Capítulo O3

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—Debemos ser amigos —alegó Yoongi alegremente, unas pocas horas después

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—Debemos ser amigos —alegó Yoongi alegremente, unas pocas horas después. Jimin lo observó mientras comían una pizza de bienvenida que el rubio ordenó—. Y para eso tenemos que conocernos mejor.

El delta parpadeó un par de veces.

—¿Ah?

Yoongi sonrió en grande, juntando las palmas después de terminar su segundo trozo. Jimin tragó y bebió un poco de cerveza.

—Te haré una pregunta, y me harás una cuando respondas —propuso animado, cruzando las piernas y colocando los brazos sobre la pequeña mesa, viendo cómo el otro asentía suavemente—. Lo mismo para mí, ¿está bien?

—Vale.

—Bien —Yoongi volvió a sonreír, llevándose una mano a la barbilla mientras pensaba—. ¿Qué te gusta?

—¿Referente a qué?

—Lo que sea, lo que se te venga a la mente —apoyó su mejilla en la mano y sonrió.

Jimin apartó la vista de él y la paseó por la madera de la mesa.

Le gustaba fotografiar, los amaneceres con personas especiales, la música suave, le gustaba el té verde y ver películas.

—Me gusta dormir —contestó simplemente, arrancándole una risa al contrario. Y correspondió con una sonrisa, mirando el cabello rubio del chico—. ¿Eres rubio natural?

Yoongi instintivamente se llevó una mano a la cabeza, acariciando su propio cabello entre los dedos.

—Absolutamente no. Me gusta teñirlo —sus mejillas se tornaron rosadas, dirigiéndole una mirada a Jimin—. ¿Te gustan los chicos?

—Por los momentos, sí —sonrió de lado, dejando el borde de la pizza sobre el plato. Empleó una servilleta para quitar la grasa de sus dedos—. ¿Tienes novia?

—No, y si tuviera, sería chico. No me van las mujeres —respondió tranquilamente. Sus ojos brillantes se instalaron en el rostro bien definido de Jimin—. ¿Cuántos años tienes?

—Veintidós —miró de vuelta al contrario—. ¿Cuál es tu edad?

—No se vale preguntar lo mismo.

—Oh vamos, es algo básico.

—Tengo veinticuatro —respondió después de rodar los ojos con una sonrisa pequeña—. ¿Te gustan los animales?

—Los perros y los tigres. ¿A qué jerarquía perteneces?

—Soy omega.

Jimin frunció el ceño, internamente confundido. Aquella respuesta le había tomado por sorpresa, ya que no había encontrado rastro de algún olor en todo el apartamento. Absolutamente nada, y estuvo a punto de preguntarle por ello, cuando recordó que se suponía que era un beta. Y un beta no detecta los aromas de otras jerarquías.

Yoongi ladeó la cabeza ante su reacción extraña. —¿Qué?

—Nada, creí que eras beta —sonrió forzadamente, intentando restarle importancia. Yoongi alzó las cejas y no supo cómo sentirse ante esa suposición. De inmediato Jimin tomó otro trozo de pizza—. ¿Dibujas?

—Un poco, pero no sé colorear —confesó vergonzosamente, dando un gran trago de refresco mientras observaba al otro. Cuando acabó, se atrevió a sacarse la duda—. ¿Por qué la marca en tu cuello? 

Jimin palideció completamente, visiblemente sorprendido con la pregunta. Se suponía que no debía verse. ¿Cómo pudo haber sido tan descuidado? ¡Era un idiota! 

Yoongi notó el aura pesada del pelinegro y rió nerviosamente, algo molesto consigo mismo por ser tan imprudente. Alzó las manos para intentar calmarlo.

—Si no quieres hablar de ello, está bien. Sólo estaba curioso, no tengo nada en contra de ello...

—Mi novio —mintió Jimin, intentando usar un tono neutral—, es un alfa. Me marcó hace un tiempo.

Un pequeño silencio se formó en la sala. Yoongi destensó sus músculos y sonrió, comprendiendo la situación.

—Oh —bajó la mirada, aún un poco apenado por su atrevimiento. Jimin frunció los labios, temeroso de que no le creyese—. Debió ser duro dejarlo atrás.

El delta disfrazado de beta asintió, con una no tan falsa expresión de pena. Lo cierto era que tampoco estaba muy feliz de haberse alejado del alfa que lo marcó, quien resultó ser su hermano.

Recordó el día en que fue mordido. Fue una completa estupidez que le ocasionó muchísimos problemas, pero lo cierto es que no odiaba ni se sentía inferior a Jungkook a pesar de todo.

—Sí, lo fue... —asintió en un hilo de voz baja, recordando la tristeza de abandonar su hogar. Yoongi cruzó los dedos y sonrió suavemente, intentando consolarlo.

—Pero ahora me tienes a mí cerca —comentó con una voz dulce, atrayendo la mirada del contrario. Los ojos oscuros de Jimin se fijaron en los amables orbes de Yoongi, encontrando lo encantadores que eran—. Seremos grandes amigos, ¿sí?

Jimin sintió un pequeño apretón de ternura en su estómago. Si no estuviera comiendo pizza, pensaría que se debía a otra cosa.

Devolvió la sonrisa y asintió suavemente, pensando que Yoongi era lindo.

—Lo creo.

—Lo creo

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vinegar smell ও jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora