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Peyton Clark.
El sonido de nuestras pisadas sobre la hierba crecida y hojas secas es el único ruido que acompaña nuestra ilegal y silenciosa caminata. Falta poco para las doce y aunque no tengo miedo no estoy completamente segura de que mi objetivo al final de éste recorrido se cumpla y eso, definitivamente no es bueno.
Mi vista recae en todo lugar buscando alguna señal de peligro pero lo único que encuentro son sonidos de animales, búhos además del sonido incesante de las hojas de los árboles moverse a causa del viento.
—Déjame ver si entendí— la voz de Mila me saca de mis cavilaciones y me hace detenerme por unos minutos— ¿Estamos haciendo esto a escondidas de los gorilas de tus guardias y de tu padre sólo para comprobar una teoría?
La miro pensativa y algo confundida por sus palabras.
—¿Teoría?
Mila rueda los ojos mientras nuevamente comienza a caminar dejándome unos segundos detrás.
—De qué eres rara y no tienes cura— dice con simpleza logrando que gruñera y ella riera—¿Veinte años y no te has transformado?— inquiere con algo de incredulidad y horror— Eso, sencillamente no es normal.
Suelto una risita continuando la caminata que extrañamente se estaba convirtiendo en un interrogatorio.
—¿Se te olvida que no somos normales?— respondo con algo de ironía haciendo que mi única y mejor amiga se detuviera— Somos lobos Mila, seres que supuestamente deberíamos estar extintos.
Mila solo se limita a negar sutilmente con su cabeza mientras retomamos la caminata. El resto del camino ninguna de las dos se atreve hablar solo caminar y estar muy alertas si algo extraño sucedía. Bueno, más yo que Mila ya que al no estar transformada no puedo luchar o simplemente defenderme. En pocas palabras soy más débil, una simple humana.
—¿De verdad es necesario que hagamos esto?— Mila suena ansiosa cuando habla, pero no deja de caminar. Yo por mi parte solo me limitaba a mirar al frente y al pasar por una de las rocas marcadas por nuestra antigua tribu sabía que estábamos cerca— Podrías hablar con tu padre. Pedir ayuda alguno de los ancianos de la manada. No estar aquí arriesgándonos sin saber si lo lograremos.
Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios antes de sacar de mi pequeña mochila mi teléfono dónde tenía exactamente la dirección de nuestro destino. No perdía nada en comprobar así que eso hice escuchando como Mila buscaba excusas para irse.
—Sabes perfectamente que mi padre ya agotó todos los recursos que tenía—respondo mirándola de reojo observando perfectamente como mordía su labio inferior— Creo que es mi turno, ¿no crees?— se dispone hablar pero la interrumpo— Además el tema de importancia en estos momentos en nuestra manada es la guerra que tienen con la Manada “Luna Azul” así que no creo que le importe que esté aquí.
