Después de salvarse estrepitosamente de su compromiso con Mariano Guzmán, de las apresantes expectativas de su abuela y con una familia en recuperación; Isabela Madrigal, la señorita perfecta, tiene que lidiar con un problema que se fue acarreando y que oculto del mundo para mantener su imagen de chica perfecta. A Isabela no le gustan los hombres, Isabela está enamorada de una mujer y no de cualquier mujer. Está enamorada de Salomé Pérez, la machorra del pueblo.