Capítulo 124. Él vino. No estoy loca.

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JingYuan agarró a YiHan, lo arropó, lo abrazó con fuerza y ​​dijo: "HanHan, no importa cuándo ni dónde, por favor confía en mí. Tu y yo somos uno. De ahora en adelante, dime si algo te molesta. Dos cabezas son mejores que una. Si encuentra que está atascado en un problema, acuda a mí. Podemos discutirlo. Quizás alivie la carga de sus hombros. HanHan, no me saques de tu mundo. Sería miserable ".

YiHan asintió y respondió con un serio "mn". En su corazón, pensó: Nunca te guardaré nada en secreto, aparte de esto.

"Además", dijo JingYuan, "prométeme que no volverás a hacerte daño. Si no está contento, puede pegarme. Por favor, no te lastimes. Si esto vuelve a suceder, no hablaré contigo durante un dos, no, tres días ".

YiHan asintió de nuevo, se detuvo en contemplación y dijo: "No te pegaré".

JingYuan besó al joven en la parte superior de la cabeza. "Eres un buen chico", dijo satisfecho. "HanHan, puede que no lo entiendas, pero prefiero que me golpees a que te lastimen de alguna manera. No quiero que fluya una sola gota de tu sangre ".

YiHan se rio entre dientes con júbilo tonto, su cabeza moviéndose hacia arriba y hacia abajo. Un momento de silencio después, habló: "No hay nada de malo en la mente de Tao Qi. Lo que dijo fue lo que creyó que era verdad ".

La boca de JingYuan se torció cuando dejó escapar una risa escalofriante. "Ya que a ella le gusta Wei Quan hasta el punto de hacerlo con él, ¿cómo podría soportar separar a un par de amantes? No importa si hay algo malo en ella. Su destino era volar junto con Wei Quan. Cumpliré su deseo y los dejaré estar juntos para siempre ".

***

Como esperaba JingYuan, después de interrogar más a Tao Qi, el capitán Chen Jing llegó a la misma conclusión que el hombre. Tao Qi estaba diciendo tonterías desde el fondo de su corazón. Ella dijo que debería estar casada con Mu JingYuan y ser la esposa del gran CEO. Ella afirmó que Bai YiHan debería estar muerto, que debería morir de una muerte horrible, que el Bai YiHan que conocían ahora era un hombre muerto renacido, y así sucesivamente.

Tal conclusión enfureció a la policía. Los dejó sin palabras de risa y lágrimas. Todo lo que pudieron hacer fue admitir por la fuerza a ella y a Wei Quan en un hospital psiquiátrico con una advertencia especial al personal de que los dos criminales tenían tendencias violentas intensas.

***

Separada por un panel de vidrio, JingYuan miró en silencio a Tao Qi, atada a su cama, mirando fijamente al techo con agotamiento. Había estado luchando contra sus ataduras y llorando durante toda la mañana. Ahora, una corriente interminable de lágrimas fluyó por sus mejillas mientras pensaba en lo que le dijo Bai YiHan. Pensó en cómo si se hubiera detenido en el momento en que se dio cuenta de que las cosas no iban como esperaba, podría haberse aprovechado de su conocimiento. Quizás se hubiera logrado un lugar en este mundo. Quizás podría vivir una vida de lujo libre de preocupaciones incluso sin el amor de sus padres. Quizás podría haber conocido a un hombre excepcional que realmente la amaría. Quizás vivirían una vida llena de amor. Una vida así era algo por lo que arriesgaría su vida antes de su transmigración. ¿Por qué estaba tan obsesionada con subir a la cima del mundo? ¿Por qué estaba tan absorta en convertirse en la Sra. CEO, algo fuera de su alcance?

(Yo también quiero un novio lindo que me quiera de verdad, pero, así como soy yo mi conciencia jamás me permitiría pisar o matar a otros para ello. Si soy medio loca y he golpeado personas, pero siempre empezaron ellos primero así que fue en defensa, además de eso no soy rencorosa.)

Ella es todavía muy joven. ¿Realmente pasaría el resto de su vida con estas cuatro paredes blancas entre los locos? Si es así, ¡preferiría morir! ¿Podría volver a su mundo original después de su muerte? Si pudiera regresar, haría que su madre le preparara un banquete. Lloraría a gritos ante sus padres y les diría todo el sufrimiento por el que había pasado.

Esta vez soy un buen niño, ¡¡Lo juro!! QAQDonde viven las historias. Descúbrelo ahora