Hadley - Historia fanfic los juegos del hambre.

XIII

Capítulo trece.

Agárramela que me crece xd.

Vale perdón ya paro.

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NARRA BRISEIDA

-¿Es que acaso el bosque no acaba nunca?- protestaba Reaper, golpeando con su hacha cada árbol que dejaba a un lado.

El sol ya estaba bajando, dándonos a entender que no disponíamos de demasiadas horas de luz en aquella arena. El ambiente ya no era tan cálido como lo había sido horas atrás, y los abrigos impermeables que habíamos tomado de la cornucopia comenzaban a hacernos falta. En aquel momento, pensaba que tal vez no hacía tanto frío como para morir congelado, pero todos aquellos tributos que no encontrasen como abrigarse esa noche pasarían unas horas desalentadoras. 

-No llegaremos a la costa antes de que sea noche cerrada- afirmó Cody, mirando al cielo distraídamente. Summer gimió en señal de protesta.

-Doy asco- se lamentó, recordando la sangre seca que cubría sus extremidades, rostro y parte del cabello. 

-Es mejor esperar a mañana para meterse al mar- dije, parando en seco-. Hace un frío terrible, podría daros hipotermia. Creo que es momento de encender una hoguera y descansar.

Reaper bufó.

-No hemos cazado a nadie más- protestó-. Deberíamos seguir buscando.

-Estarán todos escondidos, y más si nos oyen en el silencio nocturno- replicó Cody, situándose a mi lado-. Quedémonos aquí. 

Reaper lo miró con desagrado. Después, busco la mirada de su hermana melliza en busca de apoyo. Sin embargo, esta señaló con la cabeza a sus dos aliados, dándoles la razón.

-Está bien- accedió, resignado-. Pero si oímos algo, vamos en su busca.

Tras coger las cerillas que estaban a buen recaudo en la mochila con la que había cargado todo el día, depositamos nuestras posesiones al pie de un árbol y prendimos unas pequeña hoguera. Sabíamos que ningún tributo se atrevería a atacarnos en solitario, así que no nos molestamos en no dar pistas de nuestra posición. No obstante, en aquellos juegos nadie podía confiarse, y yo parecía la única que sentía algo de temor. Había una alianza aún más grande que la nuestra que podía atacarnos por la espalda en cualquier instante.

Mientras disfrutábamos de una calmada noche junto a una hoguera, Cody se levantó de repente y dijo que estaba cansado y se metería a dormir ya. Añadió que, cuando fuese su turno de hacer vigilancia, lo despertásemos. Pero yo conocía como la palma de mi mano a aquel chico, y sabía que no era el sueño lo que lo separó del grupo.

-Dadme un segundo- dije, poniéndome en pie también.

-¿A dónde vas?- preguntó Reaper.

-Pues a hacer pis- mentí, y una sonrisa asomó en mi rostro-. Se llama discreción, idiota. 

Caminé unos metros por detrás del árbol, siguiendo el camino que había visto ejecutar a Cody no mucho atrás. Miraba a mi alrededor repetidamente, pues no me sentía segura en la soledad de la noche. Cualquier cosa podía matarme en aquel momento, también en el mundo fuera de aquella arena, pero había más posibilidades aún en los juegos. 

Finalmente, divisé una figura sentada en el suelo, que abrazaba sus rodillas y parecía querer hacerse pequeñito. Mi pecho se encogió cuando sentí que ya había estado en aquella situación antes en muchas ocasiones. 

-Eh- saludé, sentándome a su lado. Cody no se movió-. ¿Va todo bien?

Una vez más, mi mejor amigo permaneció en silencio. Ya conocía esa faceta de él. Mientras que a veces necesitaba que alguien lo sostuviese, otras simplemente quería estar solo y pensar. Y yo iba a respetarlo.