temprano la tendría solo para él.
–No puedes hacerlo.

_______ se detuvo por un momento. Había pensado que por fin la llevaría a correrse, una corrida larga y dura. Seguía negándose a ello. A la mierda, ella no necesitaba a ese tipo para seguir con la fantasía.... Cerró las piernas y se frotó a sí misma mientras su placer subía en intensidad. No le importó que él se apartara de ella y dejara desamparados sus pechos, ahora solo tenía en mente llegar hasta ese orgasmo.

Pero cuando él la cogió de la cintura y le dio la vuelta su determinación de desobedecer a ese hombre se desvaneció. Estaba muy enfadado y se notaba en sus ojos que mantenía entrecerrados y en la rigidez de su mentón .La levantó unos centímetros para sentarla sobre la mesa algo que la sobresaltó por el contraste entre el calor y el frío. Puso las manos sobre las rodillas quitándole los pantalones y separándole las piernas con amplitud entrando en su hueco. Ahora no podría cerrarlas aunque quisiera y aún si lo hiciera se encontraría frotándose directamente con la polla de él, que todavía estaba dentro de sus pantalones.

_______ bajó la cabeza para ver cómo él estaba tan cerca de ella y, a la vez, tan lejos. Los jugos se desbordaban de su vagina como si fuera un río y su deseo por tener el pene de él dentro era intenso. Nunca antes había rogado porque alguien la follara.

– Por favor, fóllame... - Suplicó al fin.
– ¿Después de desobedecerme?
– No me he corrido.
–Pero lo has intentado. Y eso no me gusta. - Replicó él y _______ por un momento, se sintió muy mal consigo misma.

Movió la cabeza a los lados para despejarse. ¿Por qué se sentía mal? Él no quería que llegara al clímax, pues bien, ella era dueña de su placer. Y ella decidía cuándo correrse.

– Estás pensando... - Murmuró él.
– Voy a correrme. - Le dijo desafiante. Su profesor torció los labios en una sonrisa pícara.
–Inténtalo.

_______ movió su mano hacia su vagina para tocarse. Solo necesitaba un poco para despegar. Sin embargo, la mano del profesor la interceptó antes de llegar y la cogió llevándosela hacia atrás. Lo intentó con la otra y volvió a hacer lo mismo. Tenía las dos manos agarradas detrás de su espalda y no podía moverse con él delante.

Gritó desesperada mientras intentaba bajar de la mesa pero no la dejó. Se acercó más a ella haciendo que su pene se apretara con su vagina y ella jadeó. Eso era lo que quería, a él, lo más cerca posible. Era consciente que lo estaba mojando con sus jugos pero no le importaba.

–Te voy a castigar... - Le susurró él al oído al tiempo que le mordía.

Profesor de Regalo (Tom felton y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora