La rebelión fue interrumpida, las restricciones en los distritos empeoraron, y los juegos continuaron más fuertes que nunca. Tras el extraño vasallaje en el que se comenzó una protesta que nunca pudo continuar, los septuagésimo sextos juegos del hambre arrancaron, arrastrando con ellos la promesa de venganza que hicieron dos mejores amigos del distrito 2. Sin embargo, una vez dentro de los juegos, todo cambia para ellos al conocer a algunos de los demás tributos con los que están encerrados. Se darán cuenta de su gran error y afrontarán las consecuencias al lado de quiénes una vez fueron vistos por ellos como enemigos.