Capitulo 3

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De nuevo los castigos. Sin duda eso era un castigo pero su ira rivalizaba con el placer que sentía al estar en brazos de él. Estaba tenso, se le notaba en sus músculos. Seguramente estaba conteniéndose pero no entendía el motivo de ello. Los dos deseaban eso, ¿por qué la trataba así?

–No muevas las manos de tu espalda. Si haces lo que digo quizás me plantee dejar que te corras una vez.
– ¿Una vez? - Una sonrisa derritió la tensión del rostro de su profesor.
– Una sola vez... - Murmuró mientras la soltaba con lentitud e iba agachándose.

De rodillas le llegaba justo a su vagina, una visión terriblemente seductora para él. Le había quitado las bragas y ahora lo único que quería era comérsela entera, empezar a degustar esos flujos que salían y lamerle todo hasta que le suplicara y su voz reflejara el deseo que tenía. Ah... Lo haría. Eso y mucho más.

Se acercó lo suficiente para olerla. Sudor, excitación y una mezcla a almendras. Un olor más que adictivo para él. Probó con su lengua dándole un lametón rápido mientras la sentía saltar por la impresión. Sabía condenadamente bien.

– Recuerda, no te muevas. Y no te corras. - Le recordó Tom.
– Como si fuera fácil. - Masculló ella entre dientes.

Apretó más la cara contra ella negándose a que viera que se reía por esa respuesta. Dejó que sus labios se empaparan con su líquido caliente antes de comenzar a lamerla. Se ayudó de sus manos para abrirle los labios que protegían su vagina y su clítoris y profundizó con la lengua sin llegar a penetrarla. Por ahora quería ese pequeño botón que temblaba lleno de excitación. Estaba duro como una piedra y cada vez que lo rozaba ________ arqueaba las caderas esperando más, pero sin conseguirlo.

– Por lo que más quieras...
– ¿Qué es lo que quieres, ________?
– Quiero correrme...
– ¿Solo correrte?

________ lo miró con extrañeza. ¿Quería solo correrse? No... Lo que en realidad quería es que él metiera su miembro en su vagina y la hiciera correrse una docena de veces antes de acabar. Era su fantasía, qué demonios, lo quería todo. Sus mejillas se sonrojaron pero encontró el valor para hablar.

–Quiero tu pene dentro de mí. Quiero correrme una docena de veces antes de que tú lo hagas...

Los temblores de él por su risa se transmitieron por ella enviando descargas de placer no solo entre sus piernas, que era donde él estaba, sino en sus pechos, su boca, .... Era como si pudiera tocarla en cada fibra de su ser sin tener que hacerlo físicamente.

– ¿Eso es lo que quieres?
– Si...
– Pero esto es tu castigo... - Contestó él. - Y los castigos hay que afrontarlos antes de disfrutar del placer.

Tom siguió lamiéndola con intensidad. ________ se decía a sí misma que aguantaría. Si era lo que quería ella aguantaría, lo haría con tal de tenerlo entre sus piernas. La lengua de él se introdujo con fuerza en su entrada como si fuera un miembro duro y caliente. Eso hizo que ella se arqueara y cayera en la mesa sin poder evitarlo al tiempo que apretaba su trasero para levantar las caderas. La penetró una y otra vez con su lengua y cada una de esas embestidas hacía que las paredes de su vagina la mojaran más y más. Ya podía sentir los primeros signos del orgasmo devastador que la acechaba, estaba tan cerca, tan... Se separó bruscamente y se levantó. ________ lo miró sin saber bien lo que ahora tenía planeado para ella. ¿Por qué se había detenido?

Dio la vuelta a la mesa del escritorio y tomo el teléfono. ¿Estaba sonando? No se había dado cuenta de ello. Mientras hablaba él la miraba con esos intensos ojos. Estiró una mano hacia su pecho trazando círculos alrededor de su pezón para, acto seguido, pellizcarlo y tirar hacia arriba. Eso la estaba excitando. Solo ese toque y el hecho de que había una persona al otro lado del teléfono que podía oírla la volvía loca.

Colgó el teléfono sin dejar de pellizcarle, primero uno, después el otro pecho. Los gemidos y jadeos era lo que cortaba el silencio del despacho.

–No vuelvas a interrumpirme en clase. - Le dijo apretando con más intensidad sus pezones. La espalda de ________ se separó de la mesa para evitar el tirón.
– No...
– Y no vuelvas a desobedecerme...
– No...
– Bien. - Dijo soltándole los pezones y sentándose en la silla. ________ echó para atrás el cuello para verlo. - Ya puedes irte.
– ¿Qué ya puedo... ¿Qué? - Preguntó frustrada por lo que acababa de decir.
– Este es tu castigo. No quiero que te corras hasta la noche.
– Pe...Pero... - Se dio la vuelta para mirarlo de frente.
– El que ha llamado era el director. Tengo una reunión y llego tarde.

________ se levantó del escritorio y se volvió a él sujetándose al mismo. Las piernas aún le temblaban y notaba su vagina a punto de estallar por un placer no disfrutado.

– ¿Quieres que me vaya?
– Si. Necesito arreglar unas cosas antes de ir a la reunión. Y tú tienes que volver a clase, los exámenes están cerca. - Contestó con irritación.
–Comprendo.

No sabía por qué había respondido eso pero solo quería salir de allí. Se bajó la camiseta y el sujetador y se puso las bragas y pantalones más rápido de lo normal. Le echó una mirada de odio antes de ir hacia la puerta, abrir y salir lo más rápido que podía.

Tom cerró los ojos con fuerza mientras se bajaba la cremallera dejando que su miembro saliera libre de su encierro. Estaba tan duro y su cabeza color púrpura le dejaba claro que necesitaba aliviarse cuanto antes.

Se agarro el pene y empezó a acariciársela con movimientos rápidos mientras pensaba en las suaves curvas de _______. Realmente la quería en su vida. Pero no podía dejar que cuestionaran su labor como profesor ni tampoco que ella sufriera las consecuencias.

Era su alumna y seguiría así hasta febrero. Solo unos meses más y podría tenerla en su cama, en su vida. De no haber sido por esa llamada la hubiera cogido en ese incómodo escritorio hasta que le hubiera rogado que se detuviera. Y en cambio había logrado que lo odiara. Felicidades, Tom, a eso se le llama seducir a una mujer.

Apretó los dientes y aceleró su mano frotando con fuerza pensando que lo que cogía era la vagina de ________. Su liberación salió disparada así como un gruñido desde su pecho que lo dejó frío... Necesitaba a _______... Desesperadamente.

Profesor de Regalo (Tom felton y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora