Era momento de ir a Tierra, al mundo de los terrestres, ya había cumplido la mayoría de edad pero mentalmente era mucho más grande que físicamente ya que reencarné en las películas de crepusculo, fui fan por un tiempo, pero mientras crecía más se iba esfumando ese fanatismo hasta quedar una sola gota de ella. Ahora en mi nueva vida era una sirena y a la edad de los 20 años nos dejaban pisar tierra para ir a conocer el mundo humano. Nos quedábamos hospedadas en una casa de una sirena como nosotras, y no podíamos hipnotizar a humanos con nuestra voz. Obviamente podíamos cantar pero para hipnotizar necesitábamos llegar a una determinada nota, para ello nos enseñaban a usarla correctamente para no hacerlo involuntariamente.
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