Capítulo 1

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Tenso el arco

Inspiro y suelto todo el aire antes de disparar.

La flecha resuena con un grave zumbido sobre la cuerda tensa, vuela directamente hacia el objetivo.

Cuando me acerco encuentro al ciervo con la flecha clavada, tal y como pronostiqué, en su ojo izquierdo. Sonrío. No siento remordimiento por la vida que me llevo, su cuerpo alimentará y dará vida a otros que a su vez cuidarán y cultivarán estas tierras, asi lo dispuso la Diosa Helara.

- Lo siento amigo- Apoyo el pie en una de sus astas para sacar la flecha, no hay que desperdiciar, el bosque nos provee de todo lo que necesitamos, pero siempre evitamos coger más de lo necesario.

Es la última vez que saldré a cazar esta temporada, apenas si quedan un par de días para el comienzo de los días oscuros y todo el mundo sabe que desde ese día nada crece, la tierra descansa. Quedando la vida así bajo un manto blanco, demasiado frio para prosperar, - eso me recuerda, al igual, a la ausencia de color en mi pelo- Pero no evito el frio, hace que me sienta más viva.

El sol, en este tiempo que se inicia, apenas será visible ni calentará, aun así, prevalece la belleza salvaje e innata de estos inmensos bosques. Los arboles crecen unos junto a otros arropándose. Si prestas atención quizás puedas ver los zorros blancos, saliendo de sus madrigueras. La hierba ya rígida y afilada, como dagas apuntando a un cielo azul y la fina capa de hielo del río, guardando como un tesoro la vida que alberga.

En un par de días nos reuniremos todos el día bajo el árbol, el árbol sagrado de los reinos de Landheim, todos, incluyendo a los despreciables cuervos de Myrheim, si por mi fuera los mataría a todos. Pero el día bajo el árbol está hecho para dar las gracias. Para orar por los días venideros y escuchar las profecías que las hiladoras tengan para nosotros. Es el único día en el que coexistimos en paz, para mi desgracia es una profanación usar la violencia en tierra sagrada y se paga con la muerte.

Además, no voy a estropear el día de mi cumpleaños pensando en cuervos, que se queden en sus nidos, solo traen desgracia. Es un día de júbilo para festejar, beber y bailar.

En esta ocasión mi cumpleaños tiene un componente aún más especial, hago diecinueve benditos años. Por fin, lo que significa que podré hacer mi ofrenda bajo el árbol sagrado como adulta y guerrera de mi pueblo. Llevo todo el año expectante, impaciente por que llegara este momento, al fin podré luchar en las guerras que están por venir, por que vendrán, siempre hay guerras que librar.

Siento con fuerza en mi pecho los latidos de mi corazón, sonrío levemente y beso el colgante en forma sol y luna que me regaló mi padre.

- ¡Liv !, ¿has matado ya al maldito ciervo ?, tenemos que irnos ya- vocifera Norma. La había dejado con Einor esperándome en el claro. Mi nombre, Livenne, es una broma macabra de mis padres, significa "proveedora de vida" pero yo me dedico a matar cosas, es algo que me ha hecho gracia siempre.

- ¿Vais a venir a ayudarme o esperamos a que se levante y vaya solito hasta el secadero? - ya llevo encima varias liebres y una perdiz, no creo que pueda también con un ciervo.

Diviso a Einor tirando de un pequeño carro en el que cargamos lo que vamos cazando. Me mira cansado desde sus ojos color avellana, siempre con esas pequeñas trenzas anilladas de acero y bronce que caen sobre su melena dorada, da igual lo que hagas, si os sonríe estáis perdidos.
A pesar de que es más alto que yo lo siento como un hermano pequeño.

Los días más oscuros- Crónicas de LandheimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora