La miré a los ojos, contemplaba su belleza, era preciosa, siempre lo había sido, era lo mejor que habia tenido en años, hasta aquel día que me dejó. Y desde aquel día viví una vida llena de llantos, recuerdos y ganas inmensas de morir y acabar con esa pesadilla, dije que sin ella moría y descubrí que era cierto. La miré de nuevo, me froté los ojos, buscando algún rastro de mi imaginación, pero no conseguia que se desvaneciera como en todos mis sueños. No podía ser real, no podia estar ahi observandome en mi punto mas debil, era increible y casi imposible que después de casi dos años llenos de sufrimiento la tuviera delante, tan cerca...
Sin darme cuenta me fui incorporandome y acercandome a ella, no sabia lo que mi cuerpo haria, realmente no podia controlarme, me miraba como si fuera algo bello, pero sabia perfectamente que no era cierto. Cada vez estaba más cerca, empecé a sentir su respiración en mis labios pero no me sentia satisfecha, la necesitaba mas cerca, poco a poco empecé a sentir sus labios. Rozaron por un momento y luego se fundieron. Al principio no se movia y sus ojos estaban abiertos como platos, pero a los pocos segundos empezó a besarme con desesperación. No me lo creía, estaba sintiendo esos labios que tanto habia anhelado, era demasiado para mi.
De repente nos separamos en busca de aire, pero me arrepenti, no de haberla besado sono del lugar y el momento.
- Vo.. voy a hacer el de...desayu... no - ¿tartamudeó?
Pale nunca tartamudea, bueno solo tartamudeaba cuando estabamos juntas, era muy adorable. Ahora parece cambiaba pero me gusta ver esa tartamudez en su voz.
Me quedé sobre la cama durante unos segundos y luego me levanté hacia la cocina, la vi de pie haciendo el desayuno, estaba muy sexy, siempre lo había sido y ahora aún más.
Amarla fue como ir a la guerra, cuando termina nunca eres la misma.
Su camiseta negra le llegaba por debajo del culo y le hacia el mejor cuerpo del mundo, que por supuesto ya tenia, por desgracia se dio cuenta de mi presencia y eso no me gustó para nada. No sabia como iba a reaccionar.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó seria mientras miraba al suelo.
- Es que ya me encontraba mejor y queria comer ya algo - dije.
- No digo en la cocina, digo aquí, en Nueva York - dijo seria, y parecia que estaba enfadada.
Miré al suelo, creí escuchar mi corazón romperse aún más de lo que ya lo tenía. Una lágrima rodó por mi mejilla, senía que me iba a caer, sentía algo pesado en mi, como si no pudiera respirar.
- No sabía que vivias aqui yo... - no pude terminar la frase por unos suaves y hermosos labios me lo impedian.
Me estaba besando, otra vez y me gustaba, mucho. Era muy bipolar, primero me dice que que hago aqui y luego me besa, a esta mujer no hay quien la entienda. Mi corazón volvio a juntarse y me sentía vien, me sentia viva, muy viva. Me gustaba la sensación de tenerla abrazada a mi, era completamente indescriptible, era la sensación más maravillora del mundo.
Se separó de mi, y se fue a otra parte de la casa. Realmente bipolar quedaría corto en comparación con su comportamiento, realmente no se como podría aguantar con ella en la misma casa, mientras que ella ligará, la veré con gente y... y encima compartiendo cama.
Puto destino: quieres verme muerta.
Me asomé a su habitación y localizé una mata de rizos negra en mitad de la colcha blanca, estaba demasiado preciosa para ser real, pero no me quería y yo lo sabía.
- Oye... - comenzó - ...apesar de todo no voy a cambiar mi forma de ser por que estés a qui, nada va a cambiar porque tu y yo ya no somos nada.
Ahora si, mi corazón, terminó de romperse.
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Emily
RomanceAlejarse de su ciudad no le hará alejarse de su pasado, porque la persona de la que ha estado huyendo aparecerá por casualidad por su camino de nuevo.