El viaje en carro con Magnus fue tranquilo y agradable. Todo el trayecto fue acompañado por música, que iba desde Bohemian Rhapsody hasta Thank u, next. No mentiría, al principio intentó burlarse del moreno, pero terminó siendo contagiado por Magnus y cuando menos se lo esperó tarareando las letras una tras otra. Media hora después, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había estallado en carcajadas sin sentido y tampoco estaba claro cuando había empezado a cantar a todo pulmón.
—Thank you next... Thank you next... —No quiero conocer a tu ex si te da tanta inspiración para cantar la canción de Ari —comenta espontáneamente Alec. Sus ojos divagaban entre las arboledas y las fachadas de las casas que habían cambiado, diciéndole que ya estaban en Harlem.
Si la mente de Alec estaba en el aquí y el ahora, la de Magnus solo examinaba una y otra vez todo lo que había ocurrido a lo largo de ese mes, eso y estar pendiente de los movimientos del pelinegro.
Antes de darse cuenta otra vez reía. Después de pasar un poco de tiempo con él se dio cuenta que había reído más con Alec que en mucho tiempo, su corazón se calentaba al ver esos carnosos labios enmarcados en una sonrisa. Era una risa diferente de sus risas sociales, no sentía la necesidad de aparentar nada, tampoco de contenerlo, simplemente se dejaba ser expresando lo que sentía.
Cuando el coche se detuvo pudo hacer lo que desafortunadamente por estar manejando no podía, mirarlo a detalle. Su cabeza estaba volteada mirando hacia la acera. La luz del sol de la mañana iluminaba y afilaba las facciones del rostro de Alec, que tenía entornada una suave sonrisa, con una mirada parecida a la melancolía. Su cabello caía sin un orden específico a lo largo de su rostro, dándole un toque mucho más etéreo —No necesito inspiración para cantar con sentimiento —repone el otro con fingida indignación—. Más bien, me preocuparía conocer al tuyo.
Cuando volteó, el azul de sus ojos se veía mucho más claro, distinto del azul profundo que recordaba de la primera vez que se fijó en sus ojos. Aún se veían ojeras en sus ojos, y la palidez contrastaba en su piel, pero pese a eso, para Magnus era hermoso; hermoso en maneras que se le dificultaba describir.
—¿Qué dices Bane? ¡La pasión corre por mis venas! —De un momento al otro la expresión Alec se deformó. Su respiración sonó cortada y sus ojos se cerraron fuertemente.
Magnus se precipitó.
Este era uno de esos momentos en los que Alec maldecía ser expresivo. Al tratar de moverse como usualmente hacía, el dolor de los cortes sin cicatrizar repartidos por su cuerpo lo invadió de inmediato, haciéndolo soltar una pequeña exclamación— Ouch...
—Alec, ¿todo bien? —se apresuró a decir.
Sus cejas aún entornaban una pequeña mueca de dolor, pero como pudo, le dedicó una sonrisa a Magnus —Sí... Solo que aún duele. Pero no te preocupes, dentro de nada ya estaré perfectamente bien de nuevo... Malditas costillas —murmuró en un susurró.
Magnus lo miró con precaución, en búsqueda de hasta la más mínima señal que lo hiciera dar vuelta en la esquina y llevarlo de nuevo al hospital, pero el cansancio y la expectación reflejado en la cara de Alec le decía que solo quería llegar ya a casa. Después de una corta exhalación, Magnus sonrió cortamente antes de poner el coche nuevamente en marcha.
La música mantenía ocupada la mente de Alec, bueno probablemente la mente de todo el mundo, así que se concentró en las canciones más divertidas y movidas que tenía en su lista de reproducción.
Las últimas cuadras fueron acompañadas por un Alec tratando de cantar New Rules.
Cuando llegaron a la esquina de la casa de los Lightwood, Magnus vio como una pequeña luz aparecía en sus ojos, lo que inconscientemente lo hizo sonreír.
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Quebrantado (MALEC) (PARTE 2 DE TRANSGRESIÓN)
FanfictionAlec comienza a recuperarse de las heridas sufridas durante su secuestro, pero la oscuridad está al acecho en todo momento. Se navegará entre los límites de la locura y la razón. ¿Están preparados para enfrentar la realidad? ¿Qué tan profundo caer...