Discusión navideña

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A lo largo del gran palacio de marfil, una hermosa mujer de cuatro brazos y vestido rojo, se encontraba acompañada de otra mujer, vestida con tonos magenta y de prominente figura

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A lo largo del gran palacio de marfil, una hermosa mujer de cuatro brazos y vestido rojo, se encontraba acompañada de otra mujer, vestida con tonos magenta y de prominente figura. Frente a ellas, un gran abeto. No se podía explicar claramente qué hacía un gran árbol en medio de aquel precioso lugar, donde, el color blanco y el dorado predominaban.

—Según contó mi hijo —dijo la mujer de vestimenta magenta, con gran emoción—. Debemos decorar este árbol.

—Unas preciosas flores de loto, lo harán ver majestuoso —expresó Lakshmi, la mujer de cuatro brazos.

—Oh, por supuesto —convidó Parvati—. Pero hará falta algo más, aparte de las flores.

Una figura curiosa se agregó a las dos mujeres; curiosa, pues sobre su fofo cuerpo humano de cuatro brazos, tenía una cabeza de elefante. Sostenía entre sus manos una gran cantidad de musgos y unas guirnaldas de aspecto artesanal. Su nombre era Ganesha.

—Caminando por el bosque he dado con esto —explicó Ganesha mientras se acercaba—. Por lo que escuché de los humanos, estas cosas servirán de decoración; dicen que agregará al espacio una sensación de... —Guardó silencio por largo rato, pensó las palabras correctas y continuó con su intervención—: Ah sí, un ambiente hogareño y agradable. Ciertamente parece rústico, por ello, debemos agregarle más color. Los humanos dicen que los colores que predominan son el rojo, el verde y en algunos casos, el dorado.

Lakshmi emitió una risa estridente. Los otros dos, la miraron confundidos.

—¿Qué es lo gracioso? —preguntó Parvati.

—Pues que mis flores le darán mucho color a este árbol —le contestó la mujer, sin dejar de sonreír.

—¿Cómo dijiste que se llama? —Le interrumpió Parvati.

—Árbol de navidad, madre —contestó Ganesha—. Pondré estas cosas por allá. —Señaló el hombre con cabeza de elefante a uno de los pilares más próximos.

Un hombre de cuatro brazos y cuatro caras se aproximaba al grupo. Sus pasos eran firmes, su frente en alto, lo que le daba un aire de superioridad. Sin embargo, su vestimenta no típica de la India, donde predominaba el rojo, generó en las dos mujeres una carcajada, a la cual, Ganesha se sumó al verlo llegar.

—Debo decir que haber aceptado la propuesta de Ganesha fue un terrible error —bufó el recién llegado—. Me siento ridículo.

—Calma, gran Brahma, se ve... —Parvati tapó con sus manos la boca, para ahogar una risa—. Se ve muy bien.

—Además —continuó Brahma—. ¿Qué tiene que ver esto con la navidad?

—Es sencillo. —Esta vez, fue Ganesha quien se acercó al grupo para contestar la pregunta, entre sus manos llevaba un par de guirnaldas de lo que parecía ser hechas con piñas—. Para los humanos, eso es simbología. Un hombre gordo y grande que va vestido de traje rojo, como el que usted lleva, gran Brahma, visita los hogares de los humanos, principalmente a los niños y les deja regalos. Casi como los que los humanos nos dan a nosotros en sus rituales, solo que, un tanto diferentes.

Antología "Navidad entre dioses"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora