15. El principio del fin

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Jonai despertó. Su herida había cicatrizado y tenía mejor aspecto. Al principio, estaba desorientado.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? - preguntó Jonai incorporándose.
- La Bella Durmiente ha despertado al fin. - dijo Perla.
Jonai los miró a todos, a Axe, Stella, Alfa y a Perla.
- ¿Quién sois vosotros? ¿Porqué estoy encima de esta piedra? - preguntó confuso.
- Para tu información, no es una piedra, es un Dolmen. - dijo Perla.
- No seas así con él. - dijo Stella. - Jonai. - le cogió de la mano. - Estas en el Monte Rin. Acompañaste a Elna para que cumpliera la profecía. Ella... ella sin querer te clavó la espada pero tu herida ha cicatrizado. Te pondrás bien.
- ¿Quién es Elna? ¿Y vosotros? - preguntó levantándose.
- ¿Es en serio? ¿Nos estás tomando el pelo? - dijo Axe.
- En absoluto. No me acuerdo ni como he llegado hasta aquí. - dijo Jonai.
- Lo que faltaba... ahora tiene pérdida de memoria. - dijo Perla.

Elna y Erik fueron corriendo junto a Alfa y llegaron.
- ¡Jonai! ¡Has despertado! - dijo Elna muy contenta.
- ¿Quién eres tú? Quiero irme a mi casa... - dijo Jonai.
- Soy yo... Elna. ¿No te acuerdas? . dijo ella mientras se le borraba la sonrisa de la cara.
- Lo siento chica, no me acuerdo de nada.
- Tiene razón. Antes de que Alfa te fuera a buscar, él despertó y nos dijo que no sabía ni quienes éramos nosotros. - dijo Axe.
- Será que de tanta sangre que ha perdido, tiene pérdida de memoria temporal? - preguntó Erik.
- Me temo que fue la espada... - dijo Axe.
- ¿La espada? ¿Porqué? - preguntó Elna desconcertada.
- Al crearla, le puse unos polvos mágicos y si la persona sobrevive al ataque de la espada y solo la hiere, ésta perderá la memoria. - explicó Axe.
- ¿No podrías haberla hecho como una espada normal sin magia? - dijo Alfa molesta.
- Lo siento. No creía que algo así pasaría de verdad. - se disculpó.

Elna se llevó a Jonai a un sitio tranquilo, pero sin moverse del monte Rin. Le empezó a explicar todo; que él era profesor en el orfanato, que Axe le había transformado en medio elfo, que él viajó al pasado, al tocar el libro, y se volvieron a encontrar allí y volvieron juntos; en fin, no se dejó ningún detalle.
Jonai asombrado con todo lo que le había contado Elna, intentó asimilarlo y, sobre todo, recuperar parte de la memoria. A la que lo intentaba, le entraba mucho dolor de cabeza.
Elna le propuso que se acostara un rato en su saco de dormir, hasta que se encontrara mejor.

Axe intentó, aprovechando que Elna estaba ocupada con Jonai, robar su libro e irse lejos de allí. Le salió mal, porque primero, no llegaba a alcanzarlo, y segundo, seguía enjaulado.
Kyla intentó relajarlo. Erik y Alfa le fulminaron con la mirada.

Elna dejó a Jonai descansar y se acercó al libro. Siguió leyendo todos los hechizos escritos; hasta que en una página ponía como deshacer los hechizos:

Ingredientes
* Un pelo de hada verde.
* Cawaca.
* Agua mineral del Río Riri.
* Hojas de pino.
Instrucciones: 
Paso 1: Hacer una masa con el agua mineral y las hojas de pino.
Paso 2: Cortar la cawaca a trozos y verterla en la masa anteriormente hecha.
Paso 3: Introducir el pelo de hada verde y mezclar bien.
Paso 4: Untar la mezcla sobre la aguja de la espada.
Paso 5: Poner la punta de la espada sobre el libro.
Paso 6: Sin dejar de sujetar la espada contra el libro, poner la palma de la mano, boca abajo, sobre el libro.
Paso 7: Decir las palabras: "Luna lucet tellus accendunt; omnia carminibus et finem"
Advertencia: 
* No ingerir la masa; puede llegar a ser mortal.
* Cawaca es una fruta dorada, en forma de cereza.

Elna se quedó asombrada al leer todo lo que tendría que hacer; ja que, cuando escuchó a su padre leer esa parte, nunca mencionó que tendría que hacer una masa.
- ¿Por qué esa cara? - le preguntó Erik a su amiga. ella lo miró.
- Cuando vi a mis padres, en aquella época pasada, papá leyó esta parte del libro pero no ponía nada de hacer una masa con unos ingredientes... Será que el libro cambió al abrirlo él primero? - preguntó.
- Muy bien, Elna. Así es. El encanterio que le hice al libro, era que si la persona elegida no lo abría y lo conseguía abrir otra, antes que ella, la fórmula para que los hechizos se vayan para siempre, cambiaría.  - explicó Axe. - Eres una chica muy lista.
- Esto no pasaría si no hubieras creado este maldito libro. - dijo Elna molesta.
- Era un adolescente enamorado y con ganas de venganza. Por eso me dediqué a la magia, por eso hice una espada con poderes y un libro, un libro diferente al resto.
- Pues tú te vendrás conmigo. Necesito varios ingredientes y me ayudarás. - dijo Elna acercándose a la jaula.
- Yo no me voy a ningún sitio. Busca tú sola los ingredientes. - dijo Axe sentándose en el interior.
- Iré contigo. - dijo Erik.
- No. Puede ser peligroso. No voy a permitir que vuelvas a estar en peligro. Axe me ayudará, me da igual como se ponga. Podre con él. - dijo Elna decidida.
- Crees que puede conmigo? ¿De verdad? - se echó a reír. - Eres una simple mocosa, que por suerte, tienes algún poder.
- Tengo más poder que tú, Axe. No podrás hacerme daño. Nos vamos ahora mismo. - se acercó a la jaula y sacó a Axe de ahí, como si tuviera peso pluma.
- ¿Estás segura de lo que estás haciendo, Elna? - preguntó Alfa.
- Muy segura. Cuidad de Jonai, por favor. - Ató a Axe por las manos y tiró de él con la cuerda.

Se adentraron en el bosque.
- Necesito pelo de hada verde. Llévame a dónde se encuentren. - dijo Elna.
- ¿Piensas que te darán un cabello? No sabes dónde te estas metiendo. - dijo Axe.
- ¡Que me lleves! O iré en busca de un lobo y le diré que tengo su cena preparada. - dijo Elna. Lo empujó para ke fuera delante mientras ella sujetaba la cuerda de Axe.

Anduvieron un tramo bastante largo; hasta que se detuvieron detrás de unos matorrales y observaron a unas cuantas hadas verdes recogiendo frutos.
- Bien, te quedarás aquí atado mientras yo estoy ocupada. - dijo Elna mientras ataba la cuerda a un árbol.
- ¿Vas a ir sola? - le preguntó. - Desátame y te ayudaré. Pueden atacarte.
- Se defenderme, gracias. No hagas ningún ruido, ¿entendido? - le dijo.
- Si jefa... - le dijo con sarcasmo.

Elna se acercó lentamente.
- Buenas tardes, señoras... - miró bien. - y señores.
- Vaya, vayaa... a quien tenemos aquí? Ya has conseguido tu objetivo? - dijo la hada mayor.
- No señora, aún no. Estoy en ello. Venía a... a pediros un favor. - les dedicó una sonrisa amable.
- Tú dirás, pequeña. - dijo la hada.
- Para poder realizar lo que todos deseáis, necesito cabello de hada verde... Me preguntaba si... - la interrumpieron unas risas.
- ¿A que adivino? Quieres unos mechones de hada verde. - dijo la más joven.
- Así es... si alguien fuese tan amable... creo que con un par de pelos es suficiente.
- ¿Habéis oído? Quiere unos mechones de nuestro hermoso cabello. - dijo alzando la voz para que todos la escucharan. - Ni lo sueñes, niña. Ya puedes marcharte. Estamos trabajando.
- Pero solo son dos pelos...
- He dicho que no. 
- ¡EEh, Kayla, basta! - dijo la hada mayor. Miró a Elna. - No podemos darte un mechón, ni un pelo de nuestro cabello.
- Pero... ¿Por qué? No es tan difícil. Si queréis yo os doy algún pelo para recompensar. 
- ¿Y para que queremos unos pelos de tu grasienta cabellera, niña? - dijo la joven.
- Ya dije... para recompensar... - dijo Elna.
- ¡No!
- No podemos hacer eso, muchacha... Nos quitas un solo pelo, y se nos caen todos. - explicó la mayor.
- ¿Cómo? Eso es absurdo. - dijo Elna.
- Será absurdo para ti, pero ya le pasó a una y no le ha vuelto a crecer. Vivimos de nuestro cabello. Nos lo cortamos muy poco para crear utensilios que necesitamos. No podemos darte dos pelos completos, ni un trozo.
- ¿Ni un trozo? Pero si os lo cortáis... 
- Pero poco, ya te dije. Cortamos muy poco pero solo para crear lo que necesitamos.
- Sois egoístas... no queréis ayudarme. - Elna se giró y se dirigió a donde se encontraba Axe. La más joven la paró.
- ¿Egoístas? Tú tienes todas las comodidades del mundo. Comida, hogar, no pasas frío... nosotros no. Nuestro pueblo esta construido a base de nuestro cabello. Así que lo necesitamos para sobrevivir.
- No queréis darme ni un pequeño trozo... - se soltó de ella, a lo bruto y desapareció entre los matorrales.
- Niña estúpida... - volvió con las demás hadas verdes.

Axe miró a Elna cuando la vio aparecer.
- ¿Qué? ¿Tienes el pelo? - preguntó.
- Déjame en paz. - contestó de mal humor.
- Eso es que no... ¿Ahora que harás?
- Cállate. Me pones nerviosa. 
Elna se quedó observando a las hadas verdes, junto a Axe, aunque él, no entendía que narices hacían aún ahí y se aburría. Cada vez que intentaba hablar con ella, le decía que se callase. 

Se empezó a hacer de noche. Las hadas verdes volvieron a su pueblo.
Elna, junto a Axe, las siguió y se mantuvieron escondidos.
Ella se aseguró de que no habían moros en la cosa y que la mayoría ya dormían y se internó en el pueblo. Buscó la casa ideal y entró por la ventana sin hacer ruido.
Subió al cuarto donde se encontraba una de las hadas y en cuanto comprobó que ésta estaba completamente dormida, le arrancó dos pelos y se fue corriendo de allí. Cogió a Axe, que estaba medio dormido en el suelo, y se lo llevó corriendo de allí. en cuanto vio que ya estaban lejos, se detuvo y con ella, Axe.
- ¡Vaya! Me has hecho correr mucho y me has desvelado. - dijo Axe recuperando el aliento.
- Lo siento Bella Durmiente. - dijo Elna sentándose en el suelo y encendiendo una pequeña hoguera.
- ¿Qué hiciste ahí dentro? - preguntó.
- Lo que tenía que hacer. - le enseñó los dos pelos y los guardó muy bien en su bolsa, en una cajita pequeña. 
- Le has arrancado el pelo... 
- ¡Eh! No. Solo dos pelos.
- Van a ir a por ti, Elna.
- Pues que vengan. Estoy más que lista para enfrentarme a ellas y a cualquiera que se cruce por mi camino. - dijo decidida.
- Ya no pareces esa niña tan pequeña e inocente.
- Voy a cumplir lo que el destino me ha encomendado.
- Ya veo, ya. 

Pasaron allí la noche. Por suerte, sin que nada ni nadie los molestase.
 Desayunaron rápido y Elna le pidió que le llevara al rio Riri para coger agua.
Él le condujo por un camino con un paisaje muy verdoso. Ella se quedó alucinada.


En el pueblo de las hadas verdes, la hada, que Elna le quitó dos pelos, al levantarse se dio cuenta de que su pelo se había caído por completo y pegó tal grito, que todos salieron de sus casas y se reunieron. Ella salió al portal, y todo se quedaron sin hablar y alucinados.
- Esa mocosa entró en mi casa sin permiso, mientras dormia!!! - dijo alterada.
- Sabía que algo ocurriría. Maldito niñata. - dijo la joven. - Hay que ir a por ella.
- La buscaremos y haremos que pague por esto... pero no la mataremos. - dijo la mayor.
- ¿Pero porqué? Hay que matarla. Mira lo que le ha hecho a Lidia. - dijo la joven.
- He dicho que nada de matarla. Necesita acabar lo que ha empezado pero si la castigaremos. - dijo la mayor. - Y no se hable más. Separaos por grupos e ir por los caminos. No debe de andar muy lejos. - ordenó.

Dicho y hecho. Se separaron por grupos y fueron en busca de Elna.
Por suerte, Elna ya se hallaba lejos de allí. Igual le alcanzarían al cabo de uno o dos días, a no ser que antes, ella consiguiera todos los ingredientes e hiciera lo que la profecía dictaba.



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