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-¡VAMONOS NIÑA!- me gritaba la mujer de cabello casi blanco que se escapaba de su capa negra, resaltando en el reflejo de la luz de las llamas del fuego que estaba consumiendo mi casa.- ¡ESTO SE DERRUMBA!- había exasperación en su voz, y era con una razón más que justificada. La estructura estaba prácticamente toda consumida por las llamas, no faltaba demasiado para que se callera por completo sobre nosotras. -¡SI NO NOS APRESURAMOS MORIREMOS O ELLOS NOS ENCONTRARAN ANTES!

-¿Dónde está mi mami?- pregunté aterrada, sin soltar mi muñeca de trapo. Desconfiaba de la mujer que estaba frente a mí, con 4 años, cualquier adulto intimida, más una completa extraña.

Una viga del techo comenzó a moverse, amenazando con caer sobre nosotras, pero antes de que ocurriera, la misteriosa mujer dijo unas palabras, congelando esa parte del techo, deteniendo el inminente derrumbe. Me quede estática unos momentos, era la primera vez que veía algo así de maravilloso, magia. Ella era como yo, podía hacer magia, no era la única. Ella aprovecho mi distracción para tomarme por el brazo y arrastrarme de allí hasta cargarme como una bebe.

-¡DEBES CONFIAR EN MÍ, ESTARÁS BIEN!- me aseguró, a lo cual asentí con desconfianza, y seguido de eso, ella comenzó a correr por la casa, atravesando paredes ya derrumbadas y marcos de puerta que se desarmaban.

-¡DEJALA MORGANA!- una voz masculina se oyó, la cual me heló la sangre,y al parecer la de la misteriosa mujer también.

-¡NUNCA, NO LE HARÁN LO MISMO QUE A TUS OTROS ESCLAVOS MADOCK!-respondió decidida, dijo una palabras y fuego se alzó sobre la sombra oscura de dónde provenía la voz, esta respondió echándose hacía atrás, lo que posibilito que emprendiéramos nuestro camino nuevamente.

Continuamos esquivando los escombros, bajamos las escaleras lo más rápido posible pero Morgana se frenó al ver una silueta quieta, echada en el suelo. Se la veía estoica, sin saber si continuar la marcha o ayudar a la silueta, tenía una batalla interna con su moral y su deber.

-Gemma...-dejo escapara un susurró, llamando su atención.

-Morgana.....-dejo escapara como un susurró seguido de una tos insoportable- Sálvala, por favor- volvió a forzar su voz, hasta caer desmayada, sin moverse.

-¡MAMI!- grité con desesperación, dejando mis lágrimas brotar de mis ojos, trate de zafarme de los brazos que me cargaban, sin éxito, ya que ella sin dudar dos segundos la petición de mi madre, se largó a correr nuevamente.

-¡DEBEMOS SEGUIR, PEQUEÑA, POR TU BIEN, TU MADRE LO QUERRÍA ASÍ!- me aseguró con vos agitada, la puerta estaba a escasos pasos de nosotras, lo íbamos a lograr, escapar de allí.

Pero algo nos frenó, Morgana frenó en seco, como si su cuerpo no quisiera avanzar más pero su voluntad fuera otra.

Pude observar por sobre su hombro que la sombra oscura que había aparecido antes estaba detrás de ella, caminaba como si nada estuviese ocurriendo a su alrededor, como si el fuego fuese inexistente.

-A esta no se la llevarán, no se me volverán a escapar- declaró en voz profunda, aterradora, me ponía la piel de gallina.

-¡DÉJAME IR MALDITO!- grito Morgana forcejeando sin ningún éxito.

-Es inútil, querida, que intentes escapar- cada vez estaba más cercana aquella voz macabra- Es una pena que nunca aprovecharas por completo tu poder y prefirieras huir con el mago mediocre de Talfan- estaba a escasos pasos, y cada vez mi miedo era mayor.

-¡ALÉJATE!- le grité y sin darme cuenta, en mi miedo, logre que el fuego se moviese en su dirección, tal como la hechicera que me llevaba en brazos había hecho minutos atrás.

Lesath Story: La Chica de Fuego y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora