capítulo 17

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El sol en la cúspide del mediodía bañaba su suave piel

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El sol en la cúspide del mediodía bañaba su suave piel. El sonido del mar llenaba sus oídos y el viento refrescaba sus gorditas mejillas, haciéndole pucherear obstinado cuando su cabello se revolvía desordenadamente. ¡Su mami había tardado mucho peinándolo en la mañana!

Tomó un puñado de arena entre sus pequeñas manos y lo dejó deshacerse entre sus dedos, divirtiéndose al verlo flotar con la ventisca. Lo hizo un par de veces, entretenido con algo tan simple, hasta que escuchó una chillona voz llamándolo.

—¡Oye! ¡Estás ensuciando mis rocas!

Yoongi miró hacia un costado y encontró a un niño de mejillas rojas y piel ligeramente tostada mirándolo con enfado. De inmediato frunció el ceño, él no había hecho tal cosa.

—No lo hago.

—¡Lo haces! —el niño se movió a un lado, dejando ver una pequeña montaña de piedras situadas justo a unos metros de Yoongi—. Las estás llenando de tierra.

El niño de mejillas gorditas abultó los labios, sacudiéndose las manos y poniéndose de pie. —No se llama tierra, bobo. Es arena.

—Igual ensucia.

—No vi tus piedras —se excusó, mirándolas con curiosidad—. ¿Qué haces?

El niño de piel tostada reunió un poco de agua de mar con una cubeta rosada y la volcó sobre las piedras cuidadosamente.

—Las limpio.

—No, ¿por qué las pusiste así? —preguntó acercándose, refiriéndose a la forma en que estaban apiladas—, ¿harás una pirámide?

—Ajá. Quiero que sea una casa para los cangrejos —el niño sonrió alegremente, mostrando por primera vez una gran sonrisa de una característica forma peculiar—. Ayer ayudé a un niño a buscar cangrejos. Así que estoy haciéndo esto para él.

—Oh, ¿puedo ayudarte? —los ojos del pequeño Yoongi se iluminaron. Al fin tendría algo en qué invertir sus horas de aburrimiento—. Me dan miedo los cangrejos, pero puedo traer piedras.

El otro niño asintió enérgicamente. —¡Gracias! —se acercó a él, extendiéndole la mano. Yoongi dudó por un momento, pero la tomó, y su brazo fue agitado exageradamente—. Mi nombre es Jimin.

Yoongi rió suavemente. —Yo soy Yoongi. Puedes decirme... —sus cejas se fruncieron un poco—, puedes decirme Yoon.

Jimin rió y lo tomó del brazo, guiándolo a orillas del mar bajo la advertencia de los adultos de que no se alejaran demasiado.

—¡Bien! ¡Vamos, deprisa!

—¿Te divertiste mucho en la playa hoy, cariño?

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—¿Te divertiste mucho en la playa hoy, cariño?

—¡Sí! Le construimos un castillo a los cangrejos.

—Suena divertido.

¡Sí! Minnie dijo que olía a vainilla y canela, así que me lanzó al agua.

—Oh...

—Él olía a tierra, como cuando llueve, y a pino. Así que cuando estaba distraído le lancé un cubo de agua.

—¿Así que hiciste un nuevo amigo?

—¡Sí! Mamá, ¿iremos a la playa mañana?, minnie dijo que mañana sería su último día aquí...

—No lo creo, cariño. Mañana iremos a casa de tu abuela. Otro día lo podrás ver.

—Bueno. ¿Aún huelo a vainilla?

—No hueles a nada, cielo. Aún no te has presentado.

—Pero...

—Quizás debió imaginarlo. Nadie puede identificar tu aroma hasta que te presentes como alfa, beta u omega.

—¿Entonces Minnie no olía a tierra mojada?

—Seguro lo imaginaste, cariño. ¿Quieres un helado?

—¡Sí! ¡Helado, helado!

—¡Sí! ¡Helado, helado!

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vinegar smell ও jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora