La tierra se había cubierto de un manto de blanca nieve.
Los árboles dejaron de dar frutos y las plantas detuvieron de manera súbita su crecimiento. La diosa Demeter estaba en crisis, se habían robado a su pequeño.
Izuku abrió los ojos y se separó de Shoto con un empujón. Estaba aterrado por su entorno. Negro, frío, muerto.
— ¿¡Dónde estoy?! — sus ojos se empezaban a cargar de lágrimas — ¡Este lugar es horrible! — Afirmó. — Devuélveme con mi madre, ¡Por favor! — suplicó y aquellas lágrimas rodaron por sus regordetas mejillas.
Tenía miedo.
— No puedo.
— ¿¡Por qué?!
Shoto se acercó lentamente y trató de tomar su mano, Izuku no lo permitió.
— Tu padre ha concedido que nuestro matrimonio sea posible — Le explicó con calma y paciencia. — Yo no puedo vivir sin ti, desde que te conocí iluminante mi existencia con tu sonrisa y llenaste de flores mi vacía alma
Pero Persefone no podía dejar de sentir miedo.
— Tu ser hace que mi corazón palpite fuerte. Tus ojos me enamoraron... — murmuró tratando de calmarlo
Algo dentro de Izuku explotó.
— Amor, ¡Tu no puedes hablar de amor! — gritó y las lágrimas se intensificaron — ¡Cómo puedes conocer el amor si vives entre muertos! — cubrió su rostro con ambas manos y calló de rodillas — Aquí es horrible, quiero ir a casa con mi madre... — murmuró en un tono audible para Shoto.
— Es hermoso dependiendo de cómo lo mires — Repitió la misma frase que había usado el chico.
Pasaron dos meses. La tierra estaba muriendo de frío.
El caos arriba se había desatado, los humanos tenían poco de comer al igual que los animales y todo escaseaba.
La desesperación comenzó a llamar a la puerta de Zeus, quien debió conversar con su hermana.
Suplicó porque devolviera la tierra a la normalidad, ella claramente se negó. No le interesaban los humanos, los animales, las plantas.
Ella quería a su hija.
Izuku vivió muy bien, no podía quejarse. Shoto era comprensivo y paciente con él. No lo obligaba a nada en absoluto, cuando lo tocaba lo hacía con tal delicadeza, como si fuera que Izuku se rompería. Le hablaba de una manera sumamente dulce que habría hecho temblar a cualquier otra persona.
Su palacio de había forrado en vegetación para hacerla más familiar al ambiente al cual Persefone estaba acostumbrado. Hades hasta había logrado crear algunas mariposas - todas negras pero aún así hermosas - para Izuku.
Cuando Shoto lo miraba, su corazón se derretia, siempre amable con todos los seres que le rodaban, incluso con él.
Las flores en su cabello no se marchitan, lo que llamaba la atención del dios mayor.
Izuku se la pasaba el día consintiendo a Cerbero. Ya era más suyo que de Shoto.
— Oye preciso — Izuku beso las tres cabezas del perro — Creo que aquí ya no es tan horrible — sonrió — Él me trata muy bien y respeta mis decisiones... Puedo al fin hacer lo que quiero sin miedo a que alguien sea... Castigado — murmuró con algo de tristeza.
El perro de tres cabezas ladró.
— Pues, él es muy bueno ya te he dicho... Y tan apuesto — un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas — Creo que me gusta como es, para nada se parece a lo que mi madre relataba, nada de nada — pintó una leve sonrisa — Sí amigo. Shoto me tiene enamorado.
A media conversación, Cerbero se levantó y se marchó hacia la colosal puerta. Está se abrió revelando al dios de la muerte quien en sus manos traía una túnica violeta. Era para Izuku. Un obsequio.
— Quisiera saber si soy bienvenido en tus aposentos — Preguntó desde la puerta. El menor asintió.
Entró lentamente, sin cerrar la puerta pues no quería incomodar a Izuku.
— Te he traído está túnica... Pensé que podría gustarte y- — Shoto miro el rostro de su amado, hace días que se negaba a comer — ¿Acaso tanto me odias para negarte a comer? — Se notaba a leguas la tristeza del dios. Izuku se acercó y tomó el rostro de Shoto entre las manos suyas.
— Lamento ponerte triste. Pero estoy preocupado por mi madre, ella sufre — contestó con dulzura.
Shoto frunció levemente el ceño.
— Tu madre es egoísta, te quiere solo para ella — se quejó. La idea de que apartaran a Izuku de su lado le revolvía el estómago. No podía pasar.
— Pues que pena por ella — Izuku tomó las mejillas del dios mayor y ladeó ligeramente la cabeza — Yo ya no le pertenezco porque... — Acercó su rostro con el de Shoto, rozando sus labios — Ahora soy tuyo, Shoto — Terminó de fundir sus labios con los de Shoto en un casto beso.
El primer beso de Persefone.
Shoto hizo una nota mental. Debía enseñar a besar al chico, pero no se podía quejar. Le quitó la virginidad sus labios y en poco tiempo lo haría con su cuerpo.

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Inframundo [TODODEKU]
FanfictionLa historia de un amor algo complicado entre el dios Shoto y el dios Izuku. Basado en una historia de @magablooms