Cuando un grupo de chicos marginados y profundamente resentidos con el sistema educativo desea patentizar su descontento, deciden que su mejor opción es invadir su colegio a hurtadillas durante el fin de semana de la independencia y causar tanto caos como sea posible. Con bromas picantes especialmente dirigidas a sus "adorados" profesores, (porque, y los cito: "No habría método más efectivo para manifestar sus contundentes criterios al respecto") el inocente juego comienza sin percances. No obstante, una travesía que debía estar marcada por la libertad y la diversión, termina saliéndose de control y cambiando su rumbo drásticamente en el instante en que hallan una sorpresita que desencadenará el comienzo de una noche inolvidable. Y no en el buen sentido. El pasado resurge como una explosiva y peligrosa caja de pandora que toma la forma de una venganza magistralmente planeada; una revancha que promete convertirse en la mayor catástrofe que haya azotado sus vidas. La partida de ajedrez inicia y las piezas van dando tumbos por el tablero, expectantes y ajenas a su propio destino. Descendamos sin descanso al más profundo de los infiernos, uno habitado por obscuros secretos que pululan en el limbo de una espera ansiosa, acechando en busca de su oportunidad para salir a la luz y atormentar a sus portadores por el resto de su existencia. Hay una lección que debemos aprender, y solo el infierno puede enseñárnosla. ¿Cuál es? Si quieres obtener la respuesta, por favor, toma asiento. Ah, casi lo olvido, sé cordialmente bienvenido/a al hogar de tus más terribles pesadillas.