La perla

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Sus pasos eran sigilosos. al igual que sus movimientos, no queria llamar su atención bajo ninguna circunstancia, sus manos parecian estar cada vez más cerca, sintiendo esa añorada sensación de calidez. La mujer parecía no saber nada de lo que pasaba, su paso no se había precipitado ni su respiración parecía más agitada. Sin embargo, tomando por sorpresa a su contrario dobló por uno de los callejones que se cubria por esa oscuridad eterna, Alastor sonrió extrañado y dobló de igual forma intentando mantener la distancia debida. 

Nada, soledad, soledad y nada más. 

El castaño frenó en seco al darse cuenta que el callejón yacía vacio, sin nada más que cajas y basura desplegada por aquel frio y humedo suelo. Sus pasos perdieron la concentración que antes los manejaba, sus ojos buscaban parte de su persona, olfateaba el aire buscando el perfume que antes sintió, sus manos acariciaban el aire intentando tantear algo de su desaparecida. 

"¿Donde estas?" 

Sus pies llegaron hasta el final de aquel callejón. Giró buscando ahora con cierta desesperanza aquella figura que había perdido 

"¿La habré imaginado?" 

- No, no estoy tan loco - susurró para sus adentros, pensó en como su buen amigo había compartido con ella, el olor del cigarrillo, todo había sido muy real - ¿Realmente estuviste ahí? 

- Por supuesto, señor 

La voz retumbó en aquel callejón oscuro, los ojos castaños de aquel joven se dirigieron al origen de aquella voz. Allí estaban esos zapatos azules con detalles blancos, acompañados de aquella figura femenina que parecia tan firme en la entrada de aquel callejón. 

- ¿Me estaba buscando? - la voz de la mujer resonaba como un eco consistente en aquel pasillo de iluminación tenue. En sus labios figuraba una sonrisa ladeada, suave, casi inocente. Alastor quien permanecia levemente encorvado, parecia reinvindicarse ante la mujer, su postura volvió a ser la misma de todos los días. Solo había sido una mala pasada, un juego entre amigos.

- Por supuesto que si - el castaño ahora se acercó con cautela hacia adelante con pasos cruzados dando la imagen de un coqueteo forzado - No sé si volverá, pero su imagen se me ha hecho tan llamativa que me gustaría... No lo sé, tal vez un día ir a tomar el té a una de las casas de la calle central ¿Qué le parece? 

La mujer lo miró intrigada ¿Llamativa? ¿Qué clase de halago es ese? Empero, rió por lo bajo. 

- Me parece una excelente idea. Aunque, no debe preocupar, el lugar me pareció de maravilla - acomodaba uno de los mechones de cabello mientras que con su mano libre sostenía su cartera - A parte, tienen a un excelente anfitrión

Él solo pudo reir ante las últimas palabras de la joven que se encontraba en frente ¿Podría realizar su cometido finalmente? 

"Por supuesto que si"

- Es por ello que... - abrió su saco y se dispuso a sacar la navaja que llevaba a todos lados escondida en uno de los bolsillos. Su mano finalmente sostenia aquel metal frio que no había tenido la dicha de usar en un corto tiempo, mordio su labio inferior sosteniendo con gusto la idea de poder tomar una vida.

- Tome - ____ se adelantó a sus pasos como si leyerá los movimientos, en su mano yacía un papel tenso con un nombre escrito y un numero - En mi casa hay un teléfono, así que puede llamar a la hora que quiera. Cuando salí me encontré con una amiga de un restaurante y me dijo que usted era un famoso locutor de radio y que seria una tonta si perdía la posibilidad de conocerlo mejor - negó con la cabeza varias veces sonriendo - Espero no me malinterpreto, pero me gusta conversar con personas culturizadas.

Rojo vino (Alastor x _______) Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora