Esto tenía que suceder en cualquier momento, la raza humana no tiene límites, destruye todo lo que puede y luego, al no haber nada más que destruir, se destruyen a si mismos. Según lo que he leído en libros de papel, existió una época en la que podías salir sin preocuparte que algún loco te metiera unas balas en toda tu maldita cara, pero después empezó la inseguridad, los gobernantes/dictadores, las guerras internas, y muchas cosas más en un mismo tiempo que me hace pensar que ahora solo tenemos las migajas de lo que fue la auténtica destrucción masiva.
Me llamo Caroline Grif, una joven más en un mundo caótico, sin esperanza alguna de que todos se den cuenta de las idioteces que provocan.
Es de mañana, puedo escuchar los horribles gritos del exterior, cosa a la que ya me acostumbre. Mi padre antes de morir me enseñó el arte de los cultivos subterráneos, de no ser por eso seguramente ya habría muerto
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Extraño a mi familia, extraño el muro que separaba el caos de la gente decente, donde vivíamos en paz con mi madre y mis hermanos. Pero se que hice lo correcto al abandonarlos, seguramente viven escondidos en una de las fortalezas de las que hablo mi padre
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Y me vuelvo a acordar de el, cuando les dije a mi familia que huyeran, que lo iban a lograr sin mi, los llantos de mis dos hermanitos y las suplicas de mi hermana y mis padres, rogándole al soldado que dejaran entrar al camión a una persona más, obteniendo un no como respuesta. Yo estaba decidida a quedarme, pero ellos lo lograron al final, el soldado me dejo pasar. Pero minutos antes de arrancar, vi a una señora con una niña en sus brazos, con las lágrimas en sus ojos, intentando entrar. Me pare de mi lugar y abrí la puerta, la señora y el niño entraron, desconcertando al soldado. Antes de dejarlo hablar, di un paso fuera del inmenso vehículo.
El problema era que se tenía que salir alguien más.
-Disculpe señora pero se tendrá que salir, solo hay espacio para...
El soldado ni bien terminaba la frase cuando mi padre se paró de su lugar, y se dirigió al lado mío, fuera del camión, y antes de que mi madre pudiera hacer algo, la puerta se cerró y arrancó.
Solo pude verlos llorando y golpeando la ventanilla.
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Regreso a la realidad, a la maldita realidad, me recuerdo que eso a quedado en el pasado y que no puedo hacer nada para remediarlo, al igual que la humanidad.
Es irremediable la humanidad, esta tan llena de mierda que sería más fácil matar a todos antes de remediarlo.
Me dirijo a unas escaleras que llevan a la parte subterránea de la casa, donde antes era un sótano, ahora es un invernadero y una granja de pollos, me sorprende lo que cuatro manos son capaces de hacer.
Cocino lo que encuentro y me dispongo a comer. Aún esta el sol, pero parece que hoy no es un buen día para salir, escuche tres explosiones seguidas algo cerca.
Me la paso el día entero leyendo libros viejos. Hasta que escucho un ruido extraño que proviene de fuera, pero no de cualquier parte...
Es de arriba de mi casa.
Me da un escalofrío, se me acelera el corazón, estoy totalmente pálida, agarro una pequeña arma y me apresuro a subir. Escucho la puerta trasera abrirse, alguien esta en la cocina y yo en la sala. Siento las ganas de gritar y salir corriendo, pero las ignoro completamente, no iba a dejar que alguien se acercara a MÍ lugar, por lo que apenas veo la silueta de ese alguien entrar, le apunto rápidamente a la cabeza del hijo de puta.
Veo como aquella persona se queda paralítica, volteando lentamente con una expresión de horror...
Veo su cara completamente pálida, es un chico de cabello negro, con un ojo vendado y varias cortadas al rededor de su cuerpo.
-¡Pe...perdona no s...sabia que la casa estaba ocupada s...si quieres me voy pe...pero por favor n...no dispares!.
Definitivamente es el imbécil más grande que he visto en mi vida.
-¿Y por qué no te quedaste en casita para que tus papis te cuidaran bebé?. Me tomo la libertad de burlarme un poco.
-¡Hey! ¡No sabes el tiempo que me he tardado en llegar!. Reclama el chico.
-Así esta mejor, nunca supliques otra ves a no ser de que quieras una bala en tu cabeza.
El chico abrió la boca para hablar, pero antes de poder decir algo, se escuchó una explosión que hizo retumbar la casa.
-Ven, si no quieres morir. Le digo al chico señalándole las escaleras con la trampilla abierta, haciéndolas fácilmente visibles.
-Creí que aquí era mas tranquilo. Susurra, y noto que no se va a mover, por lo que agarro su mano y lo dirijo a la escaleras. Se toma unos segundos en reaccionar, pero finalmente baja.
-Entonces, ¿de donde vienes?
-De la superpotencia, escapé de milagro, se vuelven cada ves más salvajes.
-¿Estados Unidos Gobernantes?, nunca había visto que un inútil llegara tan lejos, sobretodo de ese inmenso infierno.
Nos quedamos callados un momento, hasta que pienso que ni si quiera se su nombre y le he ayudado sin motivo aparente.
-¿Sabes? En un principio, ese lugar solo quería la libertad, ahora se dedican a quitársela a los demás, por cierto, me llamo Caroline.
-Yo soy Kyle, solo Kyle.
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Fe en la humanidad PERDIDA
Ficción GeneralEn un mundo caótico, donde todos están perdiendo la cabeza, vive la joven Caroline Grif, quien poco a poco se dar cuenta que no existe esperanza alguna...