La sed de sangre pareciese ser insaciable cuando la costumbre aturde a la consciencia. Estos eran los pensamientos del joven Alastor quien ahora escuchaba la música sonar, mientras sus manos eran teñidas del rojo vino. Sin antes imaginar como seria llevar a cabo su prodigio con la joven de aquel bar quien ahora había llamado su excéntrica atención. ¿Era algo más que solo el hambre voraz de Alastor quien le llamaba hacia ti?