Con cada paso que daba MinHo se sentía más y más caliente. Las fotos de aquella extrañamente satisfactoria exposición del museo estaban cautivando a MinHo de una manera que jamas pensó, pero no fui sino hasta que vio "esa" foto que su rostro tomo un intenso color carmin pues sintio su entrepierna ponerse completamente dura. Discretamente aclaro su garganta y sintio el rubor contenerse ya solo en su cuello. El moreno ajusto sus hombros y acomodo su chaqueta delante de su entrepierna. - Esta a la venta...- dijo la mujer encargada de venta de las obras de aquella exposición. MinHo miro el precio y aunque le asusto sintio que si no llevaba aquella obra de arte a casa no podría dormir jamas. - Me la llevo... - dijo sin pensarlo mucho y mirando como la mujer afirmaba y hacia algunas señales para que bajaran la fotografia de donde estaba colgada. Lo extraño fue que en ningun momento la erección en su entrepierna desaparecio.